En España sigue sin haber crédito y la principal causa del problema es la falta de solvencia de los propios bancos. El negocio de los bancos es prestar dinero, pero el dinero que prestan a su vez es dinero que les ha sido previamente prestado; por ejemplo, el dinero que usted ingresa en su cuenta corriente es un préstamo al banco. En estos momentos, los bancos españoles son percibidos como entidades de dudosa solvencia por lo que no se les presta dinero (casi todo lo presta el BCE) y, al no prestárseles a ellos, a su vez ellos tampoco pueden prestarlo a otros. El banco malo es una posible respuesta al problema de la insolvencia de los bancos, causante de la escasez de crédito.
Limpiar los balances de los bancos
La dudosa solvencia de las entidades de crédito, básicamente todas las antiguas cajas de ahorro (un hurra por lo pseudo-público y los políticos), radica en todos los activos de su balance que no están valorados a precios de mercado. Las entidades financieras tienen en sus balances inmuebles de todo tipo que se han quedado como una especie de “dación en pago” de todos los deudores inmobiliarios que no han podido pagar sus créditos con las cajas de ahorros. El problema es que todos esos inmuebles no están valorados a su precio real de mercado. Por ejemplo, si alguien pidió un crédito de 100 millones para construir una urbanización de 100 millones y no pudo pagar el crédito, el banco se quedó con la urbanización a cambio del impago. ¿Todos en paz? No, porque la urbanización ya no cuesta 100 sino a lo mejor 37 millones. Es decir, que el banco tiene un agujero no reconocido de 63 millones de euros. Es por eso por lo que los balances de los bancos son dudosos y nadie les presta dinero.
El banco malo como limpiador de balances
La labor del banco malo sería comprar a la entidad financiera del ejemplo anterior la citada urbanización que en su día costaba 100 millones de euros por su precio actual: 37 millones de euros. Si el precio real son 37 millones de euros, el “banco malo” realmente puede no hacer un mal negocio comprando los activos tóxicos de los balances de los bancos. A su vez, los bancos consiguen eliminar los activos tóxicos de los balances, recuperar su solvencia y acceder al crédito para a su vez poder prestarnos a nosotros. A partir de aquí empiezan los peros.
Dudas
Siguiendo con el ejemplo propuesto, si el precio de mercado de la urbanización es 37, ¿por qué no se vende directamente en el mercado en vez de tener que comprarla el banco malo? Por otro lado, si la entidad financiera tenía valorada en su balance la urbanización por 100 y la vende por 37 (es el tipo de descuento que se está barajando para las compras del banco malo), en ese momento tiene que asumir pérdidas por valor de 63 millones de euros. Se nos dice que estas pérdidas ya podrían estar más o menos provisionadas durante los años anteriores pero, si fuera totalmente cierto, entonces tampoco haría falta el banco malo ni existirían dudas por parte de los mercados. En el caso de que la entidad tenga que asumir pérdidas del 63% en multitud de operaciones similares a la descrita, lo más probable es que tuviera que ir a la quiebra. En tal caso necesitaría un rescate cuya fórmula, algún tipo de nacionalización, podría ser similar al caso de Bankia (también en sus costes). La paradoja del banco malo podría ser que, para funcionar realmente, a lo mejor tendría que valorar muy bajos los activos de la banca, lo que podría provocar nuevas quiebras bancarias, pero si no valora a un precio realista y ajustado los activos de la banca, lo que no funcionaría entonces sería el banco malo.
Los dineros del banco malo
Obviamente el banco malo necesita dinero para comprar sus activos tóxicos al resto de bancos. Aunque el banco malo compre esos activos a un precio realista de forma que pudiera no ser un mal negocio (un activo tóxico puede no serlo si lo pagamos a precio de activo tóxico), así y todo necesitará mucho dinero para poder llevar a cabo todas esas comprar. La fórmula ideada es la de que el banco tóxico tendrá un 49% de capital público como máximo y el resto será capital privado que naturalmente el estado tendrá que intentar captar de algún modo, aunque sea de los bancos menos malos. El banco malo, por otra parte, pagaría sus adquisiciones con bonos que él mismo emitiría y que vendrían avalados por el Tesoro público aunque no tendrían la consideración de deuda del estado, porque el Tesoro no sería emisor sino avalista y la participación del estado en el SAREB (nombrecito que le va a poner al banco malo) no excedería el 49%. Efectivamente, toda la operación rezuma un tanto el característico icor sulfuroso de la hechicería financiera. Volviendo al párrafo anterior, para que al banco malo le vaya mal tiene que apretar las clavijas a las entidades financieras, lo que puede provocar nuevos rescates a costa del contribuyente. Pero si al banco malo le va mal, al estar la deuda con la que compra los activos avalada por el Tesoro y ser pública al 49% es de nuevo al contribuyente, más allá de los artificios contables, al que le también le volvería a tocar pagar los platos rotos en este otro escenario.
Eligiendo entre lo malo y lo peor
En realidad, si tuviéramos que calificar de algún modo un rescate o un banco malo, como su propio nombre indica, lo calificaríamos de malo. No existen muchas dudas con eso. La duda es si la alternativa a los rescates (sea al sistema financiero, sea al estado) o al banco malo es todavía peor. Esto ya es más problemático. La alternativa a haber rescatado a las cajas de ahorro, incluso a todo el sistema bancario, habría sido dejarlo quebrar. ¿Pero cómo se hubieran garantizado entonces todos los depósitos bancarios? ¿Hubiera sido menos doloroso para los ciudadanos el rescate que quedarse sin sus ahorros? ¿Cuál hubiera sido el efecto presente y futuro sobre el crédito y la economía del colapso del sistema financiero y la evaporación de los ahorros? Acertadamente o no, el rescate o el banco malo son una elección entre lo malo y lo peor. El tiempo dirá si fueron una buena elección. Otra cosa es que, como moraleja de la crisis, de cara al futuro empecemos a pensar en el tipo de reformas que debemos adoptar para evitar la repetición futura del escenario actual o para que las entidades que lo hagan mal puedan quebrar. Algunas ideas podrían ser revisar la política de reserva fraccionaria o la división entre banca de depósito y banca de inversión. Entretanto, en nuevo juguete peligroso del sistema financiero después de los swap, las preferentes o las salidas a bolsa de las cajas de ahorro bancarizadas es el banco malo. Veremos el resultado.
12 respuestas
No todos los banco españoles son «percibidos como entidades de dudosa solvencia».
BBVA y Santander están entre los más solventes del mundo. La única entidad financiera con sede social en Navarra (Caja Rural), arroja ratios de solvencia al mismo nivel que ellos.
Los «bancos» que van a nutrir el Banco Malo son los nacidos de las fusiones forzosas de las cajas de ahorro (se salvan las vascas y poco más)
Los políticos metidos a banqueros (a cajeros) es como la zorra (con perdón) guardando el gallinero.
Yo con todo esto lo que he conseguido es cogerle.alergia a pedir prestado. Algo bueno hemos.sacado.
Y lo mejor es que cuentan que el amigo Goñi va diciendo por ahí que puede acabar como jefe de la cosa esta.
No sabe este que no es lo mismo que te entreviste un consultor de Spencer Stuart en Oquendo que un consultor de Sanz Sesma en Las Pocholas.
Ale, Mongtomery! Corre a contárselo a tu jefe!… Montgomery? Montgomery?? Montgomery!!!!
Dejar quebrar algunos bancos, garantizando los depósitos de los particulares hasta 100.000 euros, ha sido una de las medidas propuestas por el FMI -que no es santo de mi devoción-. España, salvo el Banco de Valencia, no va a dejar caer ninguno. La deuda a emitir por el Estado y/o inyectada por el BCE a los bancos (esa es la discusión con Alemania) tiene que ser avalada por el Estado (en el segundo caso). En el fondo con el «banco malo» vamos a socializar pérdidas y a pagar con nuestros impuestos la crisis financiera. Sin comentarios.
Las quiebras de las Cajas las habrían pagado los listos que compraron las preferentes y … los contribuyentes. Su estatus jurídico nos habría privado de ver correr la sangre de los accionistas; pero quizá no de las risotadas de los «políticos de profesión (no por oposición)» al salir de los juzgados.
Esto del banco malo va a dar mucho juego. No olviden que se postula como su director el ínclito E.G.
Supongo que para sanear el banco malo después se creará el banco basura, y para sanear este último el banco detritus. Y así ¿hasta cuando?
Pues mirando el asunto con perspectiva lógica, para dirigir un banco malo habrá que nombrar a un director malo y, si el peor de todos es el ínclito E.G., pues para él el cargo. Eso sí, siguiendo con la lógica, con un sueldo malísimo.
A la pregunta de si hubiera sido mejor dejar quebrar los bancos, la respuesta e: Según para quien.
Incorrecto decir que quienes pierden son los depositarios. Los que pierden son los propietarios del banco, esto es los accionistas.
Pero si con la quiebra el banco no puede reintegrar su dinero a los depositantes (que no tiene porqué ser así) el Fondo de Garantía de Depósitos garantiza el reintegro, si no me equivoco, de 200.000 euros. Pocos españoles tendrán esa cantidad depositada en cuenta corriente o de ahorro y dese luego, menos en la misma cuenta y en la misma entidad bancaria, pro lo que la quiebra habrá de afectar a pocos ahorradores.
Pero es que, con total seguridad son más los españoles que deben a los bancos. Y si el banco quiebra hay que liquidarlo. Una vez liquidado desaparece como persona jurídica (se muere)y una vez muerto el acreedor (ese banco al que debemos nuestra hipoteca) si no ha conseguido cobrarla y no tiene herederos (y ¿quienes son los herederos e es banco que se ha muerto y hemos enterrado?) los deudores (los españoles hipotecados y endeudados hasta las cejas) quedan liberados de pagar su crédito.
¡Vaya! Casi me estoy animando a pedir la quiebra forzosa de los bancos.
Amigo/a Mandeville:
No pida la quiebra de ningún banco, que la cosa no es así como Ud. dice.
Si hablamos de un banco privado, con accionistas privados (tipo BBVA, Santander, Popular,…) no hay mucho riesgo de quiebra (banco de Valencia sería la excepción). Botín y los cientos de miles de accionistas de banco, están razonablemente tranquilos.
Otra cosa es Bankia, Cataluña Bank,…Los accionistas de referencia son las Cajas de Ahorro fundadoras. Y miles y miles de pequeños accionistas que acudieron a comprar acciones en la salida a bolsa de esas entidades. Lo mismo se puede decir de Caja Navarra, Banca Cívica y Caixa Bank. Miles de Navarros enganchados en esas entidades que, en caso de quiebra, lo perderían todo. Y Ud. buscaría al Botín de turno y no lo encontraría.
Ahora voy con el Fondo de Garantía. Ahora mismo está como estaba el pantano de Yesa antes de las últimas lluvias torrenciales. Si un banco quiebra, los 100.000 € que prometió Zapatero a cada impositor de un banco quebrado, saldrían de las arcas del Estado. Ni que decir tiene que, si quiebra una entidad del tamaño de Bankia y el Estado cumple su compromiso, el que quiebra es el Estado que, por cierto, está pa pocas leches. Y recuerde que el Estado somos Ud. y yo (y unos cuantos millones más, que no somos tan importantes)
Le rogaría que, si ha puesto una vela a algún santo pidiendo la quiebra de su banco, la retire que si le concede el deseo la va a liar parda.
De acuerdo con zarra, con algún matiz en la respuesta correctísima a Mandeville. El Fondo de Garantía de Depósitos garantiza, valga la redundancia, hasta 100.000 euros a cada particular persona física (no empresas). El FGD se nutre de dos tipos de aportaciones: a) de los bancos (creo que el 1 x 1000 de los depósitos) y el Banco de España a partes iguales. Tiene razón zarra en que el FGD está hecho unos zorros (matiz, no es una promesa de ZP sino que se creó en 1993, más o menos)
Hombre, si quiebra la Caja de Ahorros de Pollensa no pasa nada. Si quiebra Bankia (bueno está quebrada de hecho, que no de derecho) se liquidaría y algún banco se quedaría con los activos (créditos, tarjetas, préstamos hipotecarios, etc., es decir se trocearía el banco para la venta).
Desde luego quien se quedara con los préstamos hipotecarios seguiría cobrando las cuotas y, en su caso, ejecutando la garantía en caso de impago. O sea que, como dice zarra, olvídese de la idea de que si quiebra su prestamo o su crédito no se lo van a exigir. Incluso en el supuesto de que no hubiese postores para «tragarse el marrón» (alguno habrá) el Estado se quedaría con el banco liquidando el activo y el pasivo, pero vamos que las deudas con usted las cobraría.
En último extremo si el pasivo fuera superior al activo cabrían dos opciones teóricas: que el Estado cubriese el «agujero» (caso Banesto)o que no lo cubriese (caso de los bancos islandeses). A su vez en el primer caso, cabría que nos pasase como a Irlanda que, por salvar sus bancos, se endeudó hasta las cejas y fue intervenida por la Unión Europea. Los riesgos de dejarlos caer son evidentes, aunque no hagamos de ello un dogma.
USA que no son de extrema izquierda ni radicales precisamente, hizo las dos cosas en función de como veía los bancos; en unos inyectó ayudas (al 7% de interés) mientras que otros cayeron (véase Lehmann Brothers) sin que la Reserva Federal moviera una ceja.
¿Se ha hundido el sistema financiero americano? Pues no.
En España somos capitalistas con los beneficios y socialistas con las pérdidas, o sea una incoherencia total.
Como la lección teórica me saldría muy larga, concluyo con una afirmación evidente: que los primeros perjudicados son los accionistas (en eso tiene razón Mandeville). Pero igual que los accionistas de Martinsa-Fadesa, de Reyal Inmobiliaria y de Fórum Filatélico. ¿Y qué hacemos, les devolvemos la inversión? Con mi dinero NO. Cuando uno invierte en una empresa sabe a lo que se expone y aquí estamos a las duras y a las maduras.
Pero por concluir este deshilachado relato: en el caso de la CAM fue el Banco de Sabadell quien se quedó con la «putrefacta» caja por un precio simbólico pero con el compromiso del FROB de cubrir el agujero. Eso pasó con alguna diferencia en el caso de Cajasur-BBK. Desde luego, hasta los más tontos de nosotros (yo a la cabeza) nos meteríamos en ese negocio. Compro una caja quebrada pero no asumo ningún riesgo y encima puedo tener algún beneficio. Eso se llama tirar con pólvora del Rey.
Vamos que aunque el asunto es más complicado, el banco «malo» va a ser un coladero para socializar pérdidas y que no me vengan los economistas con teorías estúpidas sobre la bondad del mismo porque el cuento ya me lo sé.
Los ejemplos son válidos para Novacaixa y Catalunya Caixa.
Por último y dado que es tarde, ¿cómo crear un banco «sistémico» (horrible palabro del Sr. de Guindos y de los economistas de cualquier signo político)? Muy fácil: juntando varios pequeñitos quebrados en uno más grande. El ejemplo es Bankia, donde, por cierto, se sabía lo que iba a pasar y lo sabía el Gobernador del Banco de España, el Sr. Blesa, el PP, el PSOE, el Sr Rato y la señora de la limpieza (que es la que más respeto me merece de los citados).
Buenas noches y Feliz 1 de noviembre (me niego a celebrar la noche de Halloween o como se escriba semejante estupidez)
La verdad es que en este tema, me salen los argumentos a borbotones. Tiene razón el profesor al decir que la quiebra de Lehmann brothers no supuso el hundimiento de la Reserva Federal pero debo matizar que este era un banco de inversiones y sus clientes principales eran bancos y fondos de inversión de todo el mundo. (que se lo digan a Caja Laboral a la que le pilló cincuenta millones de euros). En el caso de Bankia, el quebranto sería para muchísima gente de infantería, toda de aquí, con pequeños ahorros y nada habituada a asumir riesgos.
Otra matización, hoy estoy pejiguera, el FGD se creó en la fecha que menciona el profesor pero hasta octubre de 2008 solo garantizaba 20.000 € por impositor. En una maniobra desde mi punto acertada, el gobierno socialista subió la garantía a 100.000 €. En ese momento todo el mundo hablaba del corralito Esta decisión calmó bastante los ánimos.
P.D. Hoy me han visitado en casa dos brujas, un demonio y Spiderman.
Ante la fuerte presión (truco o trato) he cedido y les he dado unos chicles. Eran con azúcar.