Ni clasismo ni demagogia
Este verano se produjo un pequeño revuelo en Twitter cuando alguien colgó un vídeo de Ana Rosa Quintana diciendo, en referencia a Diego Cañamero, conocido líder del SAT, asaltasupermercados y diputado de Podemos, que no se puede sentar en el Congreso alguien que dice “el pograma”. Inmediatamente Ana Rosa Quintana fue linchada en las redes sociales acusada de clasista.
Lo sucedido se parece bastante a lo que Félix de Azùa dijo de Ada Colau, al afirmar que «no tiene ni idea de cómo se lleva una ciudad ni le importa” y que es «una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado».
La cuestión, sin embargo, es si realmente es importante o no la educación y la formación.
Así, por un lado, tenemos una masa progresista que dice que la educación es lo más importante para el progreso y el futuro del país. Sin embargo, por otra parte, esa misma masa progresista sostiene que para dirigir el país no es necesaria la más mínima formación, y que cualquier pescatera podría ser alcaldesa o cualquiera que no sabe decir “programa” está cualificado para ser diputado. Algunas formaciones populistas, de hecho, vienen haciendo casi hasta ostentación de la falta de cualificación de las personas que incluyen en sus listas electorales, avaladas en cambio por una cierta capacidad para actuar como agitadores.
¿En qué quedamos entonces? ¿Es importante la educación o no vale para nada?
Si no es importante, abandónese el discurso de lo importante que es la educación y de todo lo que tenemos que invertir en educación.
Si es importante, no tiene sentido dejar el país en manos de personas con un ínfimo nivel de cualificación. Y en tal caso Azúa y Ana Rosa Quintana tienen razón.
2 respuestas
El control de la Educación y los Medios de Comunicación y Entretenimiento de Masas.
Gramsci puro.
Y los demás mirando la luna de agosto.
Y las del resto del año.
Sobra el 80%. El 70% por mediocres y el otro 10% por falta de probidad.