Noviembre ha vuelto a arrojar un nuevo mal dato sobre el empleo. En concreto, el paro ha subido en España en 20.525 personas respecto al mes de octubre. Es el peor noviembre desde 2016 en cuanto al paro y el peor desde 2013 para la creación de empleo. España lleva 4 meses consecutivos destruyendo empleo y todavía no ha llegado una crisis, por lo que a lo mejor procede preguntarse si algo va mal y el porqué.
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En realidad, si tomamos los datos de hace un año el paro ha bajo ligeramente, muy ligeramente, demasiado ligeramente, como si la creación de empleo estuviera casi estancada pese a que seguimos creciendo y pese a que la anunciada crisis puede que llegue algún día, pero desde luego no ha llegado aún. ¿Qué está lastrando entonces la creación de empleo en España?
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Los datos resultan llamativos si nos remontamos hasta el pasado mes de enero cuando el gobierno en funciones de Pedro Sánchez decidió subir el salario mínimo hasta los 900 euros. Esta medida puede parecer muy progresista pensando en las personas que pueden pasar a cobrar algo más en vez de en las personas que puedan quedar fuera del mercado laboral o pasar a la economía sumergida.
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Como decíamos, entre enero y noviembre de 2019 el paro ha descendido en 87.577 personas. Alguien podría pensar que la subida del salario mínimo (SMI) no ha tenido por tanto una afectación negativa sobre el empleo, pero puede que su opinión cambiara si comparamos las cifras con lo sucedido entre enero de 2018 y noviembre de 2018. En 2018 el paro se redujo en 223.661 personas frente a las citadas 87.577 de este año. Como no vivimos en varios universos paralelos o al menos no siendo conscientes de ello, resulta muy difícil aislar totalmente el factor SMI y saber en qué medida el frenazo en la caída del paro se debe a este factor o a otros factores añadidos, pero el hecho es que antes de la subida del SMI el paro bajaba 2,5 veces más deprisa que ahora. A estas alturas del año, en 2018 había 136.084 personas menos en el paro. Ese podría ser el resultado de la bienintencionada idea de subir el SMI sin tener en cuenta las posibles consecuencias negativas.
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Con todo, lo más preocupante es que si ese frenazo en la creación de empleo está produciendo efectos ya ahora, cuando todavía estamos creciendo, ¿qué pasará si efectivamente llega la crisis anunciada? ¿Qué pasará en cualquier caso en la siguiente crisis que llegue, cuando quiera que llegue?
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El gobierno por otro lado anuncia un nuevo posible aumento del SMI hasta los 1.000 euros para este mismo mes de enero. A este respecto cabe explicar que en realidad había muy pocos asalariados en 2018 cobrando menos de 900 euros, al punto que se calculó que habría aproximadamente un 7% de trabajadores afectados. Es a este porcentaje de empleados al que se les aplica la disyuntiva en virtud de la cual unos se habrán beneficiado de una ligera subida del salario y otros se habrán quedado sin empleo. Si ya estamos viendo una posible paralización de la creación de empleo, ¿qué consecuencias tendría ampliar aún más el porcentaje de trabajadores a los que se pondrá en la disyuntiva de subir el salario a unos y despedir a otros? Que más del 90% de los trabajadores estuvieran cobrando más del salario mínimo pone de manifiesto que no hace falta que el gobierno marque un salario mínimo cuando el mercado laboral ya genera sueldos superiores y cuando dicho mercado ya lo permite sin intervención gubernamental si lo posibilita la economía real. Por lo demás es obvio que subir el salario mínimo no sólo tiene consecuencias positivas y que los salarios no se pueden fijar por decreto al margen de la realidad de cada empresa, o si no fijemos mañana mismo un salario mínimo no de 1.000 euros al mes, sino de 50.000 euros al mes.
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Y además crece la temporalidad
La subida del salario mínimo puede tener una incidencia no sólo sobre el paro y la creación de empleo, sino también sobre la calidad del empleo. Los contratos indefinidos en noviembre de 2019 han sido el 9,73% del total, mientras que en noviembre de 2018 fueron el 10,58%.
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Insistamos en que todo esto está sucediendo sin haber aún ninguna crisis y que de hecho el crecimiento puede estar camuflando algo las consecuencias del aumento del SMI, aunque ya quizá empezamos a ver que se está estrangulando el mercado laboral y que la bajada del paro sin la subida del SMI podría estar siendo mucho mayor. Si ahora además se deteriora el panorama económico, podríamos enfrentarnos a un apocalipsis laboral. A la crisis anterior entramos con una tasa de paro del 8%, como para pensar en entrar en otra crisis partiendo del 14% de paro actual.
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