El pasado jueves, el Parlamento de Navarra aprobaba con los votos a favor de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu, PSN e I-E y los votos en contra de UPN y PPN, la modificación de la Ley Foral 33/2013, de 26 de noviembre, de reconocimiento y reparación moral de las víctimas de la represión a raíz del golpe militar de 1936.
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La Ley Foral incluye un régimen sancionador para eliminar aquellos “vestigios contrarios a la libertad” y, según se subraya, “representativos de un pasado a superar”, por lo que se establece un sistema de penas dirigido a castigar las acciones u omisiones que supongan un incumplimiento de las obligaciones establecidas en la norma legal.
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En este sentido, llama la atención que se tipifiquen como infracciones muy graves (multa entre 10.001 y 150.000 euros) la realización de excavaciones con el ánimo de extraer restos de víctimas de la represión del 36 “sin atenerse al Protocolo de Exhumaciones”, la remoción o construcción sin permiso sobre terrenos donde hay certeza de la existencia de restos humanos de desaparecidos; la asolación de sepulturas incluidas en el Mapa de Fosas de Navarra; la destrucción o alteración grave de un bien integrado en un Lugar de la Memoria Histórica o la ejecución de cualquier obra que, sin la debida autorización, afecte a fosas; y la destrucción de documentos de la Memoria Histórica o de pruebas de ADN.
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Decíamos que llama la atención que se blinden las tumbas, los monumentos funerarios o los lugares donde simplemente hay constancia de que hay restos humanos enterrados, no porque esta protección legal no tenga lógica, sino porque los partidos que han aprobado este blindaje son los mismos que, por primera vez, han removido las tumbas y los muertos de los caídos del otro bando. O son los mismos que anuncian nuevas medidas para seguir removiendo tumbas, cadáveres y conflictos que estaban superados.
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Otro de los apartados destacables de la normativa aprobada por la misma razón es que sanciona la rotura, retirada o alteración de placas, monumentos o elementos de homenaje, en esta caso con el fin de insultar, vejar, injuriar a las víctimas; y la utilización de expresiones ofensivas para en cualquier medio de comunicación o intervención pública, cuando tales conductas están catalogadas como delito de incitación al odio.
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¿No sería deseable un mismo respeto por todas las tumbas y por todos los muertos?
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A riesgo de ser sancionados, la verdad histórica es que ninguno de los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil defendía la democracia. A no ser que se ilegalicen las hemerotecas y se quemen los libros y periódicos de la época, o se sancione su cita, resulta bastante indiscutible que ambos bandos eran golpistas (unos en el 34 y otros en el 36) y que el amor la democracia y el respeto por el bando contrario brillaban bastante por su ausencia. Ahí están los discursos y los mítines de los líderes de la época para corroborarlo. Por no hablar de las atrocidades de ambos bandos en sus respectivas retaguardias. O que hasta hace unas décadas ésta era una cuestión que reconocían ambos bandos, en un sano ejercicio de reconciliación y autocrítica de nuestros mayores respecto al que parece que estamos retrocediendo. Digamos también que proliferan en nuestra sociedad muchos símbolos totalitarios que se ostentan con total normalidad sin que a nadie le preocupe; es más, algunos partidos hasta los incluyen en su logotipo. Es decir, si a alguien le preocupan todas las manifestaciones y simbologías totalitarias es un defensor de la libertad, pero si sólo le preocupan las manifestaciones y simbologías totalitarias de un lado entonces es otra cosa.
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Algo falla si alguien participa en una recogida de firmas para dinamitar los Caídos viniendo de un ongi etorri a un etarra, tras haber aparcado en la avenida Sabino Arana y haberse hecho un selfie frente a la estatua de Indalecio Prieto, con una camiseta del Che, justo antes de haber comprado una pegatina de una hoz y un martillo para ponerla en la moto.
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Resulta bastante indiscutible de todos modos que, santos o no tan santos, todos los muertos de ambos bandos tenían seres queridos y descendientes que los echaron de menos y que sufrieron su pérdida. El derecho al descanso eterno y a la paz de sus descendientes no debe ser privativo de un bando. Dejemos en paz a todos los muertos y a las familias que los perdieron.
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5 respuestas
Un buen artículo que debería servir para reflexión de muchos
Como somos unos inútiles y no tenemos ni puñetera idea de cómo gestionar lo que tenemos entre las manos, vamos a estar todo el día hablando de la guerra civil, del Monumento a los Caídos, del Valle de los Caídos, de Franco, de su pazo, etc, etc..a ver si así conseguimos que nos sigan votando.
Lamentablemente el VAR es un invento demasiado reciente para aplicarlo a la historia. Antes de q
Lamentablemente el VAR es un invento demasiado reciente para aplicarlo a la historia. Antes de que esta tecnología ayudara a dirimir disputas, reducir simulaciones y terminar con las discusiones eternas, en ocasiones se intentaban «ganar los partidos en los despachos» para que las componendas posteriores te dieran lo que los goles no te dieron en su momento. Y siempre quedaba la posibilidad de repetir el partido. A ver si esta vez se ganaba…
La memoria histórica quiere ganar en los despachos lo que no ganó en el campo de juego. Pero cambiar la historia es imposible. Por esto, la memoria histórica querrá, antes o después, repetir el partido, a ver si esta vez gana.
Llevan más de 30 años haciendo homenajes a los que se cargaron la II república. Porque fueron ellos, los socialistas, anarquistas, separatistas y comunistas quienes atentaron contra las libertades, las leyes y la democracia (falsearon los resultados de las elecciones), En esta situación era imposible la democracia. Las derechas aguantaron hasta que vieron que la guerra era inevitable.
Casi todas las personas de ambos bandos que sufrieron la guerra civil se mostraron después contrarias a tener presente lo pasado y se dedicaron a reconstruir sus vidas sin odios.
Hay que ser malnacido para profanar tumbas, como hicieron con ´Gaudí.