Tras el último hachazo fiscal que nos anuncia el cuatripartito alguien podría pensar que, de haber alguien cabreado en Navarra, tendría que ser la CEN. En consecuencia, podría pensarse que si alguien visita la web de la CEN aquello debe ser un cuchillo. Una trituradora. Una picadora de carne en la que den vueltas las cabezas de nuestros gobernantes. En el sentido metafórico, claro está: nos referimos a los artículos, los editoriales, los análisis, las noticias, las comparativas, las gráficas, el nivel y la intensidad de las protestas que esperaríamos encontrar.
Pues no.
A la vista de la portada de la web de la CEN parece que el Titanic navega a buena marcha hacia Nueva York.
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Para no ser del todo injustos, es verdad que si pinchamos sobre el enlace que nos lleva al blog del presidente de la CEN, José Antonio Sarría, nos encontramos con un artículo publicado el 3 de noviembre en el Diario de Navarra contra la reforma fiscal.
Pero ya está. Paren ustedes de contar.
La portada de la web de ELA es más crítica y reivindicativa con el Gobierno de Navarra que la web de la CEN.
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¿Dónde está la trituradora?
¿Tal vez la subida de impuestos de Barcos no les parece lo bastante grave?
¿Será que lo de que tributen como patrimonio los medios de producción de la empresa, caso único en Europa, tampoco les parece tan malo?
La eliminación de exenciones en el Impuesto de Sociedades, cuyo tipo es el más alto del estado, ¿acaso tampoco les afecte demasiado?
Y que a los clientes de las empresas el gobierno les deje con menos dinero en el bolsillo para gastar, ¿no tendrá quizá demasiada importancia?
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Entonces es cuando recordamos que en Navarra hay mucho empresario que no vive de lo que le compran sus clientes, sino de lo que le compra el gobierno.
O cuando recordamos la información publicada hace poco más de un mes de que las subvenciones del cuatripartito a los sindicatos se han cuatriplicado, ascendiendo a 766.259 euros en 2016 y 800.000 en 2017, unas cifras muy superiores a los 193.000 euros de 2014 y 2015, y que en el caso de la CEN resultaba que en 2014 y 2015 “no hubo partida equivalente”, pero en 2016 se elevó a 476.166 euros y están previstos 350.000 para 2017.
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A lo mejor no hay relación, pero si lo que tiene la CEN entre los dientes en un momento como este no es un cuchillo, sino un plátano, tendrá que haber una explicación. Lo que no nos gustaría es que sucediera con Navarra algo parecido a lo que ha pasado con Cataluña. Que pasemos de la mudez de los empresarios a la estampida sin solución de continuidad.
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