Seguramente somos en general víctimas de un par de realidades cada vez que el gobierno avanza en sus imposiciones hacia un modelo totalitario. La primera es que la gente normal no quiere líos. Desde luego esto es algo muy comprensible. La gente normal suele tener una vida y bastante tiene con vivirla. El activismo 24 horas no suele ser una vocación de las familias comunes por falta de tiempo cuando no por un sano y genuino desinterés. Lo malo de este desinterés es que funciona bien y no suele ser un problema hasta que el gobierno decide invadir tu vida y la de tus hijos. La segunda realidad que favorece el totalitarismo gubernamental es que, incluso cuando nos hemos levantado contra una imposición injusta del gobierno y hemos dado esa batalla, una vez perdida asumimos la imposición y dejamos de dar la batalla. De este modo el gobierno asegura su imposición y avanza hasta la siguiente. Ya nunca nos podemos librar de una imposición anterior.
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Todo lo anterior es una pequeña consideración introductoria respecto la dictadura educativa que se ha ratificado este curso en todos los colegios navarros, públicos o concertados, a cuenta del programa SKOLAE. ¿Pero no estaba muerto SKOLAE? ¿No había determinado su nulidad la Justicia?
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Lo cierto es que el pentapartito aprobó en septiembre un Plan de Coeducación que de algún modo intentaba dar cobertura legal a SKOLAE y que de hecho lo ha reimplantado por completo en todos los centros. No es que lo digamos nosotros o que sea una mera cuestión de hecho, es que el Plan de Coeducación lo establece explícitamente.
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Una de las características particularmente nefandas de SKOLAE es que su imposición requiere de facto la implantación de una dictadura educativa. O sea, una persona razonable tendría al menos dos motivos para oponerse frontalmente a SKOLAE. Primero el propio SKOLAE con todos sus contenidos desquiciantes específicamente dirigidos a los menores. No obstante, incluso un fervoroso partidario de esos contenidos debería estar en contra de SKOLAE si es un amante sincero de la libertad.
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Podríamos centrarnos en esta ocasión, como en otras anteriores, en todas aquellas fichas de trabajo para los profesores de los colegios, en las que además de violentar su intimidad en todo tipo de actividades y jugueteos se adoctrinaba a los niños en la fluidez de género, los postulados LGBT o el feminismo radical. Por supuesto se les inducía a una visión negativa del capitalismo, el libre mercado, el comercio, la empresa, la familia, el amor o la religión, así como a una visión entusiasta del populismo progresista. A esto además le llamaban desarrollar el espíritu crítico de los niños.
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No obstante todo lo anterior y como decíamos, no menos grave es la forma en la que el gobierno se aseguraba la implantación de todos los contenidos adoctrinadores del programa: mediante la creación de una auténtica dictadura educativa.
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La lectura del Plan de Coeducación resulta bastante ilustrativa a este respecto. El Plan trata de ordenar y vigilar todos y cada uno de los aspecto de la vida en un centro escolar hasta unos extremos orwellianos, para asegurarse de que no quedan en ningún centro espacios libres de adoctrinamiento gubernamental, ni en el comedor.
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Lo del comedor no era una exageración. El activismo de género debe ser permanente. Se convierte todo el ámbito escolar en un espacio dictatorial bajo constante supervisión. No hay descanso. El Gran Hermano te vigila. Todo y todos son permanentemente juzgados para que no quede ni un espacio en el que se pueda practicar ese pensamiento crítico que ellos dicen fomentar pero que es como en realidad llaman a la total e indiscutible sumisión al discurso gubernamental.
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Entendemos que pueda haber familias partidarias de SKOLAE. De una SKOLAE voluntaria, por ejemplo. Lo que ocurre que esto que se ha implantado en Navarra va mucho más allá de estar de acuerdo o no con SKOLAE. Esto es un auténtica dictadura educativa. Para apoyar al Gobierno de Navarra no sólo hay que estar ahora mismo a favor de SKOLAE, sino a favor de la dictadura educativa. Las dictaduras educativas son muy peligrosas por diversos motivos. Desde luego no hay gobiernos dictatoriales sin dictaduras educativas o dictaduras educativas sin gobiernos dictatoriales. Por otro lado, una dictadura educativa puede establecer el marco para imponer un programa político-afectivo-sexual… o cualquier otra cosa. Casi nadie esta de acuerdo al 100% en todo con ningún gobierno, como para lanzarse a abrazar la dictadura educativa como modelo. Desde luego las dictaduras educativas tienen como finalidad que no haya cambios de gobierno, pero si a pesar de todo llega un cambio de gobierno, quien ha apoyado una dictadura educativa pierde toda legitimidad para criticar el mismo modelo bajo otro gobierno.
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