El rector de la UPNA intervino en el acto académico del Día de la Universidad con un discurso en el que aseguró que todo lo invertido en la UPNA no es gasto, sino inversión, y argumentó su afirmación citando un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (de próxima publicación) según el cual cada euro invertido en la UPNA produce un retorno de 1,7 euros. El mismo estudio, además, asegura según Lafuente que «un 16,3% del crecimiento total medio del último decenio de la economía de Navarra es atribuible a la UPNA».
Aunque efectivamente aún no se ha hecho público el estudio, en la web del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas encontramos publicados estudios similares referidos a otras universidades. Uno de ellos, por ejemplo, se refiere a las universidades públicas valencianas , y nos permite conocer el mecanismo a través del cual es posible llegar a las conclusiones del estudio. Otro estudio similar, en este caso acerca de la Universidad de Castilla la Mancha, ofrece datos como que esta universidad ha contribuido a un 27,5% del crecimiento de su comunidad en los últimos 20 años o que ha generado 1,6 euros por cada euro invertido. Datos, como vemos, muy parecidos a los navarros.
El multiplicador keynesiano.
El mecanismo que permite concluir los citados datos se basa en lo que se conoce como el multiplicador keynesiano. El multiplicador en acción trabaja según se puede apreciar en el cuadro que les mostramos. Así, de cada 100 euros invertidos en la UPNA, podríamos pensar que 50 pasan a engrosar las nóminas de su personal y otros 50 a adquisiciones de material. El personal, a su vez, podemos suponer que gasta la mitad de sus ingresos en ropa y la otra mitad en comida. Las empresas proveedoras de material de la UPNA, por su parte, podemos plantear que destinen la mitad de lo percibido a personal y la otra mitad a material que necesitan para su propio funcionamiento. Los comerciantes que han vendido ropa y comida al personal de la UPNA, por otro lado, gastan ese dinero en sus propias necesidades, que pueden ser ocio, tecnología, etc. Los 100 euros iniciales, pasando de mano en mano, han generado actividad por valor de 400 euros. A este efecto se le conoce como multiplicador keynesiano del gasto público.
¿Fin de la historia?
El problema del supuesto planteado es que no plantea más que una parte de lo que está pasando. Vemos lo que teóricamente generan los 100 euros entregados a la UPNA pero, ¿de dónde vienen esos 100 euros? Evidentemente los 100 euros, en este caso, son los impuestos que previamente se han quitado a las empresas y los ciudadanos. Si esos 100 euros hubieran permanecido en los bolsillos de los ciudadanos, éstos se los hubieran gastado de múltiples maneras según sus necesidades, y a su vez hubieran generado un efecto multiplicador equivalente al atribuido a la UPNA. Desde este punto de vista, todo lo generado por un lado sería exactamente lo mismo que se ha dejado de generar por otro. ¿Exactamente lo mismo? No está claro.
Unos encapuchados, pongamos por caso, queman el despacho del rector.
Desde un punto de vista keynesiano, si unos encapuchados entran a la UPNA y queman el despacho del rector, es un beneficio para la economía navarra. Esto se explica porque hay que volver a comprar mobiliario, llamar al pintor, al cristalero, contratar un vigilante jurado… La economía navarra crecería sin parar gracias a los encapuchados y al multiplicador keynesiano. ¿Pero es exactamente igual de productivo pagar dos veces por el mismo despacho que si la UPNA hubiera dedicado ese dinero a equipar un laboratorio? ¿Es exactamente igual que si los contribuyentes, en vez de pagar el doble por el despacho, hubieran tenido que pagar menos impuestos y hubieran dedicado ese dinero a sus propias necesidades e inversiones?
La teoría del multiplicador keynesiano del gasto público choca con la experiencia de que las inversiones no son neutrales, y que hay inversiones más rentables y provechosas que otras. El multiplicador keynesiano es un alivio para los malos gestores, puesto que un buen gestor es simplemente un buen gastador desde el punto de vista keynesiano. Más aún, el multiplicador keynesiano choca con la experiencia de que el sector público (el que gasta dinero público) gestiona el dinero peor que el sector privado (precisamente a quien se le detrae lo que gasta el sector público). Esto es así por diversos factores, incluyendo que en el sector privado hay competencia, afán de lucro, riesgo, e impera el principio por el cual se gestiona con más celo el dinero propio que el ajeno.
Contemplar sólo la parte que se beneficia del gasto, sin observar también adecuadamente la parte de la que se detrae la cantidad que se gasta, lleva a crear una ficción de movimiento perpetuo o dinero infinito. Cabe sospechar que una hipotética suma de estudios de esta naturaleza de todas y cada una de las empresas de Navarra no daría como resultado el PIB navarro, sino muchas veces el PIB navarro. El resultado, por tanto, sería falso.
Un comentario
El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas está integrado, en su primer nivel, por académicos de un cierto prestigio (en España). Han realizado varios estudios sobre otras universidades, además de los que se citan; siempre me ha llamado la atención el cambio de metodología: supongo que la causa no es buscar la «vara de medir» que más le interesa, desde un punto de vista mediático, a la universidad (y CC.AA.) pagana: la finalidad de estos estudios no es corregir los puntos débiles sino defenderse con carácter preventivo. Está fuera de duda que la adscripción de sus líderes a ideologías de izquierda no empaña la calidad de sus estudios. La metodología usada en este caso, con todos mis respetos al equipo de IVIE, me parece poco consistente, como bien se argumenta por NC. Por último, este estudio que se da a la luz pública, debería haberse encargado con absoluta transparencia, si se quiere que sea creible.