A sólo un año de las próximas elecciones, resulta confusa la situación de buena parte de los partidos políticos que aspiran a obtener representación en el Parlamento navarro. No se sabe quién va a concurrir con quién. No se sabe quién va a ser el candidato entre los dos posibles. O no se sabe quién va a ser el candidato en absoluto.
UPN.
La formación en el gobierno al menos tiene claro quién va a liderar electoralmente su proyecto. Parte además con la ventaja de seguir siendo la fuerza más votada en todas las encuestas y sondeos. La ruptura con el PP, según la aritmética parlamentaria que arrojen los resultados en 2.011, le permitiría además tras las elecciones bascular a la izquierda o a la derecha sin ataduras ni compromisos. La presidenta de UPN, Yolanda Barcina, no obstante advierte que no se presentará a las elecciones para aprobar sino para sacar nota: “si alguien piensa que yo estoy aquí para empatar o para ganar por la mínima se equivoca, UPN es un partido ganador y va a seguir siéndolo”.
CDN.
CDN, partiendo de los sondeos disponibles, es la única formación que se juega el ser o no ser en las próximas elecciones. Lo sabe CDN y lo saben el resto de formaciones. El más prudente seguro a todo riesgo para CDN sería concurrir a las elecciones de la mano de otra fuerza interesada en sus votos y que a su vez le asegure la superviviencia. La solución natural, probablemente, sería el regreso a UPN. Un regreso facilitado además por la ruptura con el PP que, de un lado, centra a UPN, y de otro le libera para pactar en Madrid pensando sólo en la política navarra. Dos características, centrismo y navarrismo, que en principio resultan congruentes con el carácter de CDN. La pérdida de los votos del CDN por debajo del umbral legal del 3% es el peor de los escenarios posibles para reconstruir una mayoría del centro-derecha navarro.
PSN.
La estrategia del PSN sólo puede consistir en obtener un voto más que UPN. Sólo de esta forma, exigiendo una lógica reciprocidad, podría aspirar a invertir la actual situación siendo él quien gobierne en minoría con el apoyo de UPN. En cierto modo es positivo que el PSN pueda aspirar a alcanzar el gobierno de otra forma que no sea pactando con el nacionalismo. Miguel Sanz ya ha pavimentado de alguna manera este camino asegurando que “firmaría mañana mismo que gobernase el candidato de UPN o PSN más votado”. Y es que si UPN no apoyara al candidato del PSN si fuera el más votado, estaría ofreciendo una justificación perfecta para que éste se arrojara a los brazos del nacionalismo. Por su parte, el PSN sólo puede abrir este escenario aumentando sus votos de una forma que no parece ahora mismo al alcance de su mano, o bien acumulando fuerzas con otros partidos no nacionalistas. Cabe interpretar bajo esta clave sus esfuerzos por crear de cara a las próximas elecciones un “bloque de progreso”, expresión continuamente repetida por los socialistas en los últimos tiempos. Los posibles miembros de este club de progreso tendrían que ser o bien Izquierda Unida, o bien CDN, o bien Batzarre, o incluso todos ellos. No es un secreto que el PSN ha tocado ya varias de estas puertas. La materialización de este bloque depende naturalmente del resultado de los propios procesos internos de estos partidos. Especialmente interesante en el caso de Batzarre o en el de CDN.
La batasunización de Nafarroa Bai.
El turbulento conglomerado nacionalista vasco es quien se encuentra abierto a más posibles escenarios, todos los cuales le alejan del poder en todos los casos. La única opción para Nafarroa Bai de alcanzar el gobierno es un pacto con el PSN. Cualquier otra opción es irrelevante desde el punto de vista aritmético. Frente a su situación en 2007, sin embargo, todos los frentes en los que ha venido trabajando Nabai durante los últimos años sólo han servido para dificultar ese pacto. Así, las opciones de cambio que tiene abiertas Nabai son expulsar a Batzarre, acoger a Batasuna o asistir al nacimiento de dos listas nacionalistas, la de Nabai y la del polo soberanista. Cualquiera de estas opciones o la divide o la radicaliza. En cualquiera de los casos la aparta de un pacto con el PSN. Incluso su situación actual ya la mantiene al margen del gobierno. Desde un punto de vista aritmético, de hecho, Nabai es la única fuerza navarra –incluyendo otras con menor representación- sin capacidad de pacto para formar parte de ningún gobierno.
IU.
Las únicas opciones de IU son pactar con Nabai, con el PSN o con ambos. El pacto con ambos, por lo anteriormente expuesto, hoy por hoy parece inviable. De hecho, IU es la única formación legal exterior a Nabai lo bastante radical como para plantearse un pacto. El pacto sólo con Nabai, en todo caso, resulta insuficiente dado el tamaño de ambas formaciones. La única opción de IU para tocar poder es formar parte con el PSN del “bloque de progreso”.
PPN.
Por su parte, el PPN sólo puede alcanzar el poder pactando con UPN o con UPN y CDN. Esto en el caso de que la aritmética parlamentaria permitiera alcanzar la mayoría parlamentaria con alguno de los dos escenarios.
Candidatos y liderazgos.
En cuanto a los candidatos, es seguro el liderazgo de Yolanda barcina y se da por hecho el de Roberto Jiménez. José Andrés Burguete es el hombre del CDN. En Nafarroa Bai, sumada a su marginalidad de cara a posibles pactos de gobierno, se encuentra la incertidumbre de saber si su cabeza de lista al Parlamento foral será Patxi Zabaleta o Uxue Barkos. Zabaleta es el candidato de Aralar y Barkos el de EA. Cualquiera de los dos dejará descontento con su elección a la mitad del conglomerado. En cuanto al PPN, a un año de las elecciones y tocando el verano, nadie sabe aún quién será su candidato. A estas alturas cabe dudar hasta qué punto será un candidato pujante si aún no ha emergido después de tanto tiempo. Si además es desconocido, va a haber poco tiempo para conocerlo antes de las elecciones. Una pena, sobre todo si fuera un buen candidato.
2 respuestas
El panorama electoral en Navarra es confuso salvo para dos formaciones que lo tienen bastante claro: El CDN y el PPN. Los primeros saben perfectamente que el próximo año será el final de su presencia en las instituciones municipales (En Pamplona ya no se les ve) y en las forales. Y los segundos tienen un escenario desolador: sin líder, peleados en los juzgados, desubicados en el escenario político y con una escasa implantación territorial. Ambos partidos van a restar fuerzas a UPN y los pocos votos que obtengan contribuirán a una situación de debilidad del centro derecha en beneficio de socialistas y nacionalistas.
Un pacto electoral de los tres partidos para presentarse unidos a las elecciones municipales y forales podría conseguir lo que anteriormente nadie fue capaz de lograr: La mayoría absoluta en el Parlamento y en los principales ayuntamientos navarros.
Yolanda Barcina podría liderar esta coalición -Ni el CDN ni el PPN disponen de un líder mejor- que daría estabilidad social y política a Navarra y evitaría el riesgo de que el PSN vuelva a intentar pactar con los nacionalistas.
Como no se junten todas las fuerzas de centro derecha y acudan conjuntamente a las próximas elecciones, corremos el riesgo que una coalición de partidos nacionalistas y de izquierdas nos gobiernen y todos conocemos en Navarra la incompetencia total de los sujetos que lideran estas formaciones. (Exbatasunos, nacionalistas radicales, comunistas desorientados, progres del tres al cuarto, rancios y amargados sin formación) Es fácil ser demagogo en la oposición, pero estos no saben gobernar, ni llegar a ninguna parte, salvo a batir récords de paro.