Por el derecho a la vivienda. Contra el genocidio financiero.
Los desahuciados son víctimas de un sistema criminal.
Sí se puede. Pero no se quiere.
No son suicidios, son asesinatos.
Si no hay dinero, por qué tanto madero.
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Tras años de escuchar este tipo de eslóganes por parte de quienes ahora ostentan el gobierno en Navarra, resulta un tanto irónico que, según los datos facilitados por el Gobierno de España en respuesta a una pregunta formulada en el Congreso por un diputado del PSN, resulte que el número de lanzamientos practicados en viviendas de alquiler en la Comunidad Foral fue de 274 en 2013, 230 en 2014, 240 en 2015 y 237 en 2016. En los tres primeros trimestres de 2017 fueron 187 lo que, a falta de conocer el dato del año entero, incluso apunta a un ligero incremento respecto a ejercicios anteriores. Cierto que en lo que se refiere a desahucios por hipotecas las cifras han descendido en Navarra y en toda España, como consecuencia de la recuperación económica, pero como vemos están manteniéndose e incluso subiendo en lo que se refiere a la vivienda alquilada. Por lo demás, resulta que en 2016 hubo casi los mismos desahucios que en 2015 y más que en 2014.
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En lo que sí parece haber habido un gran descenso, en cambio, es en el número de protestas al respecto y su cobertura mediática. Es como si a determinadas personas les interesara más utilizar los desahucios para llegar al poder que acabar realmente con los desahucios.
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Porque efectivamente, se suponía que “el cambio” iba a consistir precisamente en eso, en que dejara de haber desahucios. ¿Qué habría que pensar si los desahucios no sólo no se reducen respecto a antes del cambio sino que aumentan?