Al término del 2008, la EPA arrojó la cifra de 3.207.900 parados. Son muchos los analistas que temen ver crecer esa cifra a lo largo del 2009 hasta los cuatro millones de parados. Esos parados, en buena medida, naturalmente generan el derecho a un subsidio. Pero lo peor es que al quedar en el paro dejan un hueco entre las personas que sostienen el peso de la Administración central, autonómica y local del estado, que cada día son menos. La única forma de evitar el colapso, por tanto, es reducir el peso de la Administración o exigir un sobreesfuerzo al menguante número de ciudadanos que la están sosteniendo. La situación de esos ciudadanos, que evidentemente ya tienen sus propios problemas con la crisis, no puede sino empeorar si se les exige un sobreesfuerzo. El endeudamiento, se mire como se mire, no deja de ser un nuevo sobreesfuerzo. El peso actual, de hecho, en parte ya está causado por el endeudamiento del pasado. Las siguientes gráficas, sin embargo, muestran que el peso de la Administración lejos de disminuir sigue y sigue aumentando.
Si por un lado tenemos un ejército de parados, por otro tenemos un ejército de personas trabajando para la Administración Pública. Si el primero supera los 3 millones, el segundo alcanza los 2,6 millones de efectivos. La seguridad que caracteriza al funcionariado hace que, sin embargo, ambos ejércitos puedan seguir creciendo puesto que el de parados se nutre básicamente del menguante número de trabajadores del sector privado. A continuación, la evolución del número de personas trabajando para la Administración entre 2002 y 2008. Hemos tomado los datos de las comunidades más ricas y más pobres de España para ver las diferencias.
La siguiente gráfica subraya el crecimiento porcentual del número de personas trabajando para la Administración a lo largo de los últimos años. Todo eso que se ha ido creciendo en tiempos de vacas gordas, es lo que ahora tenemos que sostener en tiempos de vacas flacas. Llama la atención que quienes más personal de la Administración tenían en 2002, son también los que más han seguido incrementado este número. En el caso de Cataluña, es de suponer que el espectacular crecimiento responde también al cambio de gobierno. Tanto en el caso de Cataluña, como en el de Andalucía y Extremadura, nos encontramos con comunidades con gobiernos de signo socialista. En el caso de las dos últimas desde el inicio de la democracia, y no es descartable la conexión con el fenómeno que estamos observando.
Como complemento de las gráficas anteriores, en esta última imagen mostramos el porcentaje de personas trabajando para la Administración en relación con la población ocupada. Si en todos los casos es alto, el dato resulta estremecedor en Andalucía y Extremadura. Cataluña muestra todavía el porcentaje más bajo a pesar del crecimiento de los últimos años de gobierno tripartito. Madrid parte con la desventaja, a causa de la capitalidad, de contar con un gran número de funcionarios de la Administración central del Estado.
Da la impresión de que, a lo largo de los últimos años, hemos dejado que la Administración creciera como si nuestra economía fuera a crecer para siempre de forma ininterrumpida. Algunas comunidades, parecen haber hecho del crecimiento de la Administración un modo de vida. Algo que les resultaría imposible si sólo dependieran de sí mismas. Incluso el último año, la Administración ha seguido creciendo. Este año, mantenerla nos abocará a un déficit histórico. Recuerden siempre a lo largo de esta crisis, oigan lo que oigan, que son ustedes los que financian a la Administración y no la Administración quien financia a los ciudadanos. Tengamos en cuenta que no es la Administración quien lleva a cuestas a los contribuyentes, sino los contribuyentes quienes llevan a cuestas a la Administración. Piensen ustedes por último, para salir del pozo, si no les resultaría más fácil escalar la pared con menos peso.