Decir que España S.A. estuvo al borde de la quiebra el pasado 7 de mayo ya no es una extravagancia de algún medio confidencial, aunque nada de lo sucedido en los últimos días tuviera sentido sin partir de esa premisa. Ahora es el presidente de la Comisión de Economía de la CEOE, José Luis Feito, quien lo reconoce abiertamente. Tan abiertamente que no es descartable que en las próximas horas se le obligue a matizar sus palabras. La versión de la mayor parte de los medios aquel día fue que un operador se había equivocado al apretar un botón provocando el desplome del mercado. No obstante, no fue al torpe operador a quien llamó urgentemente el presidente de los EEUU, sino a José Luis Rodríguez Zapatero. El cual, por alguna extraña razón, decidió hacer caso a Obama y cambiar radicalmente su política de la noche a la mañana.
La primera enseñanza que podemos extraer de esta crisis no es de orden económico, sino de orden moral. Se nos miente sistemáticamente sobre la crisis. El primer recorte producto de la crisis lo ha sufrido la información mucho antes que cualquier otro. Se nos ha ocultado y se nos sigue ocultando de forma sistemática la gravedad de lo que está sucediendo. De esta ocultación sistemática son cómplices los políticos, las instituciones financieras y también los medios.
Un comentario
El silencio de los medios de comunicación sobre la grave situación económica se puede entender en dos sentidos: Responsable para no generar alarma o irresponsablemente. Me inclino por al segunda por dos razones. Primera, porque es la Administración el principal cliente publicitario de los medios, y por tanto no van a morder la mano que les da de comer. Eso es clientelismo. Y en segundo lugar , porque los medios deberían haber exigido un cambio de política económica a cambio de no alarmar. Y no lo han hecho. Zp sólo ha actuado cuando la situación era gravemente crítica y forzado por Obama.
El panorama es incierto. Ni los políticos, ni los medios van a solucionar el problema a medio largo plazo porque si juegan así perjudican sus intereses. Quién lo hará?