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“El matrimonio es para siempre. Si no, es mejor que no te cases”. Así de clarito habló ayer el Papa Francisco en un coloquio. No es una frase muy popular en los tiempos que corren, pero lo cierto es que o el matrimonio es para siempre o… ¿es matrimonio?
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Paradójicamente, vivimos en un mundo en el que en el ámbito laboral, sin duda un ámbito importante, buscamos la seguridad absoluta. El contrato fijo, indefinido, indestructible. Lo máximo a lo que puede aspirar un humano, en consecuencia, es a ser funcionario. Adoramos la estabilidad laboral y la sensación de tener algo seguro. Criticamos al gobierno si el empleo que se crea es con contratos temporales y precarios. La gente no puede casarse, formar familias y pagar hipotecas con contratos precarios. ¿Por qué utilizamos una lógica distinta a la hora de plantear el propio matrimonio?
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Es decir, una relación sentimental que se puede romper en cualquier momento, por cualquier motivo, unilateralmente, es una relación basada en un contrato precario.
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Para comprar una vivienda con nuestra pareja en la que formar una familia, querríamos tener un trabajo seguro y es lógico. ¿Pero es lógico que queramos más seguridad respecto a nuestro trabajo que respecto a nuestra propia pareja?
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Los niños, nos atrevemos a aventurar, seguramente querrían por norma general que sus padres tuvieran contratos fijos. Un niño podría preguntar un día a sus padres si su contrato es fijo o precario. Qué triste que la respuesta sea: “precario, hijo, precario”. No te encariñes mucho con nosotros. Papá hoy está aquí pero mañana quizá no haya nadie, puede que otro señor. No te encariñes tampoco mucho con él.
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Porque el segundo marido o la segunda mujer viene siempre con contrato precario, salvo nulidad (ejem) o defunción. Un “te querré para siempre” no puede tener el mismo valor la segunda vez que la primera. La razón es la misma por la que el segundo paraguas irrompible que nos llevamos del chino ya sabemos que realmente no es irrompible.
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Naturalmente un matrimonio es una relación que exige compromiso, sacrifico y esfuerzo para sacarla adelante. El “sí, quiero” no es el final de la carrera sino el principio. Sin embargo, precisamente porque el matrimonio es algo que requiere esfuerzo, sacrificio y trabajo para sacarlo adelante, es lógico que demande un contrato fijo. Si hay que levantarla sobre arenas movedizas, uno no se gasta mucho en construir una casa. Uno sólo construye una buena casa que requiera una gran inversión sobre un cimiento sólido. Para dormir en una tienda de campaña da igual, pero para la casa que nos va a costar los ahorros de 30 años de trabajo queremos roca.
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Incluso al margen de la fe, de la Iglesia y del discurso del Papa, sería lógico que la gente quisiera naturalmente el matrimonio para toda la vida, por las razones expuestas o semejantes, por pura lógica. Al margen de algunas ventajas, los contratos temporales implican evidentes carencias comparativas. Es normal que haya una demanda de contrataciones fijas. De hecho, a veces un contrato fijo es lo que uno quiere y uno temporal a lo que se resigna.
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El matrimonio para toda la vida, por consiguiente, podría decirse que es una demanda natural. Si sólo existieran contratos matrimoniales precarios, mucha gente se preguntaría si no podía firmar un contrato fijo y por qué no esa posibilidad. Obviamente nadie podría casarse una segunda vez con contrato fijo, por lo del paraguas. Civilmente tendría sentido que hubiera contratos fijos o precarios, y que para los segundos, tercero o cuartos matrimonios sólo pudieran firmarse acuerdos precarios. De hecho los segundos, terceros o cuartos matrimonios lo son, se llamen así o no. Desde luego el compromiso no es tanto consecuencia del contrato, sino el contrato consecuencia del compromiso, pero ese compromiso necesita un cauce, un tipo de contrato específico, una seguridad, un contrato fijo.
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Al final, lo mismo lo que ha dicho el Papa no es más que sentido común.
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8 respuestas
Ojalá el Papa dijera tan bien las cosas cuando habla de esto como cuando se dedica a politiquear de economía.
En fin.
Yo en el matrimonio pienso que ha de darse todo sin dejar zonas oscuras o secretos, o reservas de amor que no se comparten.
En empleo, me gustaría que tanto empresario como trabajador fueran sinceros siempre unos con otros, así el trabajador recibiría hasta el último céntimo que le corresponde, y el empresario tendría la máxima efectividad; eso no se consigue con el sistema podrido actual heredado del franquismo; se consigue con despido libre (y el empleo libre), mochila austríaca con el dinero del desempleo y rebaja de la SS a cargo del trabajador para convertirlo en sueldo neto.
Una sociedad en la que la gente cambia más de pareja que de club de fútbol está llamada a la desintegración.
Y camino de ello vamos.
En esta Navarra que nos toca vivir lo único que es para siempre y hasta que la muerte nos separe es la inclusión en la zona mixta o en la vascofona. Y luego hablan de libertad.
Matrimonio y mortaja del cielo bajan. Eso es lo que hay.
Hoy dias de Santo Tomás Moro,mártir, fue decapitado por oponerse a la pretension de nulidad del matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón , perfectamente válido y no reconocer al rey como cabeza de la iglesia en Inglaterra.
Ciudadano Caña:
Durante el franquismo el sistema laboral y económico fue muy eficaz y supo adaptarse a las circunstancias de aquellos tiempos. Fue beneficioso para empleados y trabajadores.
La mayoría de sus funcionarios,señora,muy escasamente retribuidos y sin seguridad social( lo normal era tener un seguro privados)..
En 1938, en plena guerra civil, se promulga el Fuero del Trabajo en el bando Nacional o franquista, que puede considerarse el cimiento sobre el que se construyó la seguridad Social tal y como la entendemos en años posteriores.