Europa y el dinero del separatismo

¿Por qué los separatistas nos ganan batallas en Europa? Sin duda la respuesta es compleja e incluye muchas causas. Seguramente no sólo hay una razón para explicar algunas de las bofetadas que recibimos. Probablemente entre todas esas causas, ciñéndonos al apartado jurídico, hay cosas que nosotros hacemos mal y ellos bien. No todas las causas de nuestras derrotas, sin embargo, presumiblemente se encuentran focalizadas en el apartado jurídico. No todas tienen que ver con cosas que ellos hacen bien. No todas con cosas que nosotros hacemos mal. Y tampoco perdemos todas las batallas en Europa como pasó con la ilegalización de Batasuna o la dispersión. En cualquier caso hay algunos problemas que es imposible no ver si analizamos la situación.

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Entre las causas de nuestros reveses europeos no cabe duda de que puede jugar un papel relevante todo el dinero que los separatistas-golpistas han dedicado ha manejar la información que les llega a los europeos y en general al resto del mundo. No es una cuestión insignificante. Son muchos años gastando mucho dinero, lo que seguramente asegura un impacto apreciable. ¿Por qué Europa no nos comprende? Es de temer que porque los separatistas se han esforzado mucho por controlar el relato fuera de nuestras fronteras.

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La batalla contra el separatismo se libra en muchos frentes, que van desde el político hasta el policial, pasando por el judicial y el mediático, dentro y fuera de nuestras fronteras, existen además vasos comunicantes entre todos estos frentes. Los reveses en un frente pueden venir determinados por la falta de eficacia en otro de los frentes. No hay ningún frente en el que se pueda dejar de dar la batalla.

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Salta a la vista que los separatistas están atacándonos con nuestro propio dinero. El dinero público español está sirviendo a los separatistas para destruir el estado español. La mala noticia es que debemos ser bastante tontos para que esté pasando eso. La buena noticia es que si le cortamos la financiación pública el separatismo sufriría una merma atroz de sus recursos, poder, influencia y capacidad de movilización.

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Desde luego alguien podría objetar que las instancias europeas hubieran resuelto igual todos los casos en que han perjudicado a España con o sin ese dinero. Sin embargo, merecería la pena ver cómo se apañan los separatistas sin ese dinero. No tenemos nada que perder cortándoles el suministro. A ver si es verdad que en el futuro les va igual de bien a los nacionalistas sin dinero. Nuestro dinero. Desde luego, a la vista de las cantidades que manejan, ellos sí consideran muy importante el dinero que invierten para establecer el relato.

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Cortar la financiación de los nacionalistas parece una cuestión tan necesaria como de sentido común. Si decenas de millones de euros de dinero público español no sirven para nada, utilícense para algo útil. Ni aún asumiendo que ese dinero no perjudicara especialmente a España sería admisible su despilfarro. Pero es que seguramente sí que nos perjudica. Sin embargo todavía deberíamos más allá porque la información juega un papel fundamental en todo conflicto moderno. No basta con cortar la financiación a los nacionalistas. España debe gastarse también el dinero que haga falta en ofrecer información veraz y controlar el relato, tanto a nivel nacional como internacional. El gasto en medios e información es tan importante o más que el gasto en Defensa y en realidad es un gasto imprescindible en Defensa.

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Incluso haciendo todo bien y acabando con algo tan elemental como financiar al enemigo es posible que sigamos encontrando alguna oposición en Europa porque cada país tiene sus intereses nacionales que a veces confluyen y a veces chocan con los intereses nacionales de otros países. Una España débil significa más poder y más capacidad de influencia y de defender sus propios intereses para otros países. Para nuestra desgracia, tal es la situación que hace falta un acto de fe hasta para pensar que el gobierno español no ha hecho lo posible para influir en una sentencia como la que se ha producido.

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Es posible que nos siguieran dando de vez en cuando algunos reveses pese a cortar el suministro al enemigo y empezar a dar la batalla en todos los frentes que tenemos desatendidos, incluido el diplomático, pero mejor comprobarlo que suponerlo. Y si así y todo siguen sin respetarnos, siempre habrá otros niveles de presión que podamos plantearnos. Desgraciadamente parece que ni siquiera rectificamos nuestros errores más obvios. ¿Cómo va el gobierno español a responder a la amenaza separatista y depender a la vez del separatismo? ¿Cómo va a entender la Unión Europea que unos señores estén en la cárcel cuando se negocia la investidura del presidente con ellos? Tampoco esperemos de los europeos que arreglen nuestras incoherencias o que tengan más interés que los propios españoles en la defensa de España.

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