Hablar de invasión o de masas humanas de civiles como arma de guerra puede parecer exagerado, pero no es así. No es así ya en los momentos de publicar esto y puede que la situación sea peor conforme pasen las horas, o no, según sea el descontrol, según sean los deseos de su majestad el rey de Marruecos.
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Para toda una generación de españoles que lo vivieron, más aquellos españoles que conocen algo de su propia historia, la Marcha Verde es un claro antecedente de lo que Marruecos está haciendo en Ceuta. Puede que usar una avalancha humana como fuerza de desestabilización no sea un arma en términos de una guerra clásica, pero las guerras se caracterizan precisamente por su dinamismo y por el quebranto de las normas habituales de la civilización. Si funciona puede ser un arma. Usar necesariamente o solamente un ejército para conseguir los fines que habitualmente se consiguen mediante la guerra es una antigualla de pensamiento. Lo que está llegando a Ceuta es una auténtica fuerza de ocupación. No son muertos de hambre, ni enfermos, ni refugiados, sino la inmensa mayoría de ellos hordas de jóvenes sanos y robustos en edad militar, que llegados a Ceuta ignoran cualquier ley y cualquier principio de autoridad. Podría pensarse que todo esto podría incluir hasta el objetivo de quitarle un trozo de territorio a España para que se lo quede Marruecos. No sabemos exactamente el alcance de las pretensiones del rey de Marruecos con este movimiento, lo que sabemos es que este movimiento se produce para que el rey de Marruecos consiga sus pretensiones. Puede que sus pretensiones vayan aumentando sobre la marcha según la respuesta de España. En tal caso las previsiones no son halagüeñas.
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Durante todo el día de ayer la frontera de Ceuta con Marruecos fue un caos absoluto. El Gobierno de España hizo durante horas y horas una dejación total de sus funciones para controlar la situación. Los inmigrantes ilegales entraban a miles de forma constante sin que nadie se lo impidiera. La Cruz Roja formaba antes los puntos de entrada interesándose por las necesidades de los invasores. El Ejército no se movilizó hasta la noche, pero tampoco sirve de nada movilizar al Ejército igual que no sirve de nada una espada sin una mano detrás de la espada y una cabeza detrás de la mano. ¿Qué órdenes se está dispuesto a darle al Ejército para que retome el control de la situación? Si llegados a cierto punto el Ejército tuviera que usar la violencia sobre una masa de civiles muchos de ellos marroquíes, ¿podría intervenir el ejército marroquí en Ceuta bajo el pretexto de proteger a su población? Se trata de preguntas inquietantes, ¿pero no es inquietante la situación?
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Desde luego lo que está sucediendo tiene unos antecedentes políticos que dicen bastante poco del gobierno y su inteligencia diplomática. La presencia de Podemos en el gobierno ha resultado particularmente enervante de las relaciones con Marruecos por el apoyo de la formación comunista a la causa de los saharauis. Hace unos meses, por ejemplo, Pablo Iglesias pedía desde la vicepresidencia un referéndum sobre el Sahara. No se trata de entrar en el fondo del asunto y en la razón que pueda tener la causa saharaui, sino de medir bien las fuerzas y los pasos, y desde luego poniendo siempre por delante los intereses de España. Claramente el PSOE y Podemos no han sabido gestionar bien la relación con Marruecos.
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Desde hace unas semanas el presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), sobre el que por otro lado pesa una acusación de violación, se encuentra hospitalizado en un hospital de Logroño, parece que afectado por el COVID. Aunque el Gobierno español justificó la decisión de su acogida por razones humanitarias, este hecho desató la furia del gobierno marroquí que hace sólo unos días, los necesarios para organizar todo esto, advirtió a España de que esta «decisión soberana» era un atentado contra la «buena vecindad», del que Marruecos «extraerá todas sus consecuencias», rechazando las razones humanitarias alegadas por España para acoger al líder del Polisario.
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Si no eres fuerte, al menos tienes que ser fino en el uso de las herramientas diplomáticas. Si no eres fuerte, tienes menos margen diplomático de maniobra. Con el gobierno de Pedro Sánchez no somos ni finos ni fuertes. No es casualidad que esto esté pasando ahora, en plena pandemia y con este gobierno. Un gobierno percibido como débil atrae los desafíos. Lo que está sucediendo en Ceuta es un diagnóstico sobre la debilidad de España y su política exterior, en realidad es un colapso en toda regla de todo el discurso buenista sobre la inmigración ilegal. No es mala suerte que esto suceda en plena pandemia, en plena crisis económica, en un momento de debilidad política, no digamos respecto a nuestra debilidad diplomática y militar. Ni mala suerte, ni casualidad. Los desafíos y las provocaciones las plantean tus rivales, con muy buen criterio, cuando estás enfermo, no tienes dinero y te encuentras desarmado y en un momento de debilidad.
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¿Hasta qué punto está dispuesto Marruecos a estresar la situación? Es posible que las cosas se vayan calmando a lo largo de la jornada, pero el gobierno debe prepararse para lo peor, no para la mejor. Para lo mejor no hace falta estar prevenido. Esperemos lo mejor, trabajemos para que suceda lo mejor, pero preparémonos por si acaso para lo peor. Lamentablemente partimos de una situación que ha puesto en evidencia de una forma obscena nuestra lamentable debilidad. Ceuta tiene una población de menos de 90.000 habitantes y nadie sabe si en un sólo día ha recibido 2.000, 5.000 ó 10.000 invasores, que desde luego en esta ocasión no han venido, o no sólo, a título particular sino como parte de un plan. En toda España sólo hay 2.000 UIP. El que entra en caso con permiso es un invitado, pero el que entra en casa de otro sin pedir permiso es un invasor.
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Como siempre que hay una crisis inesperada los primeros momentos resultan cruciales. Como siempre que se enfrenta a unos momentos cruciales, bien que lo hemos visto en la pandemia, el gobierno actual resulta tan inútil como un salvavidas de cemento. Durante todo el día de ayer, ante una pasividad del gobierno casi total, las hordas iban cruzando la frontera y aumentando el volumen del problema con el que hoy habrá que enfrentarse. Tal vez Pedro Sánchez esperaba una llamada de la UE para que le dijeran lo que tenía que hacer. La inoperancia del paquidermo burocrático europeo resulta legendaria, por otro lado. Tenemos un gobierno que si no se trata de algo popular no sabe hacer otra cosas que llamar a la UE o para que le resuelva el problema, si hay suerte, o alternativamente echarle la culpa a Europa de lo que suceda por no arreglarle ella el problema. Nos enfrentamos a una crisis de enorme magnitud y tenemos a Pedro Sánchez y a Ione Belarra para afrontarla. No será fácil que jugando con las fichas de Marruecos haya alguien más torpe aún. Tal vez Otegui y Junqueras les puedan asesorar sobre la mejor manera de defender los intereses de España. La buena noticia es que para defender a España la derecha apoyará al gobierno aunque sea de izquierdas, cosa que habría que ver si sucedía si fuera al revés.
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