En las últimas elecciones autonómicas, UPN obtuvo 139.132 votos, el 42,19%. Dicho número de votos incluye los votantes del PP, que no presenta su propia candidatura en Navarra. La ruptura del pacto entre UPN y PP, por tanto, supone la voladura de la candidatura única de UPN y la de todo el voto de centro derecha navarro. En las últimas elecciones generales, el PP obtuvo en Navarra 131.618 votos, el 39.29 %. Esta cifra muestra que el 94,5% de los votantes de UPN es además votante del PP.
La voladura de UPN en Navarra, aparte de causar un trastorno bipolar en sus votantes, dividiría además el voto actual en fragmentos de tamaño imprevisible. Previsiblemente, tampoco dejaría a UPN en una situación interna pacífica. Naturalmente el órdago actual no ha venido precedido de ningún estudio ni sondeo de ninguna clase. A una de nuestras fuentes casi le entra la risa al plantearle que pudiera ser de otro modo: “¡No conoces nada de UPN si crees que una decisión como esta se basa en encuestas! Es todo el modo visceral de hacer las cosas que tiene Sanz”.
Dependiendo del imprevisible tamaño del pedazo que quedara de la actual UPN tras su voladura, UPN podría perder su estatus de primera fuerza política en Navarra. Una ruptura en dos mitades simétricas, aún imaginando una hipotética reunificación con CDN, exigiría la formación de un tripartito que incluyera a Izquierda Unida para alcanzar la mayoría absoluta. Si el trozo de UPN tras la partición empezara a representar menos del 50% del voto actual, el PSN sencillamente no podría formar mayoría absoluta más que con Nafarroa Bai.
Más tiempo para pensar.
Conscientes del caos que provoca este escenario, importantes sectores de UPN empiezan a pedir calma a Sanz. Calma y tiempo. No hay que tomar una decisión precipitada. Al parecer, se estudia incluso la posibilidad de que ni siquiera sea el viernes el día en que se tome una decisión definitiva. Se empieza a comentar que no tiene sentido tomar una decisión tan trascendente en estas circunstancias, cuando los otros partidos todavía no lo han hecho en una coyuntura mucho más sencilla para ellos. Y a la vista de las declaraciones ayer mismo de Sanz, comparándose con un toro y amenazando con tomar decisiones basándose en el grado de “pique” que experimenta a nivel personal, es cierto que hace falta serenidad y tiempo.