Guerra Civil: la verdad es la verdad la diga Esperanza Aguirre o el porquero de Agamenón

El pasado domingo 14 de abril fue el 93 aniversario de la proclamación de la Segunda República, una fecha por tanto totalmente prescindible, pero que la izquierda se empeña en mantener viva por la misma razón que alimenta un cierto guerracivilismo permanente: para levantar un muro, para mantener al personal siempre hipermovilizado, para evitar fugas de voto, para autocanonizarse, para criminalizar al contrario al punto que los afines lo justifiquen todo. Señalemos en este sentido que lo que la izquierda reivindica no es la república en general, sino la Segunda República en concreto, una república de memoria funesta. Y en estas aparece Esperanza Aguirre en un acto de las Nuevas Generaciones del PP a recordar el oscuro pasado del PSOE, su escaso amor a la democracia y su responsabilidad en los acontecimientos, como el golpe de 1934 precisamente contra la Segunda República, que acabaron desembocando en la Guerra Civil. Naturalmente la izquierda y sus medios se han lanzado en tromba contra Esperanza Aguirre negándolo todo, incluso que el PSOE protagonizara un golpe de estado en 1934. Lo que pasa es que la verdad es la verdad la diga Esperanza Aguirre o el porquero de Agamenón, y si algo resulta llamativo es el negacionismo de la izquierda y su desparpajo para mentir.

La única duda posible en todo este asunto es si el PSOE, sus terminales y sus simpatizantes niegan el golpe de estado de 1934 por ignorancia o simplemente nos intentan engañar a los demás. Por si fuera lo primero y para evitar lo segundo recordemos que el golpe de estado del 34 no es un hecho discutible. Cuando la derecha ganó las elecciones de 1933 la izquierda no aceptó el resultado de las urnas y comenzó a preparar un golpe de estado que tuvo lugar en octubre de 1934. La izquierda era muy democrática y muy republicana mientras ganara las elecciones y mientras gobernara la república, en cuanto perdió el poder perdió inmediatamente también su amor por la democracia y por la república.

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Resulta llamativo que los socialistas actuales nieguen el golpe de 1934 cuando los líderes socialistas de la época, una vez perdida la Guerra Civil y ya en el exilio, no sólo es que reconocían su responsabilidad en el golpe, sino que algunos como Indalecio Prieto incluso se avergonzaron por ello.

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“Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como culpa, como pecado, no como gloria”.

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Sin ir más lejos, la videoteca de Navarra Confidencial contiene un vídeo en el que Santiago Carrillo reconoce su responsabilidad en el golpe del 34 cuando dirigía las Juventudes Socialistas, pero en este caso lo justifica y hasta presume de ello. ¿Van a desmentir los panfletuchos y telelacayos de la izquierda también a Indalecio Prieto y a Santiago Carrillo?

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Al golpe de 1934, por cierto, se sumó inmediatamente el separatismo catalán de la mano del líder de ERC y entonces presidente de la Generalidad, Lluís Companys, que aprovechó la coyuntura para sumarse al golpe y declarar el estado catalán. ¿También esto lo van a negar? El problema de la izquierda con su golpismo prefreanquista es que, como señaló Salvador de Madariaga mucho antes que Esperanza Aguirre: “Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936”.

La diferencia del golpe de la izquierda en 1934 con el de la derecha en 1936 es que el golpe de la izquierda en 1934 no prosperó. Pero esto no convierte a los izquierdistas en más demócratas sino en peores organizadores. El error de la derecha, por su parte, fue mantener en la legalidad a los partidos que habían protagonizado el golpe del 34, de modo que cuando volvieron al poder en 1936 (posible pucherazo mediante según los más recientes estudios históricos de los resultados electorales), amnistiaron a todos los golpistas que habían sido encarcelados e impulsaron el proceso revolucionario desde el poder. Para aquel momento cualquier esperanza de convivencia pacífica y democrática resultaba quimérica como demostró el asesinato del líder de la derecha, José Calvo Sotelo, en una jornada en la que la otra gran figura de la derecha, José María Gil Robles, se salvó de ser asimismo asesinado al no encontrarse en su domicilio cuando fueron a buscarle. El alzamiento de los nacionales, ante una situación ya totalmente irrespirable, tuvo lugar sólo 5 días después. Esto no implica justificar el franquismo o todo lo que el franquismo hizo después, pero sí poner todos los hechos en su lugar. Si para que la izquierda parezca pacífica y democrática hay que borrar la mitad de la historia, es que tampoco era tan pacífica y democrática.  Si al caníbal de Milwaukee le borramos 17 días de su vida también lo convertimos en un chaval espectacular.

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3 respuestas

  1. Aunque me repita ,lo recordaré de nuevo.Ademas de la Revolución de 1934,promovieron otras dos insurrecciones contra el régimen monarquico.La primera,la huelga general revolucionaria de agosto de 1917 y,la segunda,la sublevación de Jaca de diciembre de 1930. En efecto,los tres intentos fracasaron,pero evidenciando estrictamente el ADN revolucionario y antidemocrático del PSOE.
    En cualquier caso. lo verdaderamente llamativo es cómo logran vender y blanquear su vergonzoso pasado.Ya entonces lograron ser amnistiados por su participación en hechos tan execrables,a la par que instrumentalizaron la Justicia en persecución de quienes legítimamente neutralizaron las rebeliones . Tampoco oigo a los socialistas rememorar lo sucedido a uno de los protagonistas de desactivar la Revolución de 1934, el General López de Ochoa, que fue sacado del hospital en que yacía, decapitado y su cabeza sobre una pica exhibida por las calles de Madrid (1936).
    En el contexto de una charlatanería bien eficaz,los verdugos casi han logrado convertirse en víctimas.

  2. “Estamos en la legalidad cuando la legalidad nos favorece, y en contra de la legalidad cuando la legalidad no atiende nuestros propósitos”.
    “Para evitar que su señoría (refiriéndose a Maura) suba al poder debe llegarse hasta el atentado personal”.
    Esas son palabras pronunciadas por Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, en las Cortes españolas el año 1910. Está claro que los socialistas del PSOE, el espíritu golpista y violento lo traen de fábrica.

  3. El PSOE concentra dentro de sí el 80% de lo peor de España, en personas, ideas y hechos históricos. No en vano se basa en una ideología nihilista y relativista que hace de sus seguidores unas marionetas en manos del Mal.

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