Alcalá de Henares veta un concierto del rapero alicantino Kidd Keo por sus letras «machistas». Como si tal cosa, ayer se colaba en la actualidad esta noticia caracterizada por la ausencia de polémica. Al veto de un cantante, cuando lo que pide es matar guardias civiles o políticos del PP, le sucede una catarata de críticas criticando el veto y defendiendo, supuestamente, el sagrado principio de la libertad de expresión. Imposible olvidar, por otra parte, la defensa en bloque y sin fisuras de los partidos de progreso a la exposición de Abel Azcona, epítome de todas las ofensas a los creyentes en su grado superior. ¿Dónde están ahora todos los periodistas e ideólogos de progreso para defender el sagrado derecho de Kaydy Cain y Kidd Keo a cantar “Voy a follarme a esa puta, voy a meterla en la tumba?».
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Para completar la noticia, interesa señalar que el Ayuntamiento de Alcalá de Henarés se encuentra gobernado por el PSOE con el apoyo de las correspondientes mareas y riadas. El silencio selectivo, o la censura selectiva, revela que lo que se defiende en casos como el de Valtonyc o Azcona no es la libertad de expresión. Por no citar a las bandas de rock radical vasco que la ultraizquierda ha ido paseando y financiando durante décadas, pese a las quejas de las víctimas del terrorismo, por las fiestas locales de todo el país. A propósito, este mismo rapero censurado en Alcalá de Henares ya generó un problema en Navarra hace apenas dos meses, en el Holika Festival de Cortes.
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Como es lógico no se trata aquí de defender las barbaridades de Kidd Keo, sino de reclamar unidad de criterio y el derecho de todos, no sólo de las mujeres, a ser respetadas. Y ni siquiera el derecho de todas las mujeres, puesto que las mujeres pierden rápidamente sus derechos cuando se ponen un hábito, se afilian a Ciudadanos o al PP, o salen un fin de semana por la noche con su novio guardia civil.
Un comentario
¡Qué ingenuidad la de NC! No se cansa de pedir coherencia a la progrez.