Nadie puede decir que en España sobre agua. Justamente por ello resulta imprescindible llevar a cabo obras hidraúlicas, embalsarla y repartirla de forma solidaria. Lo cual no significa que otras veces se produzcan precipitaciones violentas, que o producen inundaciones o no aprovechan a nadie sin las infraestructuras hídricas adecuadas. Esta evidencia, sin embargo, se enfrenta a quienes por un lado se oponen sistemáticamente a cualquier obra hídrica o a cualquier reparto del agua, en ambos casos siempre en nombre de posiciones “de progreso”.
¿Quién tiene más campos de golf?
La postura anterior difícilmente podría resultar comprensible para la ciudadanía si no fuera a través de planteamientos de una gran carga emocional para justificarla. En Aragón y Cataluña, el planteamiento favorito ha sido justificar la negativa a compartir el agua con la acusación de que ese agua sería utilizada exclusivamente para regar campos de golf. El presidente de la Generalidad José Montilla, una vez más, utilizó este argumento en fecha tan reciente como la semana pasada, justificando que sí le parecía bien un trasvase del Segre a Barcelona porque era agua “para beber y no para campos de golf”. Nos hemos preguntado a quién deberíamos dar agua los navarros en función del criterio de dar a quien menos campos de golf tenga. Para ello hemos consultado la web de la Federación Española de Golf y hemos elaborado un mapa con el número de campos de golf en cada comunidad implicada en “la guerra del agua”. El resultado deja completamente en entredicho, por ejemplo, las acusaciones de la Generalidad de Cataluña.
En el colmo de la paradoja, será agua procedente una desaladora situada en Almería la que abastezca a Barcelona. Una desaladora construida en tiempos del gobierno de José María Aznar.
Golf vs regadío.
Lo cierto es que los navarros, a la hora de valorar a dónde va el agua de Itoiz, quizá debiéramos considerar también si realmente cuesta más regar un campo de golf que un campo equivalente de lechugas. Nadie cuestiona ceder agua para cultivos de regadío, sin preguntarse antes ni por el consumo de agua ni por la rentabilidad de esos cultivos. No hay que olvidar tampoco que, al menos en la comunidad de Murcia, los campos de golf están obligados por ley a utilizar para el riego agua reciclada o desalada. Cúmplase la ley a este respecto si en algún caso no se hace. Pero no se utilice como excusa para no compartir el agua.
¿Agua para montar Las Vegas II en los Monegros?
Un argumento demagógico fácil, similar al que se ha utilizado para negar el agua a Murcia, sería decir que no se puede dar agua a los aragoneses porque no la utilizarían para beber o para montar la Expo sino, por ejemplo, para construir “el mayor complejo de ocio y juego del mundo”, naturalmente en el desierto. ¿Son los casinos moralmente superiores al golf? El complejo integraría 32 casinos, 70 hoteles, 232 restaurantes, 500 comercios, un hipódromo, parques de atracciones y… sí, también campo de golf, claro. Sería muy duro para los aragoneses que se les negara el agua en virtud de un argumento injusto y demagógico como éste. No sería, sin embargo, más que un argumento “estandar” de los que otros han venido padeciendo en la llamada “guerra del agua”
La alegría de no poseer.
Una forma fácil de evitar los problemas de tener que repartir es sencillamente no poseer. No habiendo pantanos, no hay agua que repartir. No obstante resulta difícil justificar una negativa sistemática a la construcción de pantanos y la realización de obras hidraúlicas. En Navarra, el argumento favorito del progresismo sin agua ha sido el de la catástrofe, el miedo. Al construir un pantano, los técnicos no habrían tenido en cuenta ciertos factores que convertirían la obra en potencialmente catastrófica. El argumento cede bastante cuando el hipotético descuido de los técnicos no se refiere a un pantano concreto, sino a todos los pantanos. Las posibilidades de que todos los estudios técnicos fallen siempre o todos los técnicos sean corruptos empiezan a convertir el argumento en sospechoso. La oposición a los pantanos en Navarra, por otra parte, se caracteriza por provenir principalmente del mundo nacionalista radical. Resultaría curioso comprobar qué sucedería si los necesitados de agua no fueran los murcianos o los aragones, sino los vizcaínos o los guipuzcoanos. Ya se empieza a escuchar, a cuenta del agua de Itoiz que regará la Expo o utilizarán los regantes aragoneses, que el problema de Itoiz es que esa agua no va a ser para los navarros. Ni para nadie, si por ellos hubiera sido. El agua de navarra debe ser solidaria con Aragón y con todas las regiones españolas que lo necesiten.