El PSN se carga en la práctica la Ley de Símbolos para abrir paso a la ikurriña

No se penalizará el ponerla ni habrá obligación de retirarla, y la bandera de Navarra pierde la condición de exclusiva para representar a los navarros

Allá por el mes de octubre, el PSN apoyaba en el pleno del Parlamento de Navarra la toma en consideración de la proposición de una nueva Ley de Simbolos, para «proteger y fomentar» los símbolos de Navarra. Esta ley pretendía ocupar el espacio que había dejado la anterior Ley de Simbolos, derogada por el cuatripartito en marzo de 2017. Recuérdese que la gran manifestación de junio de 2017 en defensa de la bandera de Navarra fue consecuencia de este ataque troyano a nuestros símbolos. La evidente intención del cuatripartito era permitir a los ayuntamientos navarros controlados o condicionados por el nacionalismo el izado de la ikurriña. Considerando que los llamados constitucionalistas suman en el Parlamento de Navarra 31 de 50 diputados, o que el PSN se había sumado a la citada manifestación en defensa de la bandera tras la derogación de la Ley de Símbolos, Navarra Suma pretendía no sólo reconstruir de algún modo la muralla derribada frente al avance de la ikurriña sino también obligar a retratarse al PSN en una cuestión de tanto calado. Y vaya si parece que efectivamente va a quedar retratado.

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En diciembre del año pasado, ya con el PSN al frente del gobierno, por un momento pareció que los socialistas mantenían siquiera en esto la postura que habían mantenido en la legislatura pasada y con la que se habían presentado a las elecciones de mayo enfrentándose en las urnas al cuatripartito.

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A la luz de lo que sucedió ayer en el Parlamento de Navarra, sin embargo, todo sugiere un nuevo volantazo socialista, por no decir una nueva traición o un nuevo precio por el sillón presidencial, también en este importante asunto.

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A través de una serie de enmiendas a la Ley de Símbolos, los nacionalistas y el PSN se proponen vaciar totalmente de contenido el texto inicialmente propuesto, de manera que se eliminará totalmente la parte sancionadora y quedará una ley que podría calificarse de meramente descriptiva o paisajística, en el sentido de que se limitará a indicar que la bandera de Navarra es roja, que el escudo están formado por las cadenas y poco más. De hecho, una enmienda de Geroa Bai hasta propone eliminar la referencia a la corona para poder dar carta de naturaleza en las instituciones a la bandera de Navarra sin corona que utiliza la izquierda abertzale, la popular y burlonamente conocida como la “tres en raya”.

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Es posible sin embargo que, como ya pasó en diciembre cuando Geroa Bai planteaba hasta dar permiso a la CAV para incorporar el escudo de Navarra al suyo, que se trata de falsas banderas para permitirle al PSN, para salvar la cara, votar en contra de sus socios en algunas de sus propuestas y así poder decir que no ha transigido en todo.

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Aunque la eliminación de la parte sancionadora de la ley puede parecer algo muy progresista que convierte en represores a los partidarios de su conservación, lo cierto es que eliminar la parte sancionadora deja sin consecuencias el incumplimiento de la norma. Obviamente la administración no tiene problema alguno en incluir una parte sancionadora en todas las leyes que quiere que sean efectivamente cumplidas, desde las de tráfico a las fiscales. No se trata por tanto de dividir al personal en este asunto entre represores y libertarios, sino entre quienes quieren que la norma se cumpla y los que no. Pero hay más aún.

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Las enmiendas que se manejan pretenden también eliminar no sólo la parte que sanciona la colocación de la ikurriña, sino también la que obliga a retirarla una vez colocada.

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La aprobación de las enmiendas supondría también la oportuna desaparición de la palabra “exclusiva” a la hora de enumerar las propiedades de la bandera de Navarra y su capacidad de representación de los navarros.

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Todo lo dicho y denunciado ayer por Navarra Suma en el Parlamento, por consiguiente, dibuja un escenario en el que la Ley de Símbolos queda reducida a una cáscara vacía que, lejos de defender los símbolos de Navarra, lo que haría sería alfombrar el paso a la colocación de la ikurriña, que por supuesto no sería obligatorio colocarla, pero colocarla no estaría penado y la administración tampoco estaría obligada a reaccionar a su colocación retirándola. De este modo la defensa de los símbolos de Navarra volvería a quedar al albur de la legislación común y al criterio del nuevo gobierno y su fiscalía que, llegado el caso, sin duda no sería una solución sino parte del problema. Si es capaz de dejar impune un delito de sedición malamente se podrá esperar que persiga la colocación de una ikurriña en un balcón.

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