Hacen falta un millón de empresarios para acabar con la crisis

“Estábamos todos muy engrasados. Teníamos créditos para pagar la casa, el coche e incluso para pagar algún viaje. Conseguíamos créditos muy fácilmente. Incluso con un crédito pagábamos el anterior. Vivíamos bien pero artificialmente, falsamente… Un día ese engrase se cortó y todos nos quedamos con las cosas a medio pagar”.

Leopoldo Abadía tiene la virtud de explicar fácilmente las cosas difíciles. Seguramente por ello ha alcanzado un éxito durante la crisis que se traduce en múltiples apariciones en los medios y tres libros publicados. El último de ellos se titula “¿Qué hace una persona como tú en una crisis como esta?”, y de la entrevista que en relación a él se le ha hecho en Periodista Digital podemos extraer un diagnóstico bastante claro de lo que está pasando.

Que por cierto, según don Leopoldo ése es precisamente el primer paso para empezar a afrontar la crisis: “reconocer lo que nos ha pasado”, y lo que nos ha pasado, por vivir todos muy “engrasados” de crédito,  es que ahora “nos hemos vuelto más pobres”. La conclusión evidente es que “como nos hemos vuelto más pobres hay que vivir de otra manera”. Lo cual también afecta al estado, que a fin de cuentas obtiene sus recursos de unos ciudadanos y unas empresas más pobres, por lo que “el estado también se ha vuelto más pobre”.

¿Qué hacer ahora? El profesor Abadía recomienda no preocuparse: “Hemos cambiado de vida, nada más. (…) Y no se trata de austeridad que es una palabra que no le gusta a nadie. Se trata de gastar con la cabeza que es lo mismo pero se entiende mucho mejor».

Don Leopoldo cuenta que una persona le preguntó recientemente si le parecía bien que invirtiera sus ahorros en un negocio propio, a lo que Abadía le respondió que siempre es buena idea: «montar una empresa siempre ha exigido cierto grado de locura pero merece la pena”. El remate de esta reflexión es que “si hubiera un millón de personas que con sus ahorros decidieran montar una empresa esto se arreglaba”.

El problema, según nuestro punto de vista, es si desde los partidos políticos, los colegios, las universidades, los gobiernos o los medios estamos creando un ambiente estimulante y propicio para que un millón de personas arriesguen sus ahorros y decidan montar una empresa. A lo mejor estamos donde estamos porque llevamos décadas denigrando al tipo de persona que deberíamos estar estimulando.