El vascuence: quiero y no puedo

Ayer era noticia de portada en el Diario de Navarra el número de alumnos (casi 2.000) que anualmente cambian el modelo lingüístico en Navarra. El 82% de ellos, segía la información, lo hacen por problemas con el vascuence. Un suceso llamativo exige para su mejor comprensión la consideración de algunos datos.

¿Quién habla normalmente en euskera?

A pesar de que el modelo D (educación íntegramente impartida en vascuence) supone alrededor del 25% de los alumnos matriculados, la última encuesta sociolingüística del gobierno vasco revela que sólo un 5,6% de la población navarra se comunica habitualmente en vascuence. Es decir, la lengua de todos los días de la mayor parte de los navarros es el español, incluyendo la de aquellos que han aprendido euskera. Más allá de la ingeniería lingüística planeada desde algunos despachos, el desuso en la vida cotidiana navarra es sin duda un poderoso factor explicativo del abandono de la asignatura.

La zonificación del euskera.

La zonificación lingüística puede ser considerada como una conquista, pero también como una limitación a la expansión obligatoria del euskera. Es evidente que en una zona de España se habla catalán, al igual que en una zona de Navarra se habla el vascuence. Pretender oficializar y normalizar legalmente el uso del vascuence en toda Navarra tendría tan poco sentido como normalizar y oficializar el uso del catalán en toda España. Una pretensión que sólo tendría sentido si se tratara de imponer el uso del catalán en toda España. Las leyes del gobierno no tratarían entonces de respetar y reflejar una realidad cultural sino, por el contrario, de lo que se trataría es de que la realidad cultural acabara siendo un reflejo impuesto de la política lingüística del gobierno.

El modelo D, a diferencia del G, sí se puede estudiar en toda Navarra.

Otra curiosidad en relación con el modelo educativo es que el modelo D (en euskera), a diferencia del G se puede estudiar en toda Navarra. El modelo G (sólo español) legalmente no puede elegirse en la zona vascófona ni en ella por tanto se puede solicitar el cambio a este modelo.

Prisionero del euskera.

El último dato se refiere al creciente número de alumnos a los que, en contra de su libre voluntad, un funcionario -el orientador del centro- les deniega el cambio de modelo. Se trata de 200 alumnos (los tres años anteriores fueron sólo 65, 16 y 62) que, literalmente, se han convertido en prisioneros del modelo.

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2 respuestas

  1. Tanto en la Zona Vascófona de Navarra, como la Zono no-vascófona existe la obligación de aprender las lenguas oficiales.

    En Leitza o Baztan las lenguas oficiales son el euskera y el castellano. Por tanto todos los alumnos tienen la obligación de estudiar ambas lenguas.

    En Tudela y Tafalla la lengua oficial es el castellano. Todos los alumnos tienen la obligación de estudiar el castellano.

    Saber lenguas es muy enriquecedor. No sé la obsesión que tienen algunos de que la gente tenga el derecho de no estudiar una determinada lengua… De la misma manera que los alumnos en Alsasua o Etxarri tienen la obligación de aprender matemáticas o inglés, tienen la obligación de aprender euskera, y por ello no son más tontos que los de la Ribera….

  2. El vascuence es, evidentemente, un idioma minoritario. Tanto si atendemos a las maquilladas cifras de hablantes que ofrecen los organismos interesados en su difusión, como en el pretendido desdén que se supone tenemos los que, de una manera o de otra, participamos de la cultura vasca, nos encontramos ante una realidad dramática sobre un bien cultural, una tradición, un acervo, un lenguaje aún vivo, a pesar de los pesares. Un lenguaje cuya mera existencia, por lo milenaria, por lo originalísima que es, enorgullece al pueblo que le dio origen, y que debería enorgullecer a todos los hombres de bien. Sería muy doloroso verla censada entre las lenguas en peligro de extinción, y enfurece bastante el hipócrita lamento de quienes vaticinan su desaparición y parecen regocijarse en los fracasos de las políticas lingüísticas.

    No entraré aquí en lo desacertadas que hayan podido ser estas políticas. Los resultados, los que sean, están ahí. Se podría haber hecho más, y mejor, pero ahora mismo no se me ocurre otra forma de salvaguardar el futuro del vascuence que incentivando su aprendizaje y sobre todo DESPOLITIZANDO su existencia. Mi abuelo, miembro fundador de la Asociación Euskara de Navarra, tuvo presente la pérdida del vascuence en su Puente la Reina natal a finales del XIX para tratar de reflotar este bien cultural, al margen de luchas partidistas.

    Propongamos soluciones, no nos limitemos a criticar los dislates de unos y otros.

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