Sociedad civil, paro y funcionarios.
Si realizáramos una encuesta al respecto, las notas más características del funcionariado en el acervo popular serían probablemente la seguridad laboral y la suavidad del trabajo, en comparación con el sector privado. La nota más singular del personal al servicio de la Administración, sin embargo, es que sus sueldos los paga el resto de la población que no trabaja para la Administración. Es por ello que resulta particularmente inquietante el crecimiento del personal público en relación a la población. Mucho más en un momento de crisis ya que, en el presente año, existen 3,05 millones de asalariados públicos y más de 4 millones de parados por sólo 15,7 millones de asalariados en el sector privado. Juzguen ustedes si la subida de impuestos puede guardar alguna relación con la necesidad de sostener un entramado administrativo que a todas luces ha crecido demasiado.
Por lo demás, se demuestra de nuevo que las comunidades con más personas trabajando para el estado ni son las más pujantes ni las que tienen menos paro. Más bien parece todo lo contrario. La mayor parte de sus recursos, sencillamente, tienen que invertirlos en el mantenimiento del estado. A la vista de algunos porcentajes, además, da la impresión de que algunas comunidades, por sí solas, ni siquiera serían capaces de sostener su propia Administración. Y es que, al margen de la impresión totalmente equivocada que puedan dejar en ciertas capas de la sociedad los planes E, los planes Renove u otras iniciativas del estado, es siempre la sociedad civil (y no al revés) quien financia al estado.