El cuatripartito vuelve a plantearse elevar otra vez la fiscalidad de las empresas. El consejero Aramburu dice que no hay problema. Que la fiscalidad es sólo la sexta o la quinta cosa en la que se fijan las empresas. Seguro que es cierto y los miembros del gobierno saben lo que se dicen porque el gobierno del cambio está lleno de empresarios de éxito. Seguro que la fiscalidad es la quinta o la sexta preocupación de las empresas cuando la fiscalidad no es asfixiante y el gobierno no la eleva todos los años. Porque el problema para Navarra no es ya que las empresas vean que nuestra comunidad no tiene una fiscalidad atractiva, sino que existe un clima de hostilidad hacia las empresas y los inversores. Que no somos business friendly. Que no es ya la elevada fiscalidad actual, sino que empeora cada año y las empresas o los inversores no vienen para un año por lo que demandan estabilidad y seguridad.
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En el punto de mira del cuatripartito se encuentran ahora las compensaciones fiscales que tienen las empresas por las pérdidas en ejercicios pasados. ¿Por qué una empresa se puede deducir de los impuestos de este año las pérdidas que tuvo el año pasado?
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En realidad la cosa es sencilla.
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Si un año una empresa gana 2 millones, otro año pierde 5 y otro gana 3, ¿cuánto has ganado realmente esa empresa? ¿Ha ganado algo? Si esta empresa tiene que pagar un 30% por el año que ganó 2 millones y por el que ganó 3, sin poder incluir en la ecuación el año en que perdió 5, resulta que en el conjunto de los 3 años no habría ganado nada y habría tenido que pagar 1,5 millones en impuestos. ¿Cómo los va a pagar? ¿Cómo va a sobrevivir? ¿Despidiendo a cuánta gente? ¿Qué empresa vendría aquí?
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La izquierda vive en una ficción de que en España se pagan pocos impuestos en base no a la experiencia en el mundo real, que la izquierda no la tiene, sino en base a indicadores como la presión fiscal, que tampoco comprende.
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Comparativamente, España es un país con una presión fiscal baja. La presión fiscal es la ratio entre el PIB y la recaudación. En España es el 34% frente al 40% de Alemania, el 44% de Suecia o el 47% de Francia. Hace un par de días, haciendo suyo el discurso de Podemos, mientras estábamos ocupados con las Diadas y los másteres Pedro Sánchez anunció la posibilidad de subir los impuestos para recaudar 80.000 millones de euros más simplemente igualando la presión fiscal de España a la Francia u otros países de la UE. El presidente aportó además unas cifras que a primera vista parecen inexactas, pero quizá se las pasara antes Pablo Iglesias, que seguramente las sacó de «House Water Watch Cooper», o alguna prestigiosa consultora similar de su invención.
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¿Por qué no funciona el discurso de Podemos?
Lo cierto es que en España los tipos de los impuestos ya son similares a los de Alemania, Suecia o Francia. El problema no es subir los impuestos aún más a todos los que, por ejemplo, ganan más de 100.000 euros al año, sino que en España hay muchas menos personas que en Alemania o Suecia que ganan más de 100.000 euros al año. Por eso recaudamos menos en ese tramo. Podemos y el PSOE creen que para ser como Alemania o Suecia simplemente hay que poner los mismos impuestos o más a los que ganan 100.000 euros. No se dan cuenta de que la cuestión es conseguir que haya más personas que ganan 100.000 euros.
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Si me suben los impuestos no me enriquecen, me empobrecen
Veámoslo de otro modo. Imaginemos que ponemos un impuesto progresivo del 10% para el pan, del 25% para las galletas y del 50% para los pasteles, y ese impuesto es igual en España y en Suecia. El problema es que el español gana la mitad o menos que el sueco, así que supongamos que gana 1.000 euros al mes y se gasta 500 euros en pan. Con los otros 500 euros que le sobran, podrá permitirse el exceso de gastar 300 euros en galletas y 200 en pasteles. Por todo ello, el estado recaudará 50 euros por el pan, 75 por las galletas y 100 por los pasteles, en total 225 euros. El sueco, sin embargo, después de gastarse 500 euros en pan aún le quedan 1.500 euros, de los que se podrá gastar 900 en galletas y 600 en pasteles. Por todo ello, el estado recaudará 50 euros por el pan, 225 por las galletas y 300 por los pasteles, en total 575 euros. ¿Se dan cuenta cómo el problema no es que los españoles tengan los impuestos más bajos sino que ganan menos dinero? ¿Se dan cuenta que la clave es producir tanto como Suecia y que si todo fuera tan fácil como igualar los impuestos a los de Suecia para ser como Suecia todo el mundo sería Suecia, no habría malos gobernantes y Nicolás Maduro sería el Premio Nobel de Economía?
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Añadamos una última reflexión que la izquierda nunca se hace.
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A la izquierda le parece escandalosa, con razón, la idea de que los ricos paguen los mismos impuestos que los pobres.
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Los ricos tienen que pagar más impuestos que los pobres.
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Si alguien dijera que hay que subirles los impuestos a los pobres para igualárselos a los de los ricos, le llamarían explotador y canalla.
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Si alguien además dijera que hacer pagar a los pobres tanto dinero como a los ricos es una idea buenísima para los pobres y la forma en que vivan como los ricos, no sólo pensarían que es un canalla sino un loco. La gente no tiene que pagar impuestos de rico para poder enriquecerse, sino enriquecerse para poder pagar impuestos de rico.
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No obstante todo lo anterior, la tesis de Podemos y el PSOE el que los pobres tienen que pagar menos impuestos que los ricos, pero los países pobres en cambio tienen que pagar los mismos impuestos que los países ricos. Un tipo que gana 23.000 euros a año no puede pagar los mismos impuestos que uno que gana 46.000, pero si uno es español y el otro sueco entonces la izquierda nos dice que sí. ¿No se dan cuenta de que es incoherente y absurdo?
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2 respuestas
El Estado hace justo lo contrario de lo que la lógica económica dicta: si una empresa quiere vender más (en términos de estado, recaudar), ajusta costes para bajar los precios. El estado sube los gastos y para poder hacerles frente, eleva los precios (impuestos). La diferencia a corto plazo es clara a favor del estado: ingresa más porque tiene al «cliente» cautivo y le obliga judicialmente a pagar. Pero el cliente no es tonto y se las va arreglando para cambiar de proveedor (estado/autonomía) y/o de la forma de obtener los ingresos. Lo malo es que eso no se ve a corto plazo. Pero el tiempo es implacable y la competitividad fiscal es claramente un factor diferencial a la hora de establecer empresas y de que los buenos profesionales elijan un sitio u otro para trabajar. Y ojo que la movilidad va creciendo de manera geométrica. Pero a la acudalada Uxue le da igual: ella ya no estará.
Adicionalmente, decir que está sobradamente demostrado que la estrategia nacionalista de eliminar de Navarra a las rentas altas (que no les votan) y a las empresas que puedan estorbar es clara. La mejor Navarra para Euskadi es una Navarra empobrecida a la que los vecinos amablemente rescaten. Por algo tenemos impuestos más altos que nuestros vecinos euskaldunes….o alguien pensaba que era casualidad?