Apagar el sábado durante una hora las luces de los edificios oficiales respondía a la cita mundial organizada por la organización medioambiental World Wildlife Fund. Esta “hora del planeta”, secundada por decenas de ciudades en toda España y miles en todo el mundo, representaba un gesto simbólico “para demostrar que la lucha contra el cambio climático es posible”. El Gobierno de Navarra decidió secundar esta apoteosis de lo políticamente correcto apagando las luces ornamentales del Palacio de Navarra y de la Estatua de los Fueros. Es el momento que ilustra la foto del edificio a oscuras, portada del domingo en Diario de Navarra.
El cambio climático contra el cambio de la hora.
Las siguientes imágenes, sin embargo, muestran hasta qué punto fue un fiasco en la Diputación el “apagón” por el planeta. Al parecer nadie reparó en que justo esa misma noche tenía lugar el cambio de hora. En consecuencia, al día siguiente del apagón y durante otra hora, todas las luces ornamentales de la Diputación y la Estatua de los Fueros se encendieron refulgientes… ¡en pleno día!
Ahorro cero.
La conclusión de toda esta historia con tintes surrealistas es que la energía que se ahorró el sábado fue exactamente la misma que se desperdició el domingo. El balance de la “hora del planeta” es cero. Podrían extraerse muchas conclusiones sobre el sentido y la seriedad de este tipo de iniciativas, pero ésa es una labor que dejamos a su buen juicio. Sirva como consuelo que, durante la “hora del planeta” contra el calentamiento global, lloviznaba en el exterior del Palacio, el termómetro marcaba 7 grados y los pamploneses atiborraban el Iruña, tratando de entrar en calor ante una humeante taza de chocolate y un plato de churros.