La prensa progre, tan partidaria ella de la cuarta fase de la Revolución, lleva tiempo alborotada, en su ofensiva contra la antropología cristiana y la ley natural, por la existencia de núcleos de resistencia en determinadas áreas geográficas de Europa.
Precisamente, hablamos de las llamadas «zonas libres de LGTBI» (LGTBI Free Zones en inglés) que se han declarado en determinados municipios y voivodatos polacos, aparte de las suscripciones de declaración de la Carta de las Familias Polacas (impulsada por el Instituto Ordo Iuris).
Como es habitual, los estrategas de la manipulación revolucionaria pretenden hacernos creer que existe una feroz persecución política, normativa y legislativa contra aquellos que sienten atracción hacia personas de su mismo sexo, en determinadas áreas geográficas polacas.
De por sí, ya nos intentan que veamos la patria natal de San Juan Pablo II es un paraíso hostil para el no heterosexual, tan solo por el hecho de que la mayoría de su masa social defiende la institución de la familia natural y entiende que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer.
En cambio, nos hacen una venta político-intelectual «paradisíaca» de países donde, con menos escrúpulos que en España, no se duda en aplicar una ingeniería social «progre» mucho más severa -a la par que proliferan las no-go zones bajo imperio de la «ley islámica», enemiga de mujeres y homosexuales.
En cualquier caso, ¿en qué consiste esta «iniciativa» (por llamarlo de alguna manera)?
Un modelo de resistencia bottom-up
El conservador moral ha de ver en la descentralización no solo algo moral en conformidad con el principio de subsidiariedad (definido por la Doctrina Social de la Iglesia), sino como parte de esa resistencia que se puede ejercer contra determinadas opresiones progres superiores.
Con frecuencia, he incidido en el ejemplo del territorio históricamente hispano de Texas (parte de la Dixie así como uno de los entornos no solo más libres en el sentido económico, sino también más seguros para el no nacido en Estados Unidos), que en cierto modo ha ejercido contrapeso ante Washington.
Es más fácil oponer resistencia desde esas unidades de orden inferior (los municipios pueden y deben de considerarse como parte de esos cuerpos intermedios que algunos pretenden erosionar y destruir por completo). Por lo cual, el ejemplo en cuestión puede ser bastante interesante.
La mitad oriental polaca es mucho más pro traditio
Cualquiera puede considerar que los polacos están entre los europeos más religiosos y amigables hacia la tradición y la ley natural, lo cual es cierto. Pero esa proporción es mucho más intensa debido a la región oriental, precisamente, las zonas de Lublin, Pequeña Polonia y Subcarpacia.
Cuando se celebran comicios electorales, el conservadurismo nacionalista del PiS y el tinglado monárquico-paleolibertario suelen obtener mayores puntuaciones en ciudades como Rzeszów y Lublin, mientras que urbes como Lodz y Gdansk son feudos del centro-izquierda socio del PP.
Una declaración de resistencia opuesta al avance del totalitarismo LGTBI
El totalitarismo culturalmente marxista pretende, con la colaboración de la eurocracia y el sorismo, destruir Polonia, así como imponerse en la misma (en otras palabras, el avance de la cuarta fase revolucionaria, conforme a las orientaciones filosóficas gramscianas).
Ahora bien, si el proceso se resiste es por la férrea oposición de una masa social polaca que no entiende de complejos y de esnobismos. No han dudado, en ningún momento, en manifestar su absoluta oposición a leyes liberticidas y de ingeniería social (igual que se oponen al aborto).
Por lo tanto, estas declaraciones descentralizadas son un paso importante que evita la espera a decisiones de poderes centralizados (que, al menos, podrían ver alguna demora). De hecho, estas zonas plantean un interesante escenario.
Del mismo modo que «el Madrid más de derechas» se puede fragmentar políticamente en detrimento de la izquierda o que Texas debería volver a ser independiente, a ciertos voivodatos polacos les iría mucho mejor sin correr riesgos de depender del relativismo de la parte occidental.