Una vez más son los socios nacionalistas del PSOE, testigos presenciales de las negociaciones con ETA, quienes al hilo de la refriega política van sacando a la luz las oscuras verdades del proceso-trampa iniciado por ETA y asumido como propio por Zapatero. Las revelaciones de Balza confirman una vez más que, en contra de los más elementales principios democráticos y en contra de todo lo reconocido por el gobierno socialista, se discutió el pago de un precio político a ETA a cambio de que dejara de matar.
El detonante esta vez ha sido la polémica ante la negativa del gobierno de la CAV a cumplir una sentencia del Tribunal Supremo, que obliga a que la bandera española esté presente en las instituciones vascas. Balza reprocha ahora que el PSOE “venga haciendo una bandera con el principio de legalidad”, cuando según él ha estado negociando con ETA-Batasuna cuestiones “como las nuevas relaciones con Nafarroa, las modificaciones estatutarias y el derecho de autodeterminación”. Se echa de menos la reacción indignada del PSOE ahora que una vez más son sus propios socios quienes le descubren, y no la ciudadanía libre que se oponía a su “proceso”, contra la que sí cargaba.