La Capitulación de Vilafranca del Penedès

Alguien puede pensar que la unidad de España es una especie de buena suerte. O de mala suerte, según se mire. Lo cierto es que la unidad de España, desde hace más de mil años, era más bien un suceso inevitable que poco tuvo que ver con la suerte. Retrospectivamente, se puede apreciar que la duda no era si España se iba a reunir sino cuándo, cómo y en torno a quién. Y de hecho la unidad de España pudo haberse dado en torno a Navarra en más de una ocasión. Curiosamente, el eje de la reunificación española lo podían haber protagonizado Navarra y Aragón, incluso Navarra y Cataluña, si quieren una dosis mayor de provocación.

Casi todos los navarros conocen la división entre beaumonteses y agramonteses. Esta división data de la época en que Juan II de Aragón, “el ususrpador”, arrebata la corona navarra al legítimo heredero, el Príncipe Carlos de Viana.

Navarra se divide entonces entre las conocidas facciones, apoyando los beaumonteses al Príncipe de Viana y los agramonteses al usurpador.

Pero estos sucesos se encontraban muy lejos de estar circunscritos sólo a Navarra.

El Príncipe de Viana era hijo de Blanca de Navarra y el infante Juan de Aragón, posteriormente rey de Aragón. Cuando en Navarra estalló la guerra civil entre el Príncipe de Viana y Juan II el usurpador, entonces rey de Aragón, los catalanes que estaban descontentos con Juan II se pusieron del lado del Príncipe de Viana.

La sublevación de los catalanes a favor del Príncipe de Viana fue de tal magnitud que el usurpador sólo pudo mantener el trono firmando el 21 de junio de 1461 la llamada Capitulación de Villafranca del Penedés, en virtud de la cual Carlos de Viana era reconocido heredero de los estados de la corona aragonesa y Lugarteniente perpetuo de Cataluña.

El Príncipe de Viana fue recibido en Barcelona el olor de multitudes y todas las piezas se encontraban alineadas para que se convirtiera en rey de Navarra, rey de Aragón y marido de Isabel de Castilla en vez de Fernando el Católico.

Es decir, la unión de España en torno al Príncipe de Viana.

Sin embargo, lo que sucedió es que el Príncipe de Viana murió apenas tres meses después, dice la leyenda que envenenado. En cualquier caso murió muy oportunamente para los intereses del usurpador y su esposa.

Todo el mundo sabe lo que vino después, incluyendo la derrota de los beaumonteses, diez años de guerra civil en Cataluña, el afrancesamiento de la corona navarra o el ascenso de Fernando el Católico en el lugar que hubiera podido ocupar el Príncipe de Viana.

Pero aunque las combinaciones eran variadas y los caminos podían haber sido distintos, el hecho es que siempre llevaban al mismo sitio: a la unidad de España. Navarra no era ni mucho mucho una isla al margen de España. Lo que decidió la «suerte» es si esa unidad se articularía en torno a Aragón, en torno a Navarra o en torno a Castilla.

Compartir este artículo

7 respuestas

  1. Esto es Historia y lo demás bobos delirios nazionalistas. Y maricomplejinismos. ¿Hacemos una porra para ver cuándo van a decir «España» en la serie «Isabel», pagada por todos los españoles? Igual convendría saber que los catalanes y aragoneses que luchaban y comerciaban por el Mediterráneo, dos siglos antes de los Reyes Católicos, ya los italianos se referían a ellos como «los españoles», no haciendo distingos entre cristianos peninsulares…

  2. La guerra civil entre las facciones catalanas de la «Busca» y la «Biga» es un momento apasionante de la historia del Principado de Cataluña y de las coronas de Navarra y de Aragón.

    Don Carlos había sido liberado el 25 de febrero de 1461, arrestado por su padre el 2.12.1460 acusado de traición por mantener tratos secretos con Castilla y negociar a su espalda con el rey castellano; aunque la verdadera razón era oponerse violentamente a las pretensiones matrimoniales de su hijo con Isabel de Castilla, matrimonio que su esposa Juana Enríquez reservaba para su hijo Fernando «el Católico». Al llegar el príncipe Carlos el 12 de marzo a Barcelona se le hace un recibimiento apoteósico y con gran solemnidad, convirtiéndose en un símbolo para los catalanes, como lo había sido y todavía era para la gran mayoría de los navarros. Apoyar a don Carlos era para muchos catalanes mostrar su rechazo al rey Juan II – rey de Aragón desde 1458 – y a sus políticas de corte absolutista que iban a influir en toda Europa.

    Tras la muerte del príncipe Carlos el 23.09.1461 (http://www.lebrelblanco.com/21.htm?&cap=6), la Diputación de Cataluña había aceptado la solemne renuncia de los derechos al trono de Navarra que había hecho la infanta Blanca de Navarra Trastamara en San Juan de Pié de Puerto el 30 de abril de 1462, cuando la conducían con engaño a Orthez (http://www.lebrelblanco.com/anexos/atlasBE-Orthez-Marches.htm). Y acude entonces la Diputación a Enrique IV de Castilla – anterior esposo de doña Blanca – para reconocerlo como Señor del Principado (un título que opino era inexistente en la Corona de Aragón). El 13 de noviembre de 1462, Enrique IV acepta los derechos que le otorgó doña Blanca el 30 de abril y ordena a sus tropas que entren en Navarra, enviando otro ejército a Cataluña. Enrique IV es nombrado por los catalanes, en guerra contra Juan II de Aragón, conde de Barcelona y señor del Principado,

    «Don Carlos aclamado vuelve a prisión»; Historia Medieval del Reyno de Navarra; http://www.lebrelblanco.com/21.htm?&cap=5

  3. Me encanta la serie Isabel, y uno de mis personajes favoritos de la segunda temporada es Juan II, encarnado por Jordi Banacolocha, que por cierto, es independentista….

  4. En cuanto al tema de la unidad de España, parece claro que el interés de todos los reyes medievales cristianos era «heredar» la legitimidad de la monarquía visigoda, cuyo último representante fue el rey Rodrigo. Por eso Sancho III se «autonombró» Hispaniarum rex: rey de las Españas: porque su posición frente a los demás reyes hispanos era prevalente.

    Decía Ortega y Gasset en su «España Invertebrada» que la razón para la desmembración de España tras el surgimiento de los nacionalismos era que en la España medieval, al revés que en Europa, no hubo feudalismo, pues los reys fueron poderosos y trataron de imponerse los unos a los otros. Por eso, decía, «Castilla hizo a España y Castilla la deshizo».

    Todas estas elucubraciones históricas están muy bien. Son entretenidas, como la serie Isabel. Pero me gustaría que prevaleciera ante todo la ley y el constitucionalismo, que nos convierte, pienso, en ciudadanos y personas antes que en españoles, navarros o catalanes. Estas discusiones, que son muy del gusto de los nacionalistas (por eso manipulan la Historia en su beneficio), me parecen antediluvianas.

  5. No hay nada que me indigne más,bueno si,(ver ese trapo foráneo amargandonos las fiestas,la kakarriña) que nos falseen los Nazionalistas la historia Navarra,y están a ello en todos lados,sobretodo en los colegios,sembrando patrias inexistentes con reyes falseados para adoctrinar a críos imberbes para que lleven camisetas con la leyenda de esa patria inventada majaderria.Desde aquí ánimo a padres y Navarra en general a consultar y enseñar a los hijos nuestra real y gran historia del viejo Reyno en EL LEBREL BLANCO.COM de Carlos Sánchez Marcó.Mi enhorabuena para este gran hombre,y por su fidelidad a Navarra.

  6. Convengo con obabatarra. La historia es muy interesante, y está muy bien. Especular con ella es un ejercicio interesante que abre la vista al hecho de que las cosas no suceden porque sí, pero tampoco están escritas en piedra desde el albor de los tiempos.

    Las banderas igual: valen en cuanto simbolizan unión de todos para el presente y el futuro. Si se usan para dividir a los ciudadanos y polarizarlos en «los buenos y los otros» son un instrumento de opresión a la altura de cualquier totalitarismo. Uds mismos.

  7. Lo más importante, lo primero: no sé de qué unidad de España se me está hablando. Es decir, no entiendo que se hable de la unidad de España como algo cerrado de lo que disfrutamos.

    Yo no sé los demás, pero cada vez que tengo un mapa de España delante y miro a su izquierda, hacia el Oeste, me encuentro con una enorme República de Portugal, grande y hermosa como un continente.

    La unidad de España estuvo muy cerca varias veces, muchas más de lo que la gente cree, pero se frustró. Ahora mismo no la disfrutamos. Lo que tenemos es una unidad parcial.

    En segundo lugar, unas palabras para los patriotas habermasianos y liberales de las cuatro reglas: lo que es antediluviano y casposo es escuchar por enésima vez el mil veces fracasado discursito acerca del ciudadanismo. ¿De verdad no os habéis enterado de que lleváis veinte años fracasando miserablemente con ese discurso?

    En veinte años o más no habéis hecho ni una muesca a los separatismos. En lugar de enrocaros en esas manidas frasecitas con la nariz arrugada en gesto de superioridad deberíais reflexionar si no os estaréis dejando algo sin considerar. A lo mejor no sois tan intelectualmente sofisticados como pensáis.

    Si en lugar de repetir doctrinarismos dieciochescos y decimonónicos como papagayos os preocuparais de seguir enriqueciéndoos descubrirías quizás, para vuestro pasmo, que hay vida fuera de ese mundo platónico vuestro.

    Quien controla la cultura controla el destino de las sociedades, porque los seres humanos evaluamos nuestros intereses en función de nuestra visión del pasado y el presente. Son la Historia, la cultura popular, los lugares comunes y los símbolos los que hacen actuar a las gentes, no los esquemitas revoluconarios. Porque es la naturaleza humana de lo que estamos tratando.

    Menos Fedeggguico y un poquito más de Antropología, campeones. Que nos os cansáis de perder, según parece. Y no contentos con fracasar miserablemente vosotros mismos agarrándoos al reduccionismo de vuestra ideología, os dedicáis a infectar con vuestra retórica a todas aquellas personas de la derecha real.

    No será la ultraizquierda del XIX la que venga a contarnos como salvar la unidad parcial de España.

    Hay vida fuera de vuestros papelotes. Hay ciencias a las que nunca os acercáis. Disciplinas a las que nunca prestáis atención. Todo es repetir siempre la misma matraca inútil.

    Que no. Que no funciona. Dejad de infectarnos con vuestra murga de perdedores.

    En tercer lugar, lo menos importante: que triste desgracia la del castellano. El gaztelera. El «romance vasco-montañés» o «romance del Alto Ebro» como ha sido llamado. Ni escribiendo en castellano se respetan ya sus topónimos. En fin.

  • Navarra Confidencial no se responsabiliza ni comparte necesariamente las ideas o manifestaciones depositadas en las opiniones por sus lectores. Cada usuario es único responsable de sus comentarios
  • Los comentarios serán bienvenidos mientras no atenten contra el derecho al honor e intimidad de terceros, puedan resultar injuriosos o calumniadores ,infrinjan cualquier normativa o derecho de terceros , empresa, institución o colectivo, revelen información privada de los mismos, incluyan publicidad comercial o autopromoción y contengan contenidos de mal gusto.
  • Se procurará evitar en lo posible los comentarios no acordes a la temática publicada
  • Navarra Confidencial se reserva el derecho de eliminarlos

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Navarra Confidencial
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@navarraconfidencial.com.

Suscríbete a nuestro boletín