Ana Morgade es una actriz y presentadora de La Sexta lo que en principio deja pocas dudas respecto a su ubicación ideológica, que por otro lado quedará suficientemente despejada conforme contemos lo acontecido. El caso es que el pasado sábado la presentadora eligió las redes sociales para anunciar al mundo la feliz noticia de su embarazo, lo que hizo mediante el siguiente mensaje escrito en su cuenta de Twitter:
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Lo malo de la exposición en las redes sociales es que todo el mundo puede comentar este tipo de publicaciones, por lo que hubo quien señaló que sus palabras eran un fuerte mensaje provida y antiaborto, al señalar que en la foto de una mujer embarazada aparecen no una sino dos personas, por lo que abortar es matar a una persona. La presentadora, ante tamaña acusación de ser una provida, escribió inmediatamente otro tuit defendiendo el aborto libre, gratuito y eterno, y aclarando que su decisión de querer ser mamá no tiene nada que ver con que otras mujeres decidan no serlo en nombre de la libertad.
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Como es lógico, la rectificación suscitó una reacción mucho mayor que la que la presentadora había intentado sofocar. Y es que la presentadora de La Sexta, por un lado, decía que cuando una mujer está embarazada no hay una persona sino dos, y por otro que debe poderse matar a una persona libre y gratuitamente siempre. Todo ello siguiendo simplemente la lógica implacable de sus propios mensajes. Seguramente la presentadora no se da cuenta de lo que dice, pero es terrible.
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El problema es que lo mismo que piensa (o repite) Ana Morgade lo piensan o repiten millones de personas. Incluso cuando se les señala de manera tan clara su contradicción, son incapaces de reconocerla. E incluso con esa contradicción, se siguen mostrando partidarias del aborto. En principio a Ana Morgade no habría que tratar de argumentarle que el niño que espera es una persona porque ella misma lo reconoce. Entonces, ¿cómo puede seguir justificando el aborto? ¿Con qué lógica? ¿Con qué ética?
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La verdad es que casi siempre respecto al aborto asistimos al mismo esquema. Cuando el niño es deseado, es persona. Cuando el niño no es deseado, no es persona. Si lo quieres tener es un niño, si lo vas a matar lo deshumanizas. Pero claro, un ser humano lo es o no lo es objetivamente. Igual que un gato es un gato y no deja de ser un gato cuando dejas de mirarlo. Deseado o indeseado son meros adjetivos de la realidad sustantiva y objetiva de ser humano. Un niño que aún no ha nacido puede ser un ser humano indeseado, pero es un ser humano. Un niño no es un ser humano si lo deseas y un boniato si no lo deseas.
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Casos parecidos al de Ana Morgade los hemos visto con Ada Colau o hasta con los propios Iglesias. Cuando los niños son deseados, no se pone en duda su humanidad ni se anuncian los embarazos como a quien le sale un quiste o una verruga. Colau en la semana 13 de embarazo hasta expresó el género de su hijo, indicando que era un niño. A las 13 semanas es legal abortar seres humanos de los que puede saberse ya hasta el sexo, en nombre del derecho de la mujer, aunque la mitad de las abortadas sean niñas. La misma persona que te dice que su hijo de 13 semanas es un niño te dice que es una especie de grano o de quiste cuando no lo desea y quiere matarlo. Pero un grano o un quiste que ya tiene hasta género.
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Si es una persona cuando lo deseas, también es una persona cuando decides matarlo. Pensar otra cosa no es ser relativista, es ser un hipócrita y un incoherente. En este caso un hipócrita y un asesino. O como quiera llamarse aquel que mata a otras personas indefensas, al menos según el criterio expresado por Ana Morgade. Como consideración final podría señalarse que aunque el caso de Ana Morgade ponga de manifiesto hasta qué punto es endeble la lógica de los abortistas, el aborto en nuestra sociedad se ha convertido sin embargo en una cuestión indiscutible. En esta sociedad el número de canales de televisión que tienes a tu favor pesan más que la razón y la moral. Por eso esta sociedad está destinada a hundirse y dar lugar a una nueva sociedad regenerada. Igual que no es desearlo o no desearlo lo que hace que un niño sea un niño, por mucha confusión temporal que se pueda generar no hay canales de televisión suficientes en el mundo para convertir para siempre sin que se note la mentira en verdad.
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Naturalmente le deseamos a Ana Morgade y a su hijo lo mejor y mucha felicidad.
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