El nuevo estatuto que se está redactando en la CAV vuelve a poner a Navarra en el centro de la diana nacionalista para incorporarla a Euskadi, diluirla en sus instituciones y vaciarla de su autogobierno. Curiosamente de esto no dicen nada los nacionalistas en Navarra, que en otras ocasiones se rasgan las vestiduras ante los ataques reales o supuestos al autogobierno navarro. Esto sí que es un ataque real y directo a nuestro autogobierno como a continuación veremos.
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El proyecto del nuevo estatuto vasco contiene dos menciones expresas a Navarra al comienzo del mismo. Obviamente nadie nos ha consultado a los navarros si queremos o no ser incluidos en el estatuto vasco. No tenemos el derecho a decidir no ser mencionados en su tinglado.
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TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 1. Euskadi
1. La ciudadanía de los territorios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, como parte integrante de Euskal Herria, en expresión de su identidad nacional y de su voluntad democrática, se constituye en Comunidad Autónoma de Euskadi, de acuerdo con la Constitución y con el presente Estatuto, que es su norma institucional básica.
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Artículo 2. Territorio
1. Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, así como Navarra, tienen derecho a formar parte del (NOMBRE).
2. El territorio del (NOMBRE) está integrado por los Territorios Históricos de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia así como el de Navarra, en el supuesto de que este último decida su incorporación de acuerdo con el procedimiento establecido en la disposición transitoria cuarta de la Constitución y en este Estatuto.
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El borrador del nuevo estatuto refleja los problemas de los propios nacionalistas hasta para nombrar el territorio al que le quieren reformar el estatuto, ya que como todo el mundo sabe el nombre peneuvista sabiniano ortodoxo es “Euskadi”, mientras que la izquierda abertzale prefiere “Euskal Herria”. De todos modos modos lo que nos interesa en este punto a los navarros no es tanto el nombre de la entidad donde nos quieren meter como el hecho mismo de que nos quieran meter o la merma en nuestro gobierno que supondría esa asimilación.
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Al igual que el estatuto vasco actual, el proyecto del nuevo reconoce que los “territorios históricos”, de los que Navarra sería uno de ellos junto a las otras tres provincias vascas, “conservarán y organizarán sus Instituciones forales”, pero al igual que como ahora “de acuerdo con lo dispuesto en el presente Estatuto”, el cual reserva al gobierno central vasco las competencias en Educación, Sanidad o Policía. Es decir, que Navarra pasaría de entregar el 20% de su presupuesto y autogestionar el 80% a autogestionar el 20% y entregar el 80% al gobierno central vasco, como hacen ahora todas las pobres diputaciones vascas en esa entidad ferozmente centralista llamada la CAV.
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El nuevo estatuto establece que “El Parlamento Vasco estará integrado por un número igual de representantes de cada Territorio Histórico elegidos por sufragio universal, libre, directo y secreto”. Es decir, que si Navarra fuera anexionada, aparte perder el poder ejecutivo y de perder casi todas sus competencias y desde luego las esenciales como Sanidad y Educación, pasaría a depender de un legislativo en el que los representantes navarros sólo serían un 25%, para legislar sobre competencias y asuntos respecto a las que ahora tenemos un 100% de autogobierno. Por supuesto el aprendizaje del euskera pasaría a ser obligatorio para todos los navarros: “El sistema educativo garantizará la adquisición de competencias lingüísticas suficientes en las lenguas oficiales, en la enseñanza obligatoria y en los demás niveles que se establezcan por ley”.
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Tantos años sometidos al ya inaceptable estatuto vasco anterior corremos el riesgo de perder de vista la anormalidad de que el estatuto de la comunidad vecina contemple como si tal cosa la incorporación de nuestra comunidad a la suya. O sea, la cosa es tan normal o tan poco normal como que Navarra reconociera en la LORAFNA el derecho de Irún y Fuenterrabía a pasar a formar parte de Navarra, por supuesto si así lo deciden Irún y Fuenterrabía, somos demócratas, no vamos a invadirles sin preguntar, sería una grave descortesía. La LORAFANA también podría reconocer a todas localidades de la CAV menos nacionalistas, e incluso a los barrios de las principales ciudades, o en todo caso a zonas con playa, el derecho a dejar de formar parte de la CAV y pasar a ser territorios dependientes de Navarra. Fuera de esta agresividad territorial legalizada que ejerce la CAV, en ningún estatuto de ninguna otra comunidad española se menciona que otra comunidad pueda ser anexionada. Tampoco hay ninguna otra comunidad en España transitoria, susceptible de ser disuelta en otra, con un contrato constitucional precario, con menos solidez que Murcia o La Rioja en el diseño territorial español.
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Por último, también como en el estatuto actual, llama la atención que hay puerta de entrada a la CAV pero no hay puerta de salida. O sea, que estamos definiendo una vez más un estatuto jaula para Navarra. Se reconoce el derecho a decidir entrar pero no el derecho a decidir salir, que paradójicamente es otra de las reivindicaciones del nuevo estatuto vasco pero de CAV para afuera, no de CAV para adentro.
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Un comentario
Navarra no tenía que haber aceptado el batúa. Navarra debía haber mantenido el vasco que hablan en el Baztán. Hablando con una señora del Baztán, ya muy entrada en años pero por eso muy conocedora de la lengua vasco-navarra y con mucha experiencia vital, me hacía ese comentario que me parece muy atinado.
Quizá, por esa puerta, empezamos a “dejarnos invadir” por Euskal Herria.