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Algo que no se puede negar a la Diada y al nacionalismo catalán es que da para escribir mucho, quizá demasiado. De este modo, junto a las grandes reflexiones generales no deja de ser interesante dedicar un poco de atención a la anécdota, que a veces no es tan anécdota, o a veces resulta más significativa que las grandes categorías.
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Es el caso por ejemplo del paseíllo triunfal de Otegui por las calles de Barcelona, jaleado por los asistentes a la Diada, que se detenían a darle ánimos, a agradecerle su presencia, a darle la mano, a hacerse un selfie con él como si fuera un actor o un cantante. Eran probablemente las mismas personas que, tras los atentados de La Rambla y Cambrils, llamaban terrorista a Rajoy o a don Felipe. La diferencia es que ETA ha dejado en Cataluña 54 personas asesinadas y 224 heridas en 80 atentados. En realidad muchos más que el yihadismo. No es que los nacionalistas catalanes no sepan que Otegui es un etarra de moqueta, la peor clase de terrorista, sino que le aplican el viejo axioma de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Alguien de una banda que ponía bombas lapa y pegaba tiros en la nuca a la gente que odio no es ya mi amigo, sino mi hermano. Los 54 muertos y los 224 heridos seguramente no eran parientes de ninguno de los que se hacían selfies, de hecho hay millones de catalanes que no son parientes de nadie asesinado o mutilado por la ETA. Para ser sinceros hay muchos lugares de España por los que se puede pasear Otegui como si fuera un héroe. Y hay muchos lugares de España por lo que no se podrían pasear las víctimas de Otegui. Eso incluye también muchos platós y muchos canales de Televisión.
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El protocolo es útil
La segunda escena a destacar, que ha circulado profusamente por las redes sociales, es la de Alberto Quiñones, un empoderado podemita que adornó el ofrecimiento floral ante el Monumento a Casanova con una hucha de las que hacen época.
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Si esto pasa con un concejal del PP, se hubiera considerado una ofensa y una provocación. Y efectivamente, no hubiera sido apropiado enseñar el culo en un homenaje a los fusilados por Franco en el 36, por ejemplo. Pero admitamos entonces que el culo del podemita no es mejor culo que el del concejal del PP. Lo que por otro lado nos lleva a pensar en la utilidad del protocolo y en Spiderman. Aunque a él le parezca ir disfrazado de banquero, Armando Cuenca tendrá que reconocer que uno se puede agachar tranquilamente con el chaqué sin temer enseñar la hucha, ya que hablamos de banqueros. No nos cabe duda, sin embargo, de que el podemita Qiñones comparte criterio protocolario con el concejal Spiderman, y así le lució el… pelo.
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El culto al líder
La tercera imagen es la de esta mujer que participó en la manifestación independentista de la Diada con una foto de Pablo Iglesias. A la vista del cartel y de la mujer, no está claro si busca un líder político, un novio o una deidad a la que adorar. Por desgracia para la mujer, tenemos la sospecha de que, de todas sus aspiraciones, Pablo Iglesias sólo le concedería dos de tres.
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2 respuestas
Según puede verse en la foto de la ofrenda floral, por fin van apareciendo las urnas donde tienen pensado introducir las papaletas el 1 de octubre. ¿A qué espera el fiscal para confiscarlas?
Vaya culo cabrón. Puerco el tío.
Lo del culto al líder es típico de las izquierdas. Pero es bananero.
me pregunto, ¿si la nación española es mala? ¿por qué la nación catalana es buena? ¿si la izquierda es universalista y lucha contra las fronteras? es q es la mierda de siempre