El PSN forzará elecciones en Navarra el 25 de mayo, coincidiendo con las europeas

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La ejecutiva del PSN ha tomado, con carácter de urgencia, la decisión de establecer un plazo de 15 días para que o Barcina convoque elecciones y dimita, o el propio PSN presente una moción de censura.

El PSN delimita ese plazo, a partir del lunes, para que la comisión de investigación que se cree determine si han quedado acreditadas las acusaciones de Idoia Nieves. No obstante, Roberto Jiménez dio por hecho que así sería. Todo apunta a que el plazo y la creación de la comisión servirá tan sólo para conocer los documentos, detalles y nombres de los contribuyentes relacionados con las acusaciones, que la exdirectora de la Hacienda Tributaria no podía declarar durante su comparecencia de ayer, sino que requiere la creación de la comisión oportuna, por su carácter reservado, para que puedan ser revelados. El plazo también podría servir para dilatar el calentamiento mediático de la opinión pública. En realidad, parece difícil que la comisión parlamentaria en la que las fuerzas progresistas tienen mayoría no considere acreditadas las acusaciones de Idoia Nieves, salvo una circunstancia excepcional como la aparición de nuevos documentos o que la propia Idoia Nieves se retractara.

Roberto Jiménez dejó claro a Yolanda Barcina que, al final del plazo, “o dimite o la echamos”.

Asimismo, el líder del PSN aclaró en el turno de preguntas que la salida de Barcina no evitaría la convocatoria de elecciones anticipadas, restando motivos a la presidenta para una salida voluntaria.

Los socialistas, por consiguiente, por un camino o el otro obligan de hecho a la celebración de elecciones, que anunciaron que se celebrarían el 25 de mayo, coincidiendo con las elecciones europeas.

Las palabras de Roberto Jiménez resultaron confusas en diversos momentos, no quedando claro al principio si la dimisión de Barcina evitaría la moción de censura y la convocatoria de elecciones, o no entendiéndose tampoco la frase repetida por Jiménez de que “tendrá que anunciar su dimisión y convocar elecciones”, puesto que no se puede convocar elecciones después de dimitir. Por otro lado, tampoco se entiende la necesidad de dimitir después de convocar elecciones.

Respecto a la posible moción, Roberto Jiménez adelantó que él sería el candidato como líder de la segunda fuerza más votada, aunque el PSN sólo cuenta con 9 de los 10 votos que harían falta para presentarla.

Jiménez también explicó que de presentarse y prosperar la moción habría un gobierno de auditoría y gestión que determinara el estado de las cuentas forales antes de la llegada de un nuevo gobierno.

En cuanto a Barcina, sus opciones serían convocar elecciones y dimitir, abriendo en UPN el debate sucesorio, o forzar la moción de censura, ser sustituida al frente del gobierno y dejarse la puerta abierta a encabezar o no la candidatura de UPN de cara a las elecciones del 25 de mayo.

Paradójicamente, podría suceder que la Justicia, después de haberse producido el cambio de gobierno, archivara el caso (que todavía ni siquiera está aún judicializado) por falta de pruebas o considerar que los hechos denunciados no constituyen delito. Evidentemente esto no afectaría al gobierno que saliera de las urnas, pero sí cuestionaría los motivos del escándalo y la justificación de la convocatoria.

Roberto Jiménez dejó entender durante su comparecencia que no había hablado con el resto de fuerzas cuyo apoyo necesita sobre el anuncio de que él sería el candidato a la presidencia. Jiménez pasa así en un tiempo récord de expresar dudas sobre presentarse como candidato a las primarias a, prácticamente, autoproclamarse presidente.