Lo malo de Asirón, al menos para Asirón, es que tiene mucha hemeroteca. Eso del cambio está muy bien para los demás y para la publicidad electoral. La gente del cambio, los gobiernos del cambio… suena bien pero ahí tenemos a Otegui o Asirón eternizados en el poder. El siguiente alcalde del cambio es el anterior. Dicho lo cual al Diario de Noticias le ha llamado mucho la atención que la alcaldesa saliente, Cristina Ibarrola, se haya montado un reservado propio dentro del espacio del que dispone UPN en el Ayuntamiento (como las demás formaciones) para poder trabajar o reunirse con cierta privacidad. Vaya, que es una extraordinaria noticia lo normal. Si el espacio es diáfano o no será el gusto o la decisión de cada cual. Por lo menos esta vez el bolso, puesto que no lo mencionan, les ha debido gustar.
El caso es que, como indicábamos, va a ser difícil que los cambistas denuncien nada sin que nos venga a la memoria nada de su anterior paso por el poder. Así, el amigo Asirón dedicó 315.000 euros del presupuesto municipal en montarles en Mendillorri un gaztetxe en condiciones a los colectivos afines a Bildu. El arquitecto encargado de las obras, por cierto, fue el hermano de Barcos.
No sólo es que aquel gasto fuera cuestionable en cuanto a su oportunidad, cuantía y finalidad, es que el Tribunal Administrativo de Navarra acabó determinando que su cesión, como tantas cosas que hizo Asirón, fue ilegal:
¿Puede ser que el gasto en el pequeño cubículo de Ibarrola sea excesivo? ¿Puede ser que no debiera haberlo encargado siendo todavía alcaldesa? El problema es que a ver cómo señalas la paja en el ojo ajeno con tanta viga en tu propio historial ocular.