La noticia es verosímil.
La noticia, sin embargo, tiene la virtud de explicar algunos de los extraños e incoherentes comportamientos de Nafarroa Bai en los últimos tiempos. ¿Quién es el infiltrado del PSOE en Nabai? A la luz de esta información, ahora podemos entender desde una nueva perspectiva algunos acontecimientos que hasta ahora parecían insólitos.
Maiorga Ramírez deja a Nabai sin silla en la CAN.
Todos recordamos con pasmo la falta de acuerdo que impedía a los partidos que conformaban Nabai presentar un candidato al Consejo General de la CAN. Así las cosas, por su cuenta y riesgo, Maiorga Ramírez decidió presentarse a sí mismo como candidato en el último minuto. El resto de partidos de Nabai contempló entre atónito e incrédulo la autopostulación del líder de EA. Naturalmente rechazaron el trágala, Mayorga tuvo que renunciar y Nabai quedó sin asiento. La historia parecía absurda y rocambolesca, pero empieza a tener sentido si -por un momento- contemplamos la posibilidad de que Maiorga Ramírez sea en realidad un agente del CNI, dedicado a desestabilizar desde dentro la coalición nacionalista.
Txentxo en el Tibet: ahora se explica todo.
Uno de los momentos “cumbre” de la historia parlamentaria de Navarra, sin lugar a dudas, es el momento en que Nafarroa Bai no puede sacar adelante una propuesta destinada a ampliar la zona mixta del vascuence porque… ¡uno de sus parlamentarios se ha ido a escalar montañas en el Tibet! Aquel comportamiento desquiciante no podían creérselo ni propios ni extraños. La “inoportuna” ausencia de Txentxo, sin embargo, se puede interpretar bajo un prisma muy distinto si, una vez más, consideramos la posibilidad de que se trate de un agente del CNI infiltrado por el PSOE para desestabilizar el conglomerado. ¡La traición siempre se esconde donde menos se sospecha!
Uxue Barkos, la votante díscola.
No podemos dejar de incluir en esta relación el inexplicable comportamiento de Uxue Barkos. A nadie le ha pasado inadvertida la persistencia de doña Uxue en votar en sentido distinto al de sus correligionarios. Véase el reciente caso del comunicado de condena del último atentado, u otros anteriores en el Congreso de los Diputados. En todos los casos, doña Uxue ha apoyado unos textos cuyos términos eran los mismos que, por otro lado, Nabai se negaba a suscribir en el Parlamento de Navarra. Nabai, por si fuera poco, explicaba esta negativa por oponerse a la Ley de Partidos y a las torturas a los detenidos. Es decir, que Uxue Barkos, al suscribir esos comunicados, estaría avalando las torturas y la Ley de Partidos. Un comportamiento totalmente incomprensible en una diputada de Nabai, pero perfectamente coherente con el de una agente encubierta del CNI.
Todo lo anterior nos lleva a entender que La Lettre de l’Expansion evite ofrecer todos los nombres de los espías infiltrados. Se trata, probablemente, de un problema de espacio. El resultado, en cualquier caso, es la desaparición del nacionalismo vasco en Navarra. Efectivamente, el nacionalismo vasco parece haber sido suplantado por un partido presuntamente infiltrado que -salvo casos puntuales- ha escondido las ikurriñas, ha sacado al nacionalismo de alguna de las principales instituciones, ha perdido inexplicablemente votaciones cruciales para sus intereses, ha mostrado su apoyo a la Guardia Civil y ha pasado de defender la anexión de Navarra a la CAV (Nafarroa Euskadi da) a defender el “derecho a decidir” de los navarros. ¡Y pensar que se pensó que sólo estaban disimulando! El problema, naturalmente, lo tienen los votantes nacionalistas que votaron a Nabai, que de este modo quedan huérfanos.