Esta vez un humano ha mordido a un perro, podría ser el resumen de la Gala de los Goya. Obviamente ha sido la excepción, pero al menos podemos dividir la crónica de los Goya en tres partes, cosa que no suele ser lo habitual. Lo habitual serían las típicas referencias al fascismo, el machismo, la amenaza de la extrema derecha, Franco, la homofobia y la devoción obligada a todo gasto público sin discusión. Eso por supuesto ha vuelto a pasar, de hecho ha sido la norma, pero precisamente por eso y porque es lo de siempre pasamos a los otros dos capítulos de interés.
Una de las películas más reconocidas, después de triunfar en taquilla y haber sido despreciada en el festival de cine de San Sebastián, probando por tanto una vez más que la mejor venganza es el éxito, fue La Infiltrada. No sólo el punto a subrayar es la propia película y la forma en que trata los tiempos de plomo de la ETA o lo abyectamente malvados que eran los etarras, sino que el discurso de la productora hizo mención entre otras a todas estas cuestiones, rompiendo la omertá woke:
El tercer punto de interés y que quizá ha copado más titulares y horas de debate en los últimos días ha sido el caso de la actriz trans Karla Sofía Gascón. Esta persona recibió por parte del poder establecido todo el empuje y toda la catarata de halagos con que puede contar el sujeto que complace al sistema, pero de repente se destaparon unos tuits en los que había criticado al Islam y la inmigración descontrolada. Gascón pasó entonces de paladear el favor y los parabienes del sistema dominante a catar la cancelación y la represión que ese mismo sistema dominante dedica a los disidentes.
Por supuesto adiós a las posibilidades de poder acceder a ser premiada con un Oscar o un Goya tras haber desafinado en el coro. Resulta no obstante llamativo ver tan en evidencia cómo ser o no buena actriz depende por lo visto de la ideología. ¿Qué es lo que se premia, el buen trabajo o la ideología? O no era tan buena actriz antes y se le aupaba sólo por su discurso y su condición, o resulta que sí era tan buena actriz pero ahora hay que premiar a alguien que trabaje peor pero tanga mejores ideas. O sea, ideas que le gusten más al poder woke. Por supuesto esto explica por qué en el mundo del cine y la cultura todos son cacatúas woke. O eres un lorito que repites lo que debes, o el sistema te expulsa y te cancela.
¿Qué es la tiranía woke? Quizá una de las mejores descripciones la haya pronunciado Tania Sánchez, la ex de Pablo Iglesias, explicando que hay que conseguir que las personas que piensan cosas no respetables dejen de pensarlas. Esto significa que todos tenemos que pensar lo mismo como tras un lavado de cerebro, que si alguien no piensa lo mismo deber ser reprogramado, y que existe una lista de cosas respetables y no respetables, que por tanto podemos o no podemos pensar, y que esa lista no la decidimos nosotros sino que, la decide la autoridad woke. De hecho lo mejor es no pensar y así seguro que no te equivocas. ¿Puede alguien inteligente no rebelarse contra esto? ¿Cómo se progresa sin poder poner en cuestión nada de lo establecido? ¿Tan extraño es entender la reacción que en todo el mundo está teniendo lugar contra la dictadura woke, declarada enemiga de nuestras neuronas?
Cerrando ya esta crónica con el apartado de lo anecdótico, o quizá no tanto, resultó bastante comentada la foto de Pedro Sánchez con Moreno Bonilla: gemelos separados al nacer, las 7 diferencias, el bipartidismo, el PSOE bueno y el PSOE malo hombro con hombro… elijan ustedes mismos el pie de foto que les parezca más adecudo para acabar.
