El 29 de diciembre Pedro Sánchez nos deleitó a todos con una rueda de prensa, a mayor gloria de sí mismo, en la que el presidente del gobierno presentaba su Informe de Rendición de Cuentas, un informe a tenor del cual perfectamente hubiera podido ser presentado la víspera.
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El propio acto de rendición de cuentas, sin embargo, constituye en sí mismo un informe mucho más exacto y veraz de la acción de gobierno que el informe de Pedro Sánchez. Y si no fijémonos en las dos circunstancias más relevantes que han definido ese acto, más allá del contenido del informe y de los delirios de grandeza del presidente.
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La primera circunstancia es que en ese acto de presentación del informe hubo censura. ¿Recuerdan ustedes al periodista de 7NN que, de una forma extraordinariamente educada, ridiculizó a Rufián y su patético mantra de “no participamos de burbujas mediáticas de la ultraderecha”? ¿Recuerdan el escrito de Bildu, ERC, el PSOE y otros partidos extremistas denunciando «el comportamiento de algunas personas acreditadas en la Sala de Prensa del Congreso» y pidiendo a la Secretaría General del Congreso «tomar las medidas necesarias”, aunque -decían- “sin poner en riesgo la libertad de información”, para “restablecer el buen funcionamiento de las ruedas de prensa”?
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Primera víctima del plan de censura del #PSOE: Presidencia retira la acreditación a Josué Cárdenas (#7NN) https://t.co/vKms9WEypM #29Dic @JosuCardenas99
— Periodista Digital (@periodistadigit) December 29, 2021
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Pues bien, la Rendición de Cuentas de Sánchez al final del año ha puesto de manifiesto en qué consistía este restablecimiento del buen funcionamiento de las ruedas de prensa: en primer lugar se le retiró la credencial al periodista de 7NN que molestaba a Rufián, este diputado que derrocha respeto y buenas formas a los demás en cada una de las comisiones en las que participa. En segundo lugar, sólo se les concedió la posibilidad de hacer preguntas a Sánchez tras concluir la lectura de su informe a 6 medios afines al gobierno: La Sexta, Cadena Ser, Agencia EFE, TVE, El País y elDiario.es.
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La APM denuncia que Sánchez deje a periodistas sin la posibilidad de preguntar https://t.co/L9vqSXCaXG
— THE OBJECTIVE (@TheObjective_es) December 30, 2021
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Como puede apreciarse, “restablecer el buen funcionamiento de las ruedas de prensa” era dejar sin acreditación a los periodistas más molestos, y “sin poner en riesgo la libertad de información” era que sólo pudieran hacer preguntas los medios afines.
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Lo cierto es que da igual lo que dijera Pedro Sánchez en su Informe de Rendición de Cuentas. El informe real sobre la situación es que el PSOE odia la libertad, que este gobierno no para de recortar nuestros derechos y uno de los derechos que más detesta es de la libertad de expresión. De todos modos un gobierno puede estar en su derecho de odiar a los medios que le son críticos. En lo que no está en su derecho es de silenciarlos, ya sea echándolos de las ruedas de prensa, ya sea admitiendo sólo las preguntas de los medios amigos. Esto va mucho más allá del odio a los medios críticos porque si el gobierno odia a los medios críticos pero se somete a sus preguntas tampoco deja de ser normal, cuando la cosa se pone peligrosa es cuando el gobierno, además de odiar a los medios críticos, los descarta. Pues bien, estamos en ese punto. Y en ese punto el gobierno deja de ser democrático y el peligro para la libertad de expresión y de información es real.
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