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No todo lo que hace Trump está mal visto por la izquierda. La decisión de Trump de acabar con el Tratado Trans Pacífico (TTP), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) o el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), es una idea en la que coincide plenamente con la izquierda, desde la propia extrema izquierda estadounidense encarnada por Sanders (el candidato a la izquierda de Hillay descartado por los demócratas), hasta los miembros de Podemos en España. En este sentido, podría pensarse que Trump está tan equivocado como Podemos en esto. O que Podemos están tan acertado como Trump, según se mire.
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La aparentemente buena idea de evitar la deslocalización
America first! (América primero). Este ha sido uno de los principales eslóganes de Trump durante toda su campaña, incluyendo el discurso de investidura. Incluso antes de esta investidura, Trump inició un severo conflicto con Ford y General Motors amenazando sus planes de expansión en México. La idea de Trump y sus votantes es que si una empresa estadounidense abre una planta en México todos esos puesto de trabajo se crean en México, en vez de en los EEUU. Efectivamente, da la impresión de que cuando las empresas se van a otro país donde los costes de producción (incluyendo los salarios) son más baratos, el país de origen queda perjudicado por el egoísmo de la empresa y se perjudica la riqueza del propio país para llevarla a un país extranjero. Obviamente es fácil pensar así, es fácil vender este discurso y ha funcionado repetir este discurso para ganar votos. El problema es que lo fácil a menudo también es falso.
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No se puede frenar la inmigración generando más pobreza al otro lado de la frontera
Paradójicamente, salta a la vista que hay una cierta contradicción en el mensaje de Trump cuando, por un lado, quiere levantar un muro para frenar la inmigración mientras por otra parte toma medidas que van a empobrecer a los habitantes del otro lado del muro, lo que va a dejarles con menos oportunidades en su propio país y les va a estimular a intentar huir de la pobreza saltando el muro.
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Además de haber una contradicción en este sentido, si no se deja que los inversores de los países ricos puedan salir al exterior, si se ponen trabas a los bienes y servicios que ofrecen los países que, por ser más pobres, los pueden ofrecer más baratos a los países más ricos, el resultado es impedir el desarrollo de esos países y empobrecerles más. Está muy bien decir que hay que ser solidarios con los inmigrantes, pero está mejor aún mejorar las condiciones de vida en sus países de origen para que no tengan que emigrar en masa. La izquierda, tan contraria en teoría a la pobreza mundial, bloqueando la salida de capitales hacia los países pobres hace poco en origen para fomentar el desarrollo de esos países.
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No se puede para el progreso ni la globalización
Hay países mucho más pobres que nosotros. Hay países en los que los costes de producción son mucho más baratos que los nuestros. La oportunidad de desarrollo para estos países es precisamente ofrecernos bienes y servicios que ellos pueden producir más barato que nosotros. Nosotros no podemos competir con ellos. No debemos ni intentarlo. Lo que debemos hacer es ofrecer, por nuestra parte, bienes y servicios que ellos no pueden ofrecer. Porque son más pobres. Porque están menos desarrollados. Porque están menos formados y cualificados. Por visualizarlo de algún modo, podría decirse que cuando no puedes competir ordeñando vacas a mano, te tienes que dedicar a diseñar ordeñadoras. Tu negocio ya no es ordeñar vacas (algo que cualquiera puede hacer) sino diseñar máquinas. Es el paso siguiente que hay que dar para subir al siguiente peldaño y para que, a su vez, el que está debajo pueda subir al peldaño donde estamos nosotros.
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Cerrar las fronteras al comercio es la ruina
Al margen las consideraciones sociales del debate, cerrar las fronteras al comercio y la inversión no le va a salir bien a Trump, como tampoco le saldría bien a Sanders o a Podemos, ni siquiera de fronteras para adentro de un país rico.
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Trump puede imponer un fuerte castigo a Ford o General Motors si producen en México en vez de producir en los EEUU. El problema es que, efectivamente, puede que para evitar el castigo Ford y General Motors se queden en los EEUU y produzcan en los EEUU, pero entonces los coches que produzcan, en vez de costar 100, costarán 180, por lo que serán bastante menos competitivos en el mercado. De entrada, será imposible vender un coche fabricado en los EEUU fuera de los EEUU. Pero incluso dentro de los EEUU nadie querrá comprar un coche con un coste 180 cuando habrá coches franceses, alemanes, japoneses o coreanos con un coste 100 ó 150. General Motor y Ford, en consecuencia, no serán competitivas, se arruinarán y las plantas que se abrieron en los EEUU en vez de en México acabarán cerradas de todos modos.
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Para evitar esto, Trump podría decidir imponer unos aranceles salvajes a todos los productos de importación. De este modo, el Ford podría competir con el Kia, el Honda, el Volkswagen o el Renault. El problema es que, si los EEUU ponen aranceles salvajes a los productos alemanes, franceses, japoneses, chinos o coreanos, a continuación Francia, Alemania, China, Corea o Japón pondrán aranceles salvajes a los productos estadounidenses. No hace falta decir que todo esto que estamos relatando implica una espiral automática de encarecimiento de todos los bienes y servicios, tan intensa como lo sea la propia política de castigar la inversión exterior o gravar las importaciones. A estas alturas del artículo seguro que ya perciben ustedes que esto de evitar las deslocalizaciones y poner trabas al libre comercio no es la solución fácil y sin efectos adversos que no habían estado vendiendo.
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Llevada esta política a sus últimas consecuencias, el resultado sería que cada país sólo tendría lo que él mismo produjera y sólo podría vender lo que produjera dentro de sus fronteras. Parece bastante claro que, incluso en el caso de los EEUU (que más o menos puede producir todo lo que necesita), esto se traduciría en que vendería mucho menos y que le costaría todo mucho más caro.
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4 respuestas
Y yo lo que creo es que Trump está renegociando todo lo que ha dejado mal Obama, y que va a empezar a negociar con todos desde una posición de fuerza y los inicios de la negociación ya bastante escorada hacia sus intereses….
Pero claro, es que yo me
fijo en que Trump es un empresario de éxito que ha levantado un imperio económico que le ha durado toda una vida…y no un exacerbado profesorillo leninista de una universidad desprestigiada y sucia.
Pedir a un populista que piense es una tarea muy difícil, es mejor que aprendan con la primera bofetada
Resulta que Trump es un empresario genial y sabe mucho mas que yo y que Navarra Confidencial.
Podrá discutirse su ideología, pero su forma de gestionar empresas no creo que podamos discutirla nosotros.
Vamos a esperar.
Por de pronto toda la «Hidra» del Sistema se ha arrojado con mentiras y medio-verdades contra él de forma internacional. Eso es un dato muy positivo.
Encuanto al muro con Méjico, hay que matizar que la inmensa mayoría de los inmigrantes que pasan ilegalmente la frontera no son mejicanos, si no emigrantes a su vez de otros países, de muchos países y muchos de ellos delincuentes, que utilizan Mejico como trampolín.
Trump es coherente si quiere proteccionismo+Muro.
Lo que no quiere decir que sea acertado o no, son opiniones, yo creo que no es buena política, pero no voy a eso. En su esquema, los trabajos se quedan en USA y el exceso de mano de obra fuera.
Lo incoherente es defender el proteccionismo SIN muro y además salarios mínimos altos por ley.
Donde los trabajos se queden dentro del país, toda la mano de obra entra sin restricciones y mágicamente hay trabajo para todos con un buen sueldo, y para todo el que no encuentre trabajo a ese nivel salarial, una renta garantizada.
Este segundo esquema maravillistico, exige aumento sostenidamente acelerado de la masa monetaria, cosa que fascina por ejemplo a Errejon, y que desemboca en hiperinflación y empobrecimiento brutal de la clase trabajadora. La última parte es la que no cuentan los falso-izquierdistas.