Barcos ha metido la pata hasta el fondo con el tema de los okupas. Cómo será la cosa que hasta Oroz se lo ha dicho. Cómo será la cosa que hasta ella se ha dado cuenta. Y eso es un nuevo problema. El Gobierno de Navarra dice ahora que quiere arreglar el problema de la okupación del Palacio de Rozalejos mediante el diálogo, para buscar un final “negociado y no policial”. Es curioso porque la dialéctica y la fraseología con los okupas es ya la misma que con los terroristas, lo cual no deja de tener sentido porque efectivamente nos encontramos ante el chantaje de un grupo violento. ¿Es afín a nosotros? Pues abramos un proceso negociador y que pongan un precio. Nada que no hayamos visto. Nada que no sea asqueroso aunque ya lo tengamos visto.
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Lo que a estas alturas parece tener claro Barcos es que tiene que encontrar alguna solución. Por un lado, ha quedado como una torpe y una ridícula. En menos de 24 horas ha quedado mal primero con unos, luego con otros y finalmente con todos. Por otra parte, sabe que sufre un desgaste desgaste entre la mayoría de la población dejando que los okupas se salgan con la suya. Es consciente, para rematar el problema, de que tampoco puede ordenar a la policía que cargue contra la base de votantes del cuatripartito: puede, pero asimismo con un desgaste. La solución del desalojo pactado resulta por tanto una salida lógica desde el punto de vista político. A unos se les vende que se ha acabado con la okupación, a otros se les ofrece una contrapartida y se presume con carácter general de que este gobierno sí que sabe hacer las cosas de otra manera, dialogando y sin tener que usar la violencia. Cafelito con Joseba para rematar los flecos mediáticos y asunto arreglado.
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Lamentablemente para el conjunto de los ciudadanos navarros, la desesperación de Barcos para llegar a un acuerdo con los okupas la huelen los okupas igual que el resto. ¿Y qué sucede en cualquier negociación cuando una de las partes está desesperada? Pues que la otra, lógicamente, sube el precio. Los okupas saben que le pueden pedir ahora mismo a Barkos el Navarra Arena, el Sadar, el Castillo de Olite y dos helicópteros para ir y venir del centro sin sufrir la amabilización de Spiderman. Menos la silla de Barcos, se puede negociar todo.
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Aunque el precio que se pueda pegar seguramente sea escandaloso, en realidad cualquier precio lo sería. No se puede pagar un precio a una parte de la población para que cumpla la ley. Sería una injusticia radical. El gobierno del cambio es el gobierno de la desigualdad. Que alguien te pague para que no cometas ilegalidades es por otro lado la forma de vivir de la mafia y los extorsionadores, lo que sucede es que el gobierno está para combatir eso y no para ratificar la viabilidad de su negocio. Los principios aplicables a la mafia también les son aplicables a los okupas en el sentido de que si cedes ante un violento o un extorsionador, pagándole un precio, el pago no funciona como un instrumento disuasorio sino todo lo contrario, como un estímulo, Bien es cierto que Barcos no necesita arreglar al problema sino sólo darle una apariencia presentable de cara a su público al menos hasta mayo y la cita con las urnas. Otra variable es que a lo mejor a la izquierda abertzale no le interese un acuerdo, que sea más hábil que Barcos y que no esté por la labor de maquillarle a Geroa Bai el entuerto, colocando por el contrario a la formación de Barcos en la tesitura de comerse con patatas la okupación del Palacio o desalojarlo a porrazos, con el pago del consiguiente precio electoral del que a lo mejor rascaba algo Bildu. Parecida reflexión se puede hacer incluso Podemos. Sea por una cosa o por otra, si hay un precio que Barkos pueda pagar para alcanzar un acuerdo con los okupas es de temer que o los okupas son tontos o será elevadísimo, y lo pagaremos entre todos los que pagamos impuestos y no vivimos almargen de la ley. La única esperanza es que sea tan alto que Barcos tenga que elegir entre una serie de escenarios electoralmente nefastos y que desalojar a los okupas no le parezca el peor.
Un comentario
Le voy a dar una idea. Convoca un concurso para redactar un proyecto de un edificio para ocupas batasunos en algún solar propiedad del gobierno de Navarra. Lo gana su hermano, trasladan ahí a los piojosos y asunto solucionado