Es posible que a estas alturas no les estemos contando nada nuevo, pero para entender todo lo que se está haciendo declarando el estado de alarma y poniendo a la población en cuasi reclusión domiciliaria resulta preciso entender lo que significa la curva de contagio. Las medidas que se están aplicando funcionarán o no, pero lo que pretenden es influir sobre la curva de contagio para evitar la saturación del sistema sanitario.
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¿Qué es la curva de contagio?
Cada enfermedad tiene su curva de contagio. El problema con el coronavirus es que la curva muestra un pico muy pronunciado. Es decir, se propaga rapidísimamente y el número de infectados no va brotando poco a poco, sino que los contagios se disparan de golpe. Obviamente el sistema sanitario no se encuentra preparado para atender a tantísima gente de golpe, por lo que se produce la saturación. Los pacientes más graves requieren máquinas de soporte vital en una UCI pero no hay suficientes camas UCI para todos los pacientes, es por ello que ante la falta de recursos los médicos tienen que actuar como en una guerra, decidiendo atender prioritariamente a los pacientes con mejores posibilidades. Por esta razón en algunos lugares ya se está dejando de atender a los infectados de más edad en la UCI para dejar sitio a los infectados más jóvenes. Además, por supuesto, las UVI y las UCI tienen que acoger a todos los pacientes que no tienen coronavirus, pero tienen infartos, accidentes o enfermedades de todo tipo que requieren cuidados intensivos. O sea, afrontamos una riada de pacientes sobre los pacientes que ya hay normalmente, y ya normalmente tampoco hay una enorme cantidad sobrante de camas UCI. Obviamente se está ampliando a marchas forzadas la capacidad, pero no hay forma de llegar a todos sin frenar el ritmo de contagio.
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Aplanar la curva de contagio
Las medidas que se están tomando tienen como objeto aplanar la curva de contagio y reducir el ritmo de generación de nuevos infectados. No es lo mismo atender a 1.000 personas en un día que a 100 personas en 10 días. Es decir, al final se ha tenido que atender a 1.000 personas igualmente, pero si la capacidad para atender pacientes es de 100 cada día, si se consigue aplanar la curva se podrá atender a todos sin sobrepasar la capacidad del sistema. Si los 1.000 pacientes llegan a la vez el mismo día, habrá 900 que no puedan ser correctamente atendidos. Es por tanto para reducir el ritmo de los contagios que se está pidiendo a la gente que no salga de sus casas. Esto puede que consiga que se contagie menos gente o puede que no, pero al menos debería servir para que no se contagie todo el mundo de golpe apabullando al sistema sanitario.
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No veremos los efectos de las restricciones hasta dentro de un tiempo
Hay que tener en cuenta que el período de incubación del coronavirus llega hasta los 14 días, salvo algunos casos excepcionales en que ha sido mayor. El período medio de incubación ronda los 6 días. Por esta razón, el número de infectados que conocemos hoy no es el número real de infectados que hay hoy, sino el de los infectados que había hace una o dos semanas. El número de contagiados hoy lo sabremos dentro de una o dos semanas, cuando pase el período de incubación de los que están infectados a fecha de hoy. Por esto mismo, aunque las medidas de cuarentena están siendo eficaces en alguna medida, esos resultados positivos tardarán algún tiempo en poder observarse. Habrá que esperar un tiempo prudencial antes de determinar si el estado de alarma está consiguiendo o no reducir el ritmo de transmisión de la enfermedad y aplanar la famosa curva de la que estamos hablando. Es por todo esto que para entender las medidas que se toman hace falta comprender el funcionamiento de la curva de contagio ya que casi todo lo que se hace, por lo que nos explican, tiene como objetivo influir sobre ella.
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