La brecha de género está por todas partes. Otra cosa es cómo interpretemos la existencia de esa brecha. O sea, si la explicación de la brecha allá donde aparece es una conspiración de todos los hombres en todas las épocas, en virtud de decisiones que los hombres toman en asambleas secretas entre todos los hombres para perjudicar a las mujeres. A fin de cuentas, tampoco está muy claro que la brecha de género favorezca siempre a los hombres. Veamos por ejemplo el caso de las personas ahogadas en España en costas, ríos y piscinas. Según los datos de Europa Press, casi el 80% de los fallecimientos por ahogamiento en España son hombres.
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Que un 80% de los ahogados sean varones no puede ser casual. La singularidad estadística resulta excesiva, por no mencionar que se repite aproximadamente todos los años. Por alguna extraña razón, los hombres mueren más que las mujeres es las playas, piscinas y ríos. ¿Podríamos pensar que existe un complot dirigido por las mujeres del mundo para que los hombres se ahoguen más que las mujeres? ¿Por qué no nos ahogamos al 50%? ¿No habría que crear una dirección general de ahogamientos de género dotada con varios millones de euros para estudiar este asunto? ¿Cómo podemos permanecer indiferentes a este machicidio anual que adquiere proporciones de genocidio? ¿Sucede esto en todos los países? ¿Cuáles son las magnitudes del fenómeno al que nos enfrentamos? ¿O es el propio heteropatriarcado el que ha decido esta matanza contra sus propios miembros? Fíjense que hablamos de 238 hombres muertos al año frente a 69 mujeres, luego hay una diferencia inexplicable de 169 muertes masculinas al año, más de 3.000 muertos en 20 años.
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No es el agua, es el matriarcado
Afortunadamente, si un hombre cree que vivimos bajo una dictadura femenina que explicaría el fenómeno, todo el mundo le consideraría un cretino, no un pensador de lucidez inusitada. Pero entonces, ¿por que se ahogan más hombres que mujeres? ¿Acaso sera que son mas imprudentes? Y de eso a su vez, ¿cúal es el motivo? ¿Son más lerdos? ¿Son víctimas del arrojo, la impulsividad y la inconsciencia que les impone la testosterona? Si fuera el caso, ¿acabaríamos con la brecha de ahogamientos y ya de paso con las de violencia de género, delincuencia en general y otras muchas si castráramos a todos los machos humanos? Desde luego sería una medida muy traumática y si no se matiza en algún modo podría suponer también la extinción de la raza humana, mujeres incluidas. Alternativamente, podríamos hormonar masivamente con testosterona a todas mujeres para ver si igualábamos las estadísticas. Habrá a quien todo esto le parezca una barbaridad pero, si es así, ¿no habría que dudar de la fuerza de su compromiso para acabar con la odiosa y omnipresente brecha de género? ¿Y cómo llamar a cualquier cosa que nos haga dudar de la necesidad de acabar con la brecha de género por un quítame allá un par de vesículas? No nos andemos con rodeos, el nombre que buscamos es la palabra “fascismo”.
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