Junqueras, Iglesias y Otegui: los nuevos hombres de negro que supervisan los Presupuestos

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Hay algo totalmente anormal en que los Presupuestos Generales del Estado se negocien con un preso. O el preso tiene que estar en el Parlamento, negociando con el gobierno, o el gobierno tiene que estar en la cárcel por negociar los presupuestos con un golpista encarcelado. Habría coherencia en ambos escenarios. Donde no la hay es en que el gobierno vaya por sí o por persona con coleta interpuesta a negociar los Presupuestos con un golpista. Como suele ser habitual, en ese escenario sin coherencia ninguna es justo en el que estamos.

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No se puede tolerar, además, que los Presupuestos, o cualquier otra cosa, en vez de debatirse a la vista de todo el mundo, en el Parlamento, se discutan en una celda, entre susurros y claúsulas secretas. Con un intermediario para hablar entre sombras con Junqueras. Con otro intermediario para hablar entre sombras con Otegui. Esto se puede contar, esto no; qué te parece, Arnaldo. Y Oriol, ¿qué opina de esto? Espera, que le pregunto a Pablo y te digo.

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Es totalmente inaceptable que Pablo Iglesias no sólo vaya como correo del zar Sánchez a hablar con Junqueras, sino que por el camino se pare a declarar que los golpistas encarcelados son “presos políticos”. Como si España no fuera una democracia. Como si los golpistas no hubieran declarado una república. Como si para legitimarla no hubieran montado un pucherazo en el que se podía votar a cuatro manos. Como si no hubieran utilizado a niños y abuelos para lanzarlos contra la policía en busca de imágenes represivas reales o inventadas. Como si no hubieran provocado una estampida empresarial con su irresponsabilidad. Como si los resultados de unas elecciones con garantías no hubieran puesto de manifiesto la falsedad del resultado del pucherazo mediante el que los golpistas, contra el 53% de los catalanes y el 90% de los españoles, pretendían legitimar la proclamación de una república independiente de la que ellos serían los dirigentes. Como si esa república gobernada por ellos no seguiría en pie si no hubieran actuado la Justicia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

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Qué manera tan rara de ir ganando

O tienen razón los separatistas y podemitas, y entonces los jordis y los junqueras están injustamente en la cárcel, o tiene razón la oposición y los tribunales y entonces es intolerable que los Presupuestos los decidan personas encarceladas, acusadas de gravísimos delitos, que además como consecuencia de sus actos han puesto a Cataluña en una situación explosiva. Puede haber coherencia en una postura o en la otra, en la que no hay ninguna lógica es en la postura del PSOE, que juega con una baraja para hacer como que defiende la nación y con otra baraja a gobernar esa nación de la mano de quienes quieren destruirla. La única lógica discernible en Pedro Sánchez es la de estar en el poder a cualquier precio. Y estar en el poder ni siquiera para aplicar un programa según unas convicciones propias, porque el programa de gobierno lo marcan la extrema, extrema izquierda de Podemos y los presos golpistas. Así pues, la lógica de Pedro Sánchez es estar en el poder para pasar a la historia como presidente de España, ir a los conciertos con un Falcon y llegar a la semana que viene para hacerse fotos con otros presidentes. Qué tiempos aquellos en los que la gente aspiraba a ser presidente para servir a su país y no para tener la cuenta de Instagram más cara del mundo.

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