Derribar el Monumento a los Caídos de Pamplona es una vieja aspiración de la izquierda extrema y la izquierda abertzale. Con Asirón de nuevo en el poder el derribo cobra nuevo impulso porque, tras haber exhumado a Mola y Sanjurjo, ya no le quedan muchos más comodines de importancia para los grandes gestos ideológicos. Sin grandes gestos ideológicos, el mandato de Asirón se queda en talar árboles y ponerles un autobús para que se larguen a los pobres, los que no se hayan muerto ya en un banco o en un piso tutelado.
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El Diario de Noticias lleva ya una temporada insistiendo en este asunto del derribo alimentando la duda que siempre tenemos respecto a Joseba Santamaría, si es Joseba Santamaría el que sigue las instrucciones del aberchalato o si es el aberchalato el que sigue las instrucciones de Josema Santamaría. En cualquier caso si el origen primero de las instrucciones es dudoso el sentido mismo de las instrucciones no lo es en absoluto; hay que derribar el Monumento.
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No deja de ser curiosa la fijación de la izquierda con los muertos del bando contrario. Hubo que trasladar los restos de Miguel Angel Blanco a Galicia porque su tumba era constantemente vandalizada en el País Vasco. También son frecuentemente vandalizados la tumba de Fernando Buesa o el monolito en su memoria. Acabamos de citar la exhumación de Mola y Sanjurjo. Hace pocos días Pedro Sánchez se fotografiaba con los esqueletos de los muertos nacionales. Si nos retrotraemos un poco más en la historia, proliferan las fotos de republicanos con fotos de monjas y religiosos exhumados de las iglesias que quemaban o vandalizaban. El derribo de los Caídos nos remonta también al famoso fusilamiento del Cristo del Cerro de los Angeles. Siguiendo esta estela una alternativa a derribarlo en la mejor tradición progresista podría ser a lo mejor para Asirón y Santamaría fusilar el Monumento.
Milicianos fusilando el Sagrado Corazón en el Cerro de los Ángeles; a continuación lo dinamitarian. pic.twitter.com/SX5npcsVo9
— Esqueleto león (@fiateynocorras) August 12, 2014
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De momento el PSN parece más inclinado a resignificar el edificio que a demolerlo, pero tratándose del PSN todo dependerá de lo que le exijan sus socios. El PSN ocupa las sillas pero no gobierna, la política se la dictan. La famosa “resiliencia” del sanchismo se basa únicamente en la confluencia de una parte que está dispuesta a entregar lo que sea a cambio de las sillas y otra que está dispuesta a prescindir de las sillas a cambio de que se les entregue todo. Aún así, concretamente en Pamplona el PSN ni siquiera ocupa la silla, como para fiarse mucho entonces de que donde Alzórriz hoy dice “digo” mañana diga Diego, Pancracio o Joseba Santamaría.
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Lo que volviendo a Santamaria no le ha salido bien al Noticias es lo de abrir una encuesta para consultar a los lectores. Al final los partidarios del derribo, entre los propios lectores del Noticias, no son más que un 31% frente a un 69% partidario de dejarlo como está o resignificarlo. La opción claramente más votada, de hecho, es la de dejarlo como está con un 58% de los votos.
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Nagore también ha terciado en el debate apostando por el derribo del edificio espetando que eso de tener un monumento a los caídos nacionales no es resignificable y que es ensañamiento para los caídos del otro bando. Como si los muertos estuvieran en eso. Como si no se pudiera dejar en paz a los muertos de un lado y de otro. Como si, puestos a eso, no tuviera en todo caso más sentido levantar un monumento a los unos en vez de profanar o destruir el monumento de los otros. En esa dirección y hablando de resignificación un par de reflexiones para finalizar. ¿No es enseñamiento y un atentado contra la memoria que, por ejemplo, el estadio olímpico de Barcelona lleve el nombre de un golpista como Lluis Companys, bajo cuya presidencia tuvo además lugar una represión feroz y criminal al comienzo de la guerra? ¿Y no es también ensañamiento el mantenimiento de siglas y símbolos como los del PCE o el PSOE que para muchas familias de víctimas son un vivo recuerdo de la represión y la persecución que sufrieron sus antepasados? ¿No habría también entonces que resignificar esas siglas? ¿O sería mejor derribarlas? Son sin duda preguntas interesantes pero no más interesante que dejar en paz a los muertos. A los de los dos bandos. Para siempre. A todos los muertos.
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2 respuestas
El odio les devora.
Y también el miedo.
Solo el cobarde destruye.
La izquierda siempre ha sido la ideología refugio de la cobardía, el odio y la envidia.
Por eso hay desgraciadamente tantos.
Hoy hace 87 años que mi abuelo fue fusilado por los franquistas, su delito no fue ser un rojo, al contrario era liberal, los grandes perdedores de la historia de España, Por esa derrota tenemos a los imbeciles nacionalista machacandonos todos los días con sus leyes antisemitas (perdón quise decir provascuence9
Menos mal que ya no vivo en España