El sueldo medio de los empleados de la administración foral es un 50% superior al salario medio

Diario de Navarra publicaba este sábado un interesante análisis con los datos de los salarios de la administración foral extraídos del portal de transparencia del Gobierno de Navarra. El titular más impactante es que el salario medio de los empleados de la administración foral es de 39.000 euros. Seguro que esta cifra dice ya bastante a muchos de los lectores, que para sí quisieran esa retribución. No en vano, el salario medio en Navarra es de 26.000 euros. Como puede observarse, el salario medio de los empleados públicos no tiene nada que ver con el del resto de los mortales. Más aún, como el salario medio incluye el de los empleados públicos, el salario medio del resto de los mortales en realidad es todavía menor y la brecha salarial todavía mayor.

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Otro dato interesante es que el salario medio de los celadores es 24.389 euros. Es decir, el salario medio de los navarros es similar al de un celador, puesto sin duda respetable pero que es el más básico y no exige ninguna cualificación académica especial.

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El sueldo medio de los bomberos forales es de 35.597 euros, que ascienden a los 38.500 euros en el caso de los policías, siendo suficiente el bachiller para aspirar a cualquiera de esos empleos. Se mire como se mire, da la impresión de que la brecha salarial entre el sector público y el privado no sólo es un hecho, sino un hecho bastante llamativo, por no decir escandaloso.

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El problema con estos salarios es que por un lado los pagan los que no trabajan en el sector público. Es más, los que no trabajan en el sector público tienen que cobrar menos para pagar los impuestos que permiten financiar estos salarios tan por encima de los que ellos cobran. Los empleados públicos también pagan impuestos, pero es dinero que sale del presupuesto y vuelve al presupuesto. Quienes realmente mantienen el presupuesto son los que cobran de fuera del presupuesto y aportan al presupuesto. Otro efecto de la brecha salarial es que donde a lo mejor debería haber 5 policías ó 5 bomberos sólo hay 4 porque esos 4 cobran lo que deberían cobrar 5. Todos tenemos peores servicios públicos si los gastos de personal son exageradamente altos. Por supuesto el descontrol de los salarios públicos es una de las principales razones de que las cuentas públicas presenten unos déficits atroces, tremendos en épocas de bonanza e insostenibles por completo sin apoyo exterior en tiempos de crisis. El problema es, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién asume la impopularidad de tocar los salarios públicos?

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Los empleados públicos, que además de cobrar más gozan de mejores condiciones laborales que sus contrapartes privados que les pagan los sueldos, rápidamente se movilizan cuando se trata de sus sueldos, lógicamente. El problema es que el resto de la población no es apenas consciente de que tiene que cobrar menos para que cobren más los funcionarios y que los gastos de personal del sector público ponen en riesgo los servicios públicos esenciales. Al revés, la gente suele creer que los servicios públicos se ponen en riesgo por pagar poco a los empleados públicos, y seguramente eso sería cierto si los empleados públicos cobraran un 50% menos que los empleados privados en vez de un 50% más. Por el contrario, cuando los empleados públicos cobran un 50% más que los trabajadores privados, el estado del bienestar se pone en riesgo como por cualquier otro gasto absolutamente descontrolado más.

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En este debate siempre suele aparecer quien proclama que lo que hay que hacer es subir los salarios a los trabajadores del sector privado en vez de bajárselo a los del sector público. No obstante, salta a la vista que el salario real es el que depende de los zapatos o los frigoríficos que se venden y no de lo que un político firma en un boletín. No es la realidad la que tiene que adecuarse, porque no puede, a los sueldos de los funcionarios: son los sueldos de los funcionarios los que tienen que adecuarse a la realidad.

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Desde luego alguien que cobra 39.000 euros no es un millonario y su trabajo es muy apreciable y muy respetable y sería un golpe duro ver bajado ese salario. Pero imaginen entonces lo difícil que es vivir con un sueldo mucho menor para alguien que no trabaja para el gobierno, cuyo trabajo por supuesto también es igual de digno y apreciable pero que no sale de los presupuestos, y que además tiene que financiar la brecha salarial de los empleados públicos.

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Hablando de brechas también resulta ilustrativo que en la administración foral exista una brecha salarial de género por la que los hombres ganan 40.784 euros frente a los 38.158 que ganan las mujeres que trabajan para el gobierno. Evidentemente en la administración no puede haber una brecha salarial puesto que todos los salarios están regulados y son igualitarios. Es decir, si hay una brecha no es porque los hombres y las mujeres cobren distinto, sino porque no hacen lo mismo. Otra forma de decirlo, a riesgo de exceder el número de cosas políticamente incorrectas que se pueden escribir en un sólo artículo, es que la brecha de género simplemente es un mito.

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3 respuestas

  1. No me convencen las comparaciones. Un policía, un bombero no tienen trabajos administrativos y sí de mucha preparación, dedicación y riesgo, además de que es propio de los funcionarios. ¿Que solo requieren Bachillerato y una preparación? De acuerdo, pero se oposita no solo con conocimientos sino con otras capacidades que no se adquieren en la universidad.
    Si la comparación fuera con los conserjes u otras labores con menos exigencias, lo admito.

    En cuanto ala brecha de género… tu, quoque?
    ES sabido que las mujeres ganamos lo mismo que los varones siempre que tengamos la misma formación y tarea en el mismo puesto. Que si compartimos con otras tareas, no se puede estar a rolex y a setas y que encima lo pague el contribuyente.

    Sí estoy de acuerdo en que menos funcionarios y más iniciativa privada. No se puede poner al Estado a competir con el empresario privado.

    Ya lo dice el refrán: el ojo del amo engorda el caballo.

  2. En una empresa privada se ajustan los salarios por cuestiones de superviviencia. En el sector púbico eso no pasa y además quien tendría que hacerlo es un político que se marchará en breve y con poca cualificación empresarial.

    Por otra parte, es inceptable que los funcionarios tengan trabajo asegurado y el resto no. Se producen situaciones de personas «intocables» que no hacen más que entorpecer y molestar (además de no dar no golpe) que como tienen «la plaza en propiedad» no se puede hacer nada con ellos.

    Hay que reformar este monstruo en que se está convirtiendo la administración pública. La injusticia con los trabajadores que no pertenecen a ella es flagrante.

  3. Con el fin de iniciar el camino de racionalizar las plantillas de empleados públicos, se podría comenzar por «desfuncionarizar» determinados colectivos cuya etiqueta de funcionarios no supone ningún valor añadido a su trabajo; me estoy refiriendo p.e. a los conserjes, conductores, celadores y auxiliares sanitarios, personal de cocina y de limpieza o las capas inferiores de personal de oficina. Por el contrario, otros colectivos de funcionarios deberían ver aumentadas sus retribuciones al mismo tiempo que aumentan las exigencias profesionales y de acceso a la función pública (médicos, profesores, técnicos superiores…). En resumen aligerar en número los cuerpos de funcionarios y potenciar en calidad los imprescindibles.
    El problema, el de siempre: ¿quien le pone el cascabel al gato?.

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