Ante el que puede ser el mayor ataque hasta ahora visto a la educación concertada, los centros y las familias comienzan a movilizarse incluso en estos extraños tiempos de estado de alarma. En realidad no parece casual el estado de alarma. No es mala suerte que este ataque tenga lugar en plena pandemia. En condiciones normales este sería el foco del debate político, en vez del coronavirus. Esto sería lo que preocupara a gran parte de la ciudadanía, en vez del coronavirus. Y por supuesto se producirían grandes movilizaciones en la calle, que ahora no son posibles por el estado de alarma. Pero la mala suerte no tiene nada que ver en esto.
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El momento de llegar la pandemia no lo ha elegido el gobierno, pero el momento de imponer su ley educativa sí. Evidentemente ha elegido este momento, aprovechando la pandemia, porque en este momento resulta más difícil movilizarse u ocupar el foco mediático con este atropello a la libertad. La Ley Celaá no es además sino una decisión más, entre otras, todas ellas en el mismo sentido de recortar las libertades y derechos fundamentales. Esto sucede no pese a la pandemia, ni casualmente habiendo pandemia, sino justo para aprovechar la pandemia. Medidas y poderes extraordinarios previstos para emergencias sanitarias, que como el estado de alarma además se están implementando seguramente de forma abusiva e ilegal, se aprovechan para imponer decisiones y limitaciones que nada tienen que ver son la salud.
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Frente al atropello al que se va a someter a las familias de los colegios concertados, o en general a todas las familias a las que les gustaría poder elegir, según circuló la noticia ayer este domingo va a tener lugar una primera movilización de protesta que estará autorizada y coordinada en las principales ciudades de España. Debido a las singulares condiciones de salud, la asistencia a las protestas será en automóvil y las manifestaciones adoptarán la forma de caravanas.
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En Navarra la manifestación partirá a las 11 del domingo desde el parking del hipermercado Lecrerc y se llevará a cabo un recorrido de una hora que terminará en el parking de la UPNA. A falta de más detalles las movilizaciones serán precedidas de una campaña informativa en las redes sociales y la iconografía será la correspondiente a la campaña Masplurales, evitándose otros logotipos o siglas partidistas.
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Las dificultades para oponerse a los avances totalitarios del gobierno son sin duda bastante extraordinarias, pero seguramente deben afrontarse esfuerzos extraordinarios cuando los ataques a la libertad educativa también se salen de lo ordinario. Ante un ataque a la libertad de esta magnitud, no hay un momento anterior, coincidente o posterior en el que tenga sentido dejar de protestar y movilizarse. La lógica es que el proceso de protesta debe durar tanto como dure el proceso de agresión a la libertad.
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