A partir de las 10 semanas Zapatero sí considera niños a los hijos de las ministras embarazadas

Los defensores del aborto argumentan que lo que se elimina al abortar no es un ser humano. Aseguran que no está claro qué es un ser humano. O que el feto es un ser vivo pero se ignora de qué especie. Todo esto, al menos, en el plano teórico. La realidad es que, en una entrevista concedida a la revista Elle en febrero del año 2008 cuando estaba embarazada de 18 semanas, la ministra de Defensa Carmen Chacón relataba que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, fue la primera persona del partido en conocer su embarazo, y que a partir de entonces, cuando la llamaba por teléfono, lo primero que le preguntaba era: «¿Cómo está nuestro niño?».

El hecho es que Carmen Chacón dio a luz a mediados de mayo del 2008 con dos semanas de adelanto, y que la noticia de su embarazo se hizo pública a mediados de diciembre del 2007. Un sencillo cálculo muestra que si Carmen Chacón reveló a Zapatero que estaba embarazada tuvo que ser en algún momento anterior a que este hecho se publicara, cuando sólo estaba embarazada de dos meses y medio, por lo que se deduce que Zapatero llamaba “niño” al hijo de Carmen Chacón como poco cada vez que la llamaba a partir de las 10 semanas de embarazo.

El aborto: un crimen bárbaro lleno de hipocresía.

La Ley del aborto impulsada por Zapatero permite el aborto libre hasta las 14 semanas y hasta las 22 cuando el embarazo estorba el completo bienestar psicológico de la madre. Puede que Zapatero no sepa qué es aquello que ocupa el útero de una mujer embarazada cualquiera cuando aborta a las 10 semanas, pero él mismo lo llama “niño” en el caso de las ministras embarazadas.

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16 respuestas

  1. Para desgracia de algunos (los más) y dado que todavía sigo viviendo aquí, conviene aclarar que estoy en contra del aborto libre. Pero como juristillo, creo que el debate está sesgado. Aquí no se ha despenalizado el aborto, sino que sigue siendo delito, salvo en determinados supuestos (que se han ampliado con la nueva ley, con la que tampoco estoy de acuerdo, pero o se impugna o se acata hasta que el TConstitucional resuelva). Al ritmo que llevan no se preocupen que todos estaremos muertos y debatiremos en el infierno (mira que suprimir el purgatorio que estaba muy bien). Menos mal que en Navarra no abortamos, sino que mandamos a las mujeres a otras Comunidades Autónomas (incluido el ominoso País Vasco), con lo cual la hipocresía, el fariseismo y el cinismo es mayúsculo. Creo que habría que resolver, partiendo de la primera premisa, caso por caso, porque como decía la Sra. Latienda, ¿qué pasa si la continuación del embarazo pone en riesgo la vida de la madre? ¿Cuál es el bien jurídico protegido, la madre o el nasciturus?
    Y, por cierto, se deja la decisión en manos de la madre, pero y si el padre opina lo contrario, ¿qué ocurre?. Hasta donde llegan mis conocimientos, creo que los hijos son cosa de dos.
    Dos de mis tres hijos nacieron en la CUN y mi esposa ha tenido dos abortos espontáneos; estuvo destrozada y yo también, pero creo que es un debate muy complejo donde las opiniones a favor y en contra e in abstracto son muy fáciles, pero hay que ponerse en el pellejo de la madre -la primera- pero también del padre.
    En cuanto a la Iglesia no sé que pinta en el debate cuando el IOR (Instituto para las Obras de la Religión o Banco Vaticano en lenguaje más accesible) tuvo acciones en sociedades dedicadas a la fabricación de preservativos, y tiene acciones en sociedades donde trabajan niños, no se respetan los derechos humanos, etc. O sea que mejor cierre la boca, porque no es un ejemplo de nada. Del Opus no opino porque me parece que tiene cosas buenas y malas como cada hijo de cristiano.

  2. Sra.Verónica,si lee los comentarios del artículo(todos),verá que se nombra a la iglesia,es más,creo que en este tema ha tomado parte,con lo cual no creo que esté desatinado mencionarla.Me sorprende su afirmación sobre que el purgatorio es un sitio en el que no se está muy bien,¿ha estado?,¿le ha hablado alguien que haya vuelto de él y le ha contado su experiencia religiosa?.Pues verá,mi Dios es tan benevolente que no tiene purgatorio,ni limbo,ni nada parecido.Si el suyo fuera el mismo que el mío sería igual de generoso.El purgatorio ya es lo que tenemos aquí,aunque para unos más que para otros,pero lo es.Y respecto a la incursión de la iglesia en el tema de abortos,debería aplicar la bondad que pregona,es muy fácil tachar de pecadores desde un púlpito,desde su impunidad,desde su prepotencia…,desde cualquier sitio que no sea la vida real.Erigirse en dar y quitar el perdón de los supuestos pecados creados por ellos mismos,es una inmoralidad más de seres humanos iguales a nosotros.Y por último,que la moralidad empiece en su propia casa,si luego le queda vergüenza torera que la,pida a los demás.Amén.

  3. Yo la verdad es que no entiendo las referencias que hace don Fernando a la Iglesia y al Opus. Lo que hace una le parece mal, pero no condena de la misma manera a la Obra porque tiene cosas mals y buenas (¿no habrá ninguna buena, don Fernando?).

    Supongo que a estas alturas de la historia, ya estamos todos cansados de tanto vaivén en la doctrina, de tanto escándalo, de tanta falta de «caritas», tanta hoguera, tanto fundamentalismo, y de cómo los humanos arruinamos (con nuestra peculiar psicología y modo de relacionarnos con la verdad) las mejores ideas.

    Verá, doña Verónica: no sé exactamente que dice la iglesia sobre el Purgatorio. Pero la idea del Limbo «de los niños» fue una parida de Agustín para poder explicar la suerte de los niños no nacidos, a la que un Dios/registrador de la propiedad, no podía dejar entrar en su paraíso porque no habían pasado el trámite (del bautismo), y ¡debían penar en el infierno! La doctrina fue reafirmada en los concilios segundo de Lyon (1274, Denzinger: 464) y de Florencia (1439-1445, Denzinger: 1693).

    Eso lo que ilustra es la capacidad de error de juicio de los hombres, el apartamiento del clero de la propia idea evangélica del Dios Padre y Dios Amor, la instrumentalización de las ideas religiosas, y la «canonización» de las creencias que busca dar seguridad a la fe de los creyentes, y consigue precisamente lo contrario.

    ¿Que puede decir la Iglesia de la vida después de la muerte?

    ABSOLUTAMENTE NADA, fuera de manifestar su esperanza en que Dios no nos dejará muertos, sino que nos dará una vida a la medida de nuestras esperanzas.

    Ni cielo (el papa ha explicado incluso qué poderes tendrán los benditos… lo que me parece asaz imprudente), ni infierno, ni purgatorio, ni limbo,ni arcángeles, ni tronos, ni dominaciones, ni paparruchas en vinagre. Nada de eso se sabe, y no hay nada que decir. EN realidad, Cristo dice muy poco de esa vida, y mucha de esta, y de que su Padre no decepcionará nuestras esperanzas. Eso es lo importante, y DE ESO se apartan doctrinas como la del Limbo.

    Esa pesada carga de doctrina de fe y doctrina eclesial claramente contrarias al evangelio es la que lastra a la Iglesia, la que la pone a la defensiva defendiendo «su tesoro» y apartándola cada día más del hombre de hoy día, que ha ganado su autonomía y no la perderá salvo que caiga en el terror del fundamentalismo y el fanatismo.

  4. Srta. Verónica y Sr. Spurgus: Ni soy teólogo ni tengo autoridad. Pero me temo que la primera ha cogido el rábano por las hojas y el segundo pretende que yo denigre al Opus (claro que tiene cosas buenas como todo el mundo y cosas malas, como el común de los mortales). Que horror desconcertar a la Srta. Verónica, con el amor que le profeso. Iré mañana a confesarme de mis pecados, día de la Hispanidad. Dos anécdotas: tengo muchos amigos en el Opus y siempre les he dicho que mientras nosotros llevamos 500 años ellos llevan 50 o sea que en el algo les ganamos, aunque sólo sea en experiencia (léase la pugna eviterna entre Jesuitas y Opus). Y no me tergiversen el adjetivo porque eviterno se predica de los ángeles pero no de Dios (que es eterno).
    Segunda anécdota: En 1968 (puedo errar en la fecha), hubo una manifestación ante la Embajada Británica al grito del «Gibraltar español»; ante la presencia masiva de manifestantes el Ministro de Gobernacion preguntó al Embajador si necesitaba más policía para custodiar la sede diplomática a lo cual aquél contestó que no necesitaba más policías sino que el régimen le enviase menos manifestantes.
    Como todos los que escribimos aquí somos inteligentes debo suponer que habrán comprendido la metáfora o quizá la obnosis (léanse el diccionario) les obnubila.

  5. Pues a mí la noticia me viene a confirmar una vieja sospecha. ¿Por qué es tan difícil convencer a la gente de que abortar en definitiva es cargarse a un niño? La respuesta, me temo, es que en el fondo la gente que está a favor del aborto ya sabe que abortar es cargarse a un niño, por lo que no se adelanta nada tratando de convencerle de ello. El gran problema es que le da igual que el aborto sea cargarse a un niño. Y ésta capacidad de desenvolvernos con indiferencia en medio de la masacre es la gran tragedia de esta especie de especie opinable y discutible que parece que somos.

  6. También confirmo que ese 1% de abortos que constituyen los casos de violación o riesgo para la vida de la madre… son el 99% de la argumentación de los partidarios del aborto.

  7. Por último, a mí me da igual lo que diga la Iglesia para posicionarme en contra del aborto. Y me parece un poco triste que el hecho de que la Iglesia se posicione en contra del aborto a alguien le pueda parecer una razón para posicionarse a favor del aborto. Pensándolo friamente eso es dejar que el Vaticano determine tu pensamiento, o que se utilice al Vaticano para determinar tu pensamiento. Ahora, que sería muy triste pensar que fuera de la Iglesia el resto del mundo no encuentra motivos, o le cuesta mucho, para oponerse al complejo empresarial abortista y la aniquilación sistemática de los niños no deseados.

  8. Efectivamente, como dice Napoleón, cada uno sacamos nuestros complejos para defender que en «determinados casos» se puede matar, aniquilar, etc al semejante.
    Yo ya dije en un comentario sobre el mismo tema, que tengo (junto con mi Sra) varios hijos adoptados y lo bueno de este caso no es lo nuestro -adoptarlos-, sino que sus mamás biológicas optaron por dejarlos vivos y algo deberíamos hacer -Fernando, Verónica, Morticia, Spurgus, Napoleón, yo mismo, etc- para dar opciones de vida y no de muerte a las Sras -y Sres, porque lo que dice Fernando sobre el papel del padre es muy acertado- para que opten por dar vida a los que ya están vivos.
    Es significativo que aparte de la Iglesia, pocas Instituciones importantes, países, etc, expresan su oposición a la locura del matarse unos a otros que es el aborto, industria de la que España es un país tristemente importante.

  9. Sra.Verónica,tiene razón en una cosa,en las opiniones de este artículo no se menciona a la Iglesia,me confundí con otro de días anteriores del mismo tema que sí se la menciona,pido disculpas.Por otra parte no entiendo porqué se enoja cuando se la nombra,primero, porque uno es libre para opinar de la manera que sea y segundo, porque la Iglesia es parte activa en este tema.A cada escrito suyo me doy cuenta que hay varias iglesias,y desde luego,la que yo creo no es la misma que la que cree usted(gracias a Dios).Solo espero que después de toda esta andadura por este mundo,nos quede algo mejor que lo que nos quiere vender el Vaticano.Por cierto,soy contraria al aborto,pero me cuidaré muy mucho de opinar sobre las circunstancias de quien lo lleva a cabo,y lo que diga el Vaticano,me importa una piedra con tres plumas(en este y en muchos temas).

  10. Don Fernando.- Yo no busco que Ud. denigre a nadie. Lo que me sorprende es que vea gris en el Opus, y blanco/negro en la Iglesia…que es lo mismo.

    Verónica.- ¿Protestante? ¿qué le parece a Ud protestante de lo que digo? ¿Y que tipo de «protesta» exactamente?

    A fe que todo lo que he dicho es estrictamente católico, doña. Yo con Ud y el Papa y el resto de la Iglesia, tengo que estar conforme en dos docenas -si llega, y ya me parece mucho- de verdades de fe. El resto es sumamente opinable. Y cuando hablamos de lo que hay «al otro lado», no le cuento…

    Efectivamente el concilio de Trento definió el Purgatorio como verdad de fe.. esa y otras afirmaciones -que quizá fueron importantes en su día- han devenido totalmente faltas de interés y terriblmente discutibles. ¿A quién le importa? Y realmente, corresponden a una mentalidad que se compadece mal con la moderna (el Dios/funcionario de aduanas). Yo leo teología, y francamente, no es un tema que suscite mucho interés, pero vamos, allá cada cual…

    Baste decir que lo que en Trento se definió como infierno (algun monje llegó a medir la altura de las llamas y explicó por qué tales eran más candentes que en la tierra), Nuestro Papa lo explica de otro modo; «El Infierno es la situación de quién se aparta de modo libre y definitivo de Dios. El hombre, llamado a corresponder libremente a Dios, puede, sin embargo, rechazar definitivamente su amor y su perdón , privandose así, desgraciadamente, de la gozosa comunión con él. Esa trágica condición es lo que se llama condenación o infierno». lo de las llamas, el azufre, y el rechinar de dientes, nos dicen ahora, son imágenes, formas de hablar, de expresar algo..

    O sea, que no es un lugar, ni una condena de Dios, sino una opción pesonal y libre del hombre.

    Fijese que Santo Tomás -nada menos- llegó a decir que una de las visiones de las que gozarían los santos del Cielo sería la contemplación de los condenados, y que ello no les movería a compasión… La petulancia de los teólogos llega a convertir a los santos (y a Dios mismo) en tipos realmente odiosos…

    Nótese como cambia radicalmente la imagen (y conste que estoy de acuerdo con el Papa). Y notese cómo deja sin sentido totalmente el Purgatorio. Si la separación del infierno la marca el hombre ¿qué separará al hombre de Dios en un «purgatorio»? ¿una falta de purificación? Si por Cristo nuestros pecados son perdonados ¿que reparación podemos prestar a Dios permaneciendo en el purgatorio? Y ¿que reparación necesita Dios?

    Tal vez un padre humano que aspira a reunirse con su hijo lo mantiene en la habitación de al lado un par de dias antes de reunirse con él para que «se purifique». A mi me parece que esto es insultar a Dios, hacerlo peor que un padre paranoico y cruel, es convertirlo en un tipo despreciable. Me parece verdaderamente una idea blasfema que al Dios que nos perdona tras matar a su hijo, lo convirtamos en un viejo rencoroso que lleva las cuentas de nuestros actos. Y digo blasfema, porque convierte el sacrificio de su hijo en poco menos que nada… Si -parece que le haceis decir- mi hijo os perdona… pero yo no… ¡al purgatorio!

    Supongo que, en lugar de defender su punto de vista y tratar de rebatir el mío, (ya me ha motejado Ud. de «protestante» así se habrá quedado Ud tranquila) mantendrá Ud. el argumento de autoridad: el catecismo, o la fe del carbonero. A lo mejor es que yo soy un anarco-católico, pero es que cuando hablo con la gente, nadie celebra al Dios/juez/funcionario de aduanas… ¿por qué será?

  11. Sí sr.Spurgus,el Dios que usted relata es el que se parece a mi Dios,y me alegra saber que hay alguien más que cree en su bondad y generosidad.Nada que ver con el Dios de la sra.Verónica,cosa que,me apena por ella,y me alegra por todos.

  12. (Ya nos habíamos dado cuenta que era la misma sra.Irene,hasta un niño de 6 años se habría dado cuenta).Creo que nadie ha puesto en duda su catolicismo y su fervor,por mi parte,solo he dicho que me alegro de no estar en esa Iglesia castigadora y represora,nada más.Entenderla la he entendido perfectamente,es por eso que me alegro de no estar en su linea,porque la he entendido…¿entiende usted?.

  13. Irene/Verónica.- Yo creo lo que dice el Credo. A eso me refiero cuando hay unas cuantas cosas… repaso el Credo, y lo que veo es que no habla del Purgatorio.

    Y es lógico,porque realmente, la existencia o no de semejante lugar/tiempo no tiene ninguna importancia, y mucho menos puede considerarse lo fundamentalq ue tiene que creer un cristiano. Eso fundamental que a un cristiano le sirve para saber cuando lo es y cuando no lo es, es, como dice Ud. el Credo.

    Yo lo que digo en voz alta qes lo que pienso, que el dios/contable que lleva la cuenta de los pecados y «si no eres puro» no entras al cielo, pues no me convence mucho. No sé a Ud. Yo le explico qué opino del contable del Purgatorio, o del tipo que mandaba al infierno a los niños no nacidos (por eso pergeñan los teólogos el limbo de los niños, porque de otra forma iban al infierno,lo que era demasiado terrible incluso para gente con una sensibilidad y una concepcion tan distinta de la dignidad de las personas, como los hombres del siglo XVI).

    Yo creo que es evidente que la sensibilidad, la concepción de la persona, de la libertad, de la autonomía personal, la idea del mundo y del hombre han cambiado tanto, que cosas que en la edad media, o en el renacimiento tenían muchísima importancia, (reacciones a las diversas herejías del momento que costaron mucha sangre) ahora en cambio no la tienen, o han cambiado en su medida y profundidad. Fíjese que San Francisco Javier y tantos santos hombres de su epoca estaba angustiado porla cantidad de gente que iba a morir y condenarse tanto como para viajar a Japon. Fuera de la iglesia no habria salvacion, y no habia otro bautismo que el sacramental… hasta que luego resultó que sí; que habia otros caminos de salvacion, y cabian otros bautismos (lumen gentium).

    Pero qué manía tenemos los hombres de limitar, reglamentar, compartimentar y someter a licencia, tasa y policía el Amor de Dios. Somos una auténtica máquina de administrar la infinita gracia y los dones, a poder ser, con precio. Supongo que es una compensación a la total inseguridad de nuestra vida y de nuestra fe… pero esque han pasado dos mil años, y no aprendemos.

    ¿Pero como llega a reglamentar la Iglesia aquellas realidades escatologicas que se le escapan total y absolutamente? Es que si lo pensamos bien, resulta increíble. Y sobre todo, que el creyente se avenga a comulgar con semejantes ruedas de molino. Y que se escandalice porque otro cualquiera piense en voz alta.

    ¿ Se imagina Ud. que a Santo Tomás lo echara cualquier catequista de la Iglesia porque se atrevía a afirmar otros bautismos además del sacramental? Mire, en la Iglesia hay una avanzada, una cuerpo central y una retaguardia. Los primeros no pueden imponer su vision de las cosas a los ultimos, ni estos tachar de herejes o cosa similar a los primeros.

    Creo que a cualquier católico (estoy seguro que a Ud. tambien) le resultaria absolutamente insoportable la idea de un Dios Padre misericordioso y amoroso que amontonara a los no nacidos en el limbo, condenados para siempre a ser privados de su compañia y su amor.

    Ud esta en su derecho de creer lo que quiera, faltaba más, y de explicar o expresar lo que le plazca. O sea que si no quiere abajarse a contestar a mis argumentos (creo que racionales), pues nada, no hay problema alguno. Pero por favor, no se de tanta prisa en «clasificar al otro» y menos en echarlo de la Iglesia…

    Creo que no he podido dialogar nunca con un cristiano de ese tipo. Se cierra en banda, no es ya que me de la razón, es que no entra a intercambiar ideas personales… ¿tanto miedo tienen esos cristianos a expresar razonadamente su creencia? ¿tanto temor hay a reconocer aquellos extremos que no le gustan o no le convencen? ¿es solo casualidad que las enormes reticencias a hablar sobre la fe se repitan en el terreno de la política? ¿tiene algo que ver el seguimiento gregario al dogma religioso con la inexistencia de alternativas y de debate en los partidos políticos y en el parlamento? Para mi sí. Tenemos que atrevernos a hablar de cualquier tema, sin escandalizarnos y ponernos a la defensiva, y sin que la opinión del otro, por discrepante que sea, mientras se mantenga un acuerdo sobre lo fundamental, nos vaya a separar de lo esencial en nuestra patria, en nuestra iglesia, en nuestra comunidad civil…

    Saludos,

  14. Estimada amiga Irene.- Gracias por contestar y como ve, es difícil argumentar minimamente la postura propia en dos líneas.

    Como dice Ud, moteja, clasifica, pero no me convence nada. En realidad me hace demuestra que esa forma de pensar supone cerrar los ojos a la verdad evangélica.

    Me permito señalarle que todo lo que dice Ud. a lo largo de la intervención es remitirse al argumento de autoridad (¿donde está la alegría del Evangelio, la libertad de la fe?), remite a un concepto de pureza ritual y religiosa que reduce a la esclavitud de la Ley (gal 2, 4). Ya sabe Ud. que a Cristo lo condenaban sus contemporáneos por curar el sábado, comer con pecadores, atender a fariseos… El núcleo de nuestra fe no es una concepción pre-evangélica de la pureza y la santidad que Ud. me cuenta, sino el perdón de los pecados y que por la muerte de Cristo, quedamos bautizados en Cristo, revestidos de Cristo, (Gal 1, 4, 6-7), salvados y justificados por él.

    Le devuelvo el ejemplo que cita Ud. para que vea lo que digo: el hijo pródigo que ha ofendido al padre y a su familia, derrochado su herencia con prostitutas y jugadores en una ciudad lejana, vuelve hambriento, enfermo, atormentado y humillado a la casa del Padre. El padre, que todos los días se asoma al otero para ver si vuelve el hijo, lo ve llegar, y cuando el hijo se acerca, no lo recibe, sino que le manda lavar, purificar y ayunar ritualmente «porque no puede entrar en la casa, no vaya a ser que no sea puro»… ¿le parece un buen final para la parábola?

    A mi la esposa que me gusta es la que sale de casa al camino, correo y abre los brazos al esposo, y lo besa, y prepara una fiesta, y lo reviste y llama a todos al fiestón. La diferencia es el amor de Dios: que en su visión parece el de un fariseo frío y distante, pendiente de los detallitos, (te falta lavarte los pies, y afeitarte, parece decir) y en la de Jesús, es de un amor emocionante. Su corazón salta en el pecho, olvida todo, perdona todo, no repara en su aparente falta de dignidad (¡¡el padre ofendido correo a abrazar al ofensor!!). Es el escándalo de la Cruz. Hace falta ser padre/madre para amar así.

    En cambio, en su nota figuran preceptos, autoridad, tradición de hombres (como si toda tradición fuera, por serlo, respetable), el depósito de la fe, … pero brilla por su ausencia el Amor del Dios de Jesús, que es arrasador. Seguro que para Ud. también, pero sometida a tantas mediaciones, tantos requisitos y licencias, que parece algo casi administrativo. Me parece un cristianismo condenado a la angustia porque el corazón del hombre necesita algo más que un Deuteronomio, unos números o un levítico… Un neojudaismo, un neofariseísmo de los «puros» que han olvidado (o no han descubierto aún) que el único Santo, el único puro, es Dios (rom 3,10-12).

    En cuanto a las cartas de los Hebreos, es conocida su adscripción a los tendencias judaizantes de las primeras comunidades en Israel, que se preguntaban si debían seguir la circuncisión o no. Ya sabe Ud. cómo Pablo los reprende para evitar esa herejía (Galatas II, Hch 15, 5). Y también sabe Ud. que los cristianos no nos circuncidamos, del mismo modo que nos saltamos preceptos pre-morales, como el que prohíbe comer carne de animales impuros (Dt 14,8). pues no son mediaciones para obtener la gracia que nos concede Dios, sino que la única mediación es la muerte de Cristo en la Cruz.

    Esas cartas judaizantes forman parte de los Evangelios, ciertamente. Como el Deuteronomio es parte de la Biblia. Supongo que tal vez lo lógico habría sido prescindir de textos superados o acertadamente criticados por Pablo; en cambio, a los judaizantes se les admite en la unidad de la fe, y aquí siguen dando guerra (y arrogándose su condición de «los ortodoxos»), pues su sensibilidad tampoco deja de tener algún pequeño fundamento, y como tal se admite en la Iglesia, como también se admite a Lefevre y a los neocatecumenales, y al Opus. En este momento es como si los herederos de aquellos judaizantes derrotados brillantemente por Pablo hubieran recobrado parte de su pujanza.

    Pero eso no significa que el pensamiento ultra-conservador (¿me permite que yo lo moteje -no se ofenda, pues no busca ofender- de «criptojudaizante»?) sea la verdad ni que lo que digan sea la verdadera ortodoxia Católica.

    Nada más: le ruego que no sienta ofendida su conciencia religiosa por lo que digo. Tampoco se sienta obligada a contestarme, si no quiere. El que calla no otorga en este foro. El que calla muchas veces, piensa, reza, espera, y eso es bueno.

    Cordialmente,

  15. Sí sra.Irene,nos consta que ni tiene tiempo de leer…ni de escribir!!!!!,jajjaja…Bueno,como dice usted,una ironía.Con su aparición me he dado cuenta que en SU iglesia hay PAPISA…usted.!Virgen del amor hermoso!,hacía años que no «oía» hablar de esta manera tan dramáticamente sectaria del catolicismo ni de la Iglesia,pero como se reza por ahí,»cada uno está en el mundo porque tiene que haber de todo».Rece mucho sra.Irene,rece por los que,aun creyendo,no rezamos tanto.

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