Los hechos son los siguientes: ayer el artista navarro LKN, a veces denominado “el Bansky foral”, tuvo la ocurrencia de celebrar el pacto presupuestario entre PSN y Bildu con el dibujo de un beso en la boca entre María Chivite y Bakartxo Ruiz, emulando el famoso beso en el Muro de Berlín entre Honecker y Breznev. El artista colocó a las 6 de la mañana el dibujo sobre la caja de registro situada en el Paseo Sarasate frente al Parlamento de Navarra.
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La imagen se difundió a través de las redes sociales con la suficiente prontitud como para que el morreo entre María y Bakartxo quedara inmortalizado antes de que una patrulla de la Policía Foral saliera del Parlamento a hacer trizas el dibujo. De este modo primero se viralizó la imagen y después la de los forales destruyendo el dibujo. Un día completo para María y Bakartxo.
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El contraataque mediático ha sido una llamada del jefe de la Policía Foral al artista disculpándose por la destrucción del dibujo y asegurando que la obra se eliminó por iniciativa propia de un agente y sin que mediara “ninguna directriz al respecto”.
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La explicación del jefe de la Policía Foral resulta sin embargo un tanto increíble. Parece extraño que alguno de los policías que estaba de guardia vigilando el Parlamento, muchas horas después de colocado el cartel, de repente, por iniciativa propia, se metiera en semejante ciruelo. Un agente con mucha iniciativa propia que además no era uno, sino dos, según las imágenes que se desprenden de lo publicado por navarra.com. En cualquier caso son muchas las cosas que se podrían concluir respecto a este cartel y su retirada.
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En primer lugar se podría decir que es homofobia. Sin duda es de lo que se hubiera acusado a cualquier partido de derechas que hubiera quitado un cartel de semejantes características el cual hubiera tenido como protagonistas a dos políticas de derechas.
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En segundo lugar también se podría decir que es censura, aunque ni siquiera está claro el significado del cartel. ¿Critica el morreo entre el PSN y Bildu o lo celebra? En cualquier caso lo pone en evidencia.
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En tercer lugar, contrasta la eliminación del cartel con, por ejemplo, el apoyo que el PSN otorgó a Abel Azcona y su exposición sacrílega totalmente ofensiva para los cristianos usando formas consagradas robadas. Por allí no apareció espontaneamente ningún policía. Al contrario, apareció la policía pero para escoltar la exposición. Aquí mucho perdón posterior pero por si acaso el cartel ya no está.
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En cuarto lugar, lo que parece claro es que el beso entre María y Bakatxo, con ocasión de la aprobación de los Presupuestos, es un beso pagado. Una vez más podría concluirse que el cartel no aclara si celebra o critica ese comercio, pero dadas las circunstancias claramente queda expresado que es un comercio. Sin dinero no hay beso. Y cambiar un besoo por dinero casi podría pensarse que es algo así como un beso prostituido.
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En quinto lugar, el cartel con el morreo entre el PSN y Bildu se puede eliminar, pero no se puede eliminar la realidad. La realidad que refleja el cartel con el morreo no la puede borrar una audaz y espontánea patrulla sin directrices de la Policía Foral.
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