No. Un comunista no se puede comprar una casa de 600.000 euros. Ni un Mercedes. Ni un Rolex. Ni un apartamento en la playa. Es decir, puede, pero traicionando totalmente su discurso. ¿Tienen que vivir entonces los comunistas como los pobres? Pues claro que sí. ¿Y no pueden hacer lo que quieran con su dinero? Pues claro que no. ¿Cuál sería si no la diferencia con quienes predican el capitalismo?
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El problema de base para que un comunista no se pueda comprar un casoplón es un asunto de coherencia ideológica. No somos los demás quienes le prohibimos que se compre un castillo. Es su propia ideología la que se lo prohíbe. Si no obstante un comunista se compra un castillo, lo suyo es que abandone el comunismo, o que aguante el torrente de críticas llamándole hipócrita.
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El razonamiento resulta muy sencillo.
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Los comunistas sostienen que para que unos sean ricos, otros tienen que ser pobres. La riqueza de unos es la pobreza de otros. Para que uno gane un euro otro tiene que perderlo. Si uno gana 500 euros al mes es porque otro gana 5.000. Por eso un comunista no puede comprarse un Rolex. Cuando un comunista se compra un Rolex, 1.000 niños se quedan sin cena en la República Centroafricana. Naturalmente uno puede creerse o no creerse este discurso, lo que no puede es creérselo el día que Pablo Iglesias va de mitin y no creérselo el día que Pablo Iglesias visita una inmobiliaria.
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Además de esto tenemos el hecho de que el discurso comunista e izquierdista radical sostiene que no puede haber niños pasando hambre mientras otros se compran casoplones de 600.000 euros. ¿Pablo Iglesias venía a acabar con eso o a vender un discurso a los pardillos para hacerse diputado y ganar un sueldo que le permitiera comprarse una pequeña mansión cobrando del presupuesto? Juzguen ustedes mismos, pero hasta los tuits y vídeos pasados del propio Pablo Iglesias resultan ahora bastante demoledores a la hora de intentar casar sus actos con su discurso.
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Los de derechas pueden comprarse una Harley y los de izquierdas no, efectivamente
El comunismo también sostiene una sociedad igualitaria en la que nadie se pueda comprar una casa de 200.000 euros mientras haya alguien que tenga una casa de 150.000 euros. Todos tenemos que tener casas de 50.000 euros o de 200.000 euros, pero en una sociedad comunista e igualitarista no puede haber personas que tengan una casa de 50.000 euros y otras que la tengan de 200.000. Una persona que crea en el libre mercado obviamente no tiene este tipo de limitaciones porque no cree ni que tenga que haber una sociedad igualitaria ni que la causa de la riqueza de unos sea la pobreza de otros. Así que efectivamente, alguien de derechas se puede comprar un BMW y un comunista no. Al menos en términos de coherencia interna de su discurso.
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Que Pablo e Irene hayan pedido un crédito de 540.000 euros para comprar una casa de 600.000, pagando cuotas de 500 euros, merece también un pequeño comentario.
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De entrada nadie se cree lo de las cuotas de 500 euros, ni asumiendo que sean 500 para Pablo y 500 para Irene. Las cuotas de un crédito hipotecario por ese importe se suelen acercar mucho más al doble de esos importes mensuales.
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Por si fuera poco, Pablo e Irene están asumiendo que van a poder disfrutar de un sueldo de diputado o equivalente durante el resto de su vida laboral. Venían a acabar con la casta, pero ellos parecen empeñados en perpetuarse en ella.
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Como remate a toda la extraña e incoherente operación, resulta que la hipoteca, de entre todas las entidades de España, casualmente se la ha concedido la Caja de Ingenieros, una pequeña entidad financiera catalana que, de nuevo casualmente, es una de las pocas que no abandonó Cataluña tras la crisis de 1-O y en la que Joan Vallvé Ribera, el vicepresidente de Omnium Cultural, es por ejemplo uno de los miembros del patronato de su Fundación. Cuando la ANC tuvo que hacer frente a la fianza de Carmen Forcadell, la expresidenta del Parlament, por importe de 150.000 euros, el dinero llegó hasta las arcas públicas en un cheque procedente de la Caja de Ingenieros. Las conexiones de esta pequeña entidad con el separatismo catalán resultan bastante evidentes por lo que, por si no fuera todo ya bastante incoherente y rocambolesco, al nidito homomatriarcal y proletario de la relación sexual no romántica entre Pablo e Irene sólo le faltaba esto como elemento extraño e inusual.
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3 respuestas
Eso es. Como la «pareja Alfa» siempre irán primeros de lista y siempre habrá pardillos que les voten, tienen la mamandurria asegurada hasta que ellos quieran. A no ser que «las bases» les defenestren, que con estos asamblearios todo es posible. Sería divertido.
Pues sí, la pareja comunista, máximo exponente de la coherencia podemita, ya tienen su «dacha». ¡Qué casualidad! se la ha financiado un banco filoseparatista que no ha puesto objeciones a la inestabilidad laboral a 30 años de la pareja y que, además, les ha concedido un crédito por 90% del valor del inmueble (la ley hipotecaria pone el tope en el 80%) teniendo en cuenta que, según las agencias inmobiliarias, el precio pagado está por encima del que rige ahora en esa zona. Pero como fue un capricho de los señores (perdón, camaradas)… Ahora tendrán que contratar servicios de jardinero/a, empleada/a del hogar, niñera/o… Pero todo eso, si se dejan asesorar por Echenique, les puede salir bien barato. En fin, lo de siempre, otros que han cambiado la hoz y el martillo por la coz y el Martini.
Resulta realmente divertido ver a toda la parroquia podemita intentando justificar lo del casoplón