Es probable que si un reportero saliera a la calle a preguntar a los españoles sobre la deuda pública del estado español, la gran mayoría de los encuestados no sabría a qué cifra asciende, o aunque lo supiera no sabría muy bien manejar mentalmente semejante enormidad de dinero y lo que representa, por no hablar de los encuestados a los que seguramente la deuda pública les parece algo positivo y que piensan que es muy bueno aumentarla para no limitar el gasto público. Este pequeño análisis tiene como objeto prepararle a usted para esa encuesta hipotética o para la ruina que en todo caso le puede venir encima.
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Para empezar, cuando hablamos a día de hoy de la deuda pública española nos encontramos ante la bonita cifra de 1,3 billones de euros. Por suerte para el gobierno, es una cifra tan monstruosa que realmente es difícil hacerse una idea cabal de lo que representa y la manera en que nos afecta. Tratemos por tanto de hacerla más comprensible a través de algunos cálculos.
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Antes de nada, casi ningún observador cuenta ya con que el estado español (como otros) vaya a pagar jamás esa deuda. Lo que se puede hacer a partir de ahora es refinanciarla e ir pagando sólo los intereses. Pero la cantidad es ya tan enorme que cualquier pequeña fluctuación en los tipos de interés puede poner al borde de la quiebra al estado.
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Por ejemplo, cada 1% de subida de los tipos de interés sobre una deuda de 1,3 billones de euros significa un pago de 13.000 millones de euros. Suponiendo que en España hubiera 20 millones de personas ocupadas, que son al final las que tienen que pagar las cosas (no van a pagar la deuda los bebés o los parados), eso significa que cada español ocupado tendría que pagar anualmente 650 euros para pagar la deuda. En España no hay actualmente 20 millones de ocupados, en realidad apenas pasamos de los 19, pero hoy nos sentimos contentos y tomaremos 20 millones para hacer nuestros cálculos.
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Si en algún momento futuro nos encontramos con que los tipos de interés suben al 2%, eso significaría -por más que simplifiquemos un poco- que la deuda pública española generaría unos intereses a pagar de 26.000 millones de euros. Nuestros 20 millones de españoles ocupados tendrían que dedicar entonces 1.300 euros al año para pagar los intereses de la deuda.
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Si esos tipos de interés subieran al 3%, los intereses a pagar por cada ocupado alcanzarían los 1.950 euros al año.
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Si retrocedemos al año 2010, fecha tampoco tan lejana, con lo que nos encontramos es con que la rentabilidad del bono español rondaba el 5%. Claro que entonces la deuda pública española era algo así como la mitad que la actual. Si volviéramos a aquellos niveles, cada español ocupado tendría que pagar 3.250 euros al año para pagar los intereses de la deuda pública española. ¿Realmente hace falta subrayar mucho lo que representaría para cada trabajador español tener que dedicar al año 3.250 euros de su sueldo para pagar los intereses de la deuda pública? ¿Realmente se puede pensar que cuanta más deuda pública emitamos mucho mejor para la economía y la sostenibilidad del estado del bienestar?
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Todo lo anterior, obviamente, contempla sólo el pago de los intereses de la deuda, ¿pero que pasaría si por un momento e hipotéticamente contempláramos la hipótesis de que el estado español no sólo pagara los intereses sino que devolviera todo lo que debe y eliminara toda su deuda? En tal supuesto, cada trabajador español tendría que pagar 65.000 euros para saldar las deudas del gobierno. Una vez más no merece la pena insistir mucho en la gravedad de que cada ocupado tuviera que hacer frente al pago de 65.000 euros. Sin embargo vivimos tranquilamente, quizá demasiado tranquilamente, bajo la amenaza de esa espada ya colgando sobre nuestras cabezas.
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Alguien podría pensar que, a fin de cuentas, no es probable que los tipos de interés vuelvan a subir al 5% a corto plazo. Más que nada porque hay tanta deuda que casi todos los estados y no sólo el español quebrarían ante semejante escenario. Esto sin embargo no está del todo claro y a fin de cuentas los tipos de interés no suben o bajan a largo plazo por la voluntad de los estados sino por los fundamentos económicos, pero incluso descartando un escenario de subidas de los tipos la montaña de deuda sigue ofreciendo otros graves escenarios de riesgo.
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Por ejemplo, decíamos que en 2010 el interés ofrecido por el bono español a 10 años rondaba el 5%, pero que la deuda entonces era la mitad que la actual. Puede que los tipos de interés no suban en 10 años, pero seguro en cambio que sube el endeudamiento. De hecho ahora mismo el endeudamiento del estado español se encuentra totalmente descontrolado. Es decir, dentro de 10 años a lo mejor no tenemos unos intereses del 5%, pero tenemos 2,6 billones de deuda. En tal caso, cada 1% de variación en los tipos supondrá unos intereses de 26.000 millones de euros, 1.300 euros anuales para cada español ocupado. Si la variación fuera del 2%, nos iríamos a los 52.000 millones de intereses, 2.600 euros anuales por cada ocupado. Y si de lo que se tratara fuera de devolver toda esa deuda, eso supondría que cada español ocupado tendría que apoquinar 130.000 euros.
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Desde luego podemos elegir vivir totalmente despreocupados ante la enormidad de todos estos números, pero si algún día no lejano colapsa el estado español que al menos no nos digan que nadie podía haberlo previsto. Es más, es que al ritmo actual no cabe prever otra cosa. Todo esto por no mencionar el hecho de que el estado español, a fecha de hoy, sólo puede pagar sus gastos gracias a que la deuda que emite se la compra el Banco Central Europeo. Si el BCE no nos estuviera rescatando mediante la compra masiva de deuda española, ¿cuál sería la prima de riesgo real y cuál tendría que ser el interés que estuviéramos pagando para que se nos prestara dinero? ¿Menos del 5%? ¿Menos del 10%? ¿O directamente seríamos incapaces de colocar a ningún tipo de interés toda la deuda que estamos emitiendo? Si esto no es tener las cuentas públicas en estado crítico, ¿qué es tener las cuentas en estado crítico? ¿Y qué problema crítico con el alcohol se resuelve consumiendo más alcohol? Para ser sinceros se comprende que queramos vivir en la ignorancia porque el conocimiento, en el caso de la deuda estatal española, nos llevaría a vivir en el terror. Por otro lado ver venir un tsunami es el único modo de tomar medidas para estar en el grupo de los que sobreviven en vez de en el de los que son arrasados.
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