La alcaldía de Pamplona y la ETA

¿Tiene sentido seguir hablando de que si Bildu es ETA, de que si Bildu gobierna en Pamplona o que si el alcalde condena o no condena?

Pues, siendo realistas, políticamente a lo mejor no.

Es decir, todo el mundo sabe lo que hay y, no obstante, ha votado lo que ha votado.

Y el que ha votado a otras formaciones, tampoco se habrá sorprendido demasiado de que esas otras formaciones no le hagan ningún asco a Bildu.

Por consiguiente, decir que Bildu es Batasuna, o que Batasuna es ETA, o que el alcalde condena pero no condena, al menos en el terreno político-electoral es irrelevante y no altera la relación de fuerzas o evita ese voto para que tal o cual alcalde acabe siéndolo.

Ahora bien, ¿es irrelevante desde otros puntos de vista que el alcalde de Pamplona condene o no condene, al margen de que eso no le quite votos?

Pues para muchos navarros sí, aunque sólo sea desde el punto de vista moral. Y es lógico que sea relevante todavía por muchos motivos.

1-ETA sigue viva, siquiera residualmente. De hecho acaban de intervenirle un pequeño arsenal. 2-Hay que preguntarse para qué quiere ETA las armas si su abandono de la violencia es definitivo. Hay una respuesta que podemos excluir, porque para no matar a nadie más no les hacen falta las armas. 3-En la medida en que subsisten los dos puntos anteriores, Bildu sigue sin ser una formación política totalmente homologable. 4-Consciente de lo anterior, Bildu tendría que ser el primero en exigir a ETA que entregue de una vez sus armas, en condenar sus actos y, sobre todo, en reclamar que se disuelva y que deje de perjudicarles. 5-cada vez que sucede algo como que la casa de Lourdes Goicoechea es atacada, o que sufre un sabotaje el bar donde Pablo Zalba ha mantenido una serie de encuentros, los líderes de Bildu tendrían que ser los primeros no sólo en expresar su absoluto rechazo, sino en ir a ver a Pablo Zalba y Lourdes Goicoechea, hacerse la foto con ellos, tomar una cerveza en el bar, ayudarles personalmente a limpiar la pared, expresar su asco y desprecio por los autores, además de reclamar absoluto respeto para sus rivales políticos. Obviamente no pasa nada de esto. 6-Naturalmente también está el hecho de escoger a Adolfo Araiz como cabeza de lista, para evidenciar a los demás un pasado del que no se quiere renegar, al contrario, sino restregárselo en la cara. Como el caso de José Abaurrea, concejal de Bildu ahora, antes de Batasuna, que no condenó en su momento el asesinato de Tomás Caballero. Ni el de caballero ni el de ningún otro. Bildu no sólo no ha tenido la sensibilidad humana de excluir de sus listas a personas con la mochila llena de silencios de plomo, sino que expresamente ha querido que en sus listas se encuentren estas personas.

Por todo lo anterior, es lógico que muchas personas no puedan homologar a Bildu con el resto de partidos. Cuando no se pueda alegar ninguno de estos puntos, entonces Bildu podrá empezar a reclamar igualdad de trato, homologación y aceptación con el resto de fuerzas.

Lo curioso es que hacer todo lo anterior, además, no sólo empezaría a ser emprender el camino de lo ético, sino que es lo que más les conviene y lo que más les beneficiaría política y estratégicamente. ¿Por qué no hacer algo que es lo que convendría hacer tanto por bondad como por inteligencia? Pues por maldad o estupidez. Como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, hay quien con alguna razón considera que la estupidez y la maldad son lo mismo. A fin de cuentas hablamos de una banda tan surrealista que emite comunicados protesta cuando le incautan un arsenal de armas y explosivos.

Alguien debería señalar que eso de que la izquierda abertzale o los araizes de turno condenaban todas las violencias es mentira. Eso hubiera significado que en su momento condenaron todos los atentados de ETA, no sólo los de ETA pero también los de ETA. ¿Dónde están las condenas de aquellos atentados de ETA en las hemerotecas? Cuando había un atentado del GAL, o de ETA, sí había en Pamplona quienes se ponían detrás de una pancarta para condenarlo. Fue el principio de las movilizaciones populares contra el terrorismo, en una época en la que aún no era normal hacerlo. El mundillo batasuno no estuvo nunca detrás de esas pancartas, condenando todas las violencias. Al revés, el mundilllo batasuno estaba enfrente de quienes se manifestaban contra todas las violencias insultándoles y lanzándoles objetos, hasta que tuvieron que marcharse de la plaza consistorial a la Plaza de la Cruz y la policía se interpuso para que no les agredieran. Que lo sepan quienes son demasiado jóvenes para recordarlo.

Asirón dice que condenará cualquier violación de los derechos humanos. ¿Qué significa eso? ¿Significa que los atentados sólo se pueden condenar de dos en dos? ¿Que si ETA mata mañana a alguien habrá que esperar para condenarlo a que un etarra muera en un control o le explote su propia bomba y así poder rechazar «todas las violencias»? El rechazo «a todas las violencias», por otro lado, en boca de algunos es una de estas dos cosas. Que en un tiroteo entre la policía y una banda de atracadores, o entre la policía y un violador con una pistola, o entre la policía y una banda terrorista, se ponga al mismo nivel y se rechace de la misma manera a los policías y a los atracadores, los violadores o los terroristas. O que todo el que no sea culpable de la violencia de la ETA tiene que ser culpable de la violencia del GAL o del Batallón Vasco Español, y que entonces todos somos o los del bando de la ETA o los del bando del Batallón Vasco Español, y se realiza una especie de compensación de deudas. Ambos argumentos son falsos. Además son miserables. Y su único fin es lavarle la cara a ETA.