El maravilloso Rubalcaba

Por si alguien se lo pregunta, para bien y para mal, políticamente la opinión que tenemos de Rubalcaba es exactamente la misma que el día antes de que falleciera. Lógicamente, frente a salvajes como Arrán, lamentamos la pérdida a nivel humano y el comprensible dolor de su familia y allegados. En realidad, la reflexión que sigue no se refiere tanto a Rubalcaba como a todo lo que está rodeando, por lo desmedido, respecto a su súbito fallecimiento. Que por cierto, somos polvo en movimiento. Ahora estás aquí y mañana… Pero en fin, aunque toda muerte ajena es una buena oportunidad de preguntarse uno mismo qué hace con su vida tampoco esta reflexión va de eso.

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El no tan amadísimo Rubalcaba, políticamente hablando

Si tuviéramos que elegir una palabra para describir la pompa y circunstancia que está rodeando al fallecimiento de Rubalcaba muchas personas elegirían probablemente el adjetivo “exagerado”. Todo es muy exagerado. La proliferación de portadas, telediarios, programas dedicados… obviamente todos muy laudatorios. Exageradamente laudatorios. Y lo exagerado siempre esconde gato encerrado. La exageración es un mecanismo compensatorio.
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La infinita sabiduría de Rubalcaba. La sapiencia política de Rubalcaba. La inteligencia de Rubalcaba. El Maquiavelismo de Rubalcaba. Las caras descompuestas de Pedro Sánchez y sus lugartenientes. Los honores de jefe de estado. Pero, pero, pero, de las últimas apariciones públicas de Rubalcaba se deduce que no estaba muy de acuerdo con algunas de las decisiones y la política de alianzas de Pedro Sánchez. En una entrevista en Antena 3 en diciembre de 2016, por ejemplo, le decía a Susana Griso: “imagínese la que tendríamos montada si hubiéramos ido a una investidura con el apoyo de Podemos que está en el derecho de autodeterminación y de los independentistas que ni e cuento”, para añadir a renglón seguido que “gobernar España es muy complicado y exige apoyos parlamentarios sólidos, si quieres hacer un buen gobierno, si quieres chapucear…”. Rubalcaba no estaba en la famosa foto de Colón, pero su discurso no parecía muy diferente de los que si estaban. Rubalcaba remataba la entrevista indicando que le había trasladado a Pedro Sánchez sus reservas sobre su política de pactos y tras hacerlo, por casualidad o por lo que le dijo, “dejamos de hablar; bueno, dejó de hablar él”.
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En relación con todo lo anterior, interesa recordar también que Rubalcaba aparentemente se posicionaba mucho más con las tesis antinacionalistas de Susana Díez que con las tesis de Pedro Sánchez y todos los que estos días parecen exageradamente descompuestos por su pérdida. No es que esto signifique que los socialistas que no fueron partidarios de Susana Díez no se apenen por la pérdida de Rubalcaba, pero da la impresión que exagerar tanto esa pena (que seguro que sienten) también podría tener algo que ver con más complicadas compensaciones también relacionadas con esto:

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Que el PSOE no se apropie del fin de ETA

En conexión con el facellimiento de Rubalcaba, hemos asistido también estos días desde algunas tribunas a una especie de intento de que el PSOE se atribuya y patrimonialice la derrota de ETA. Por un lado esto es totalmente incierto y mezquino. La derrota de ETA es una victoria colectiva y habría mucho que discutir sobre quién ha aportado más o menos a esa derrota. Un elemento clave de esa derrota fue la ilegalización de Batasuna. Sólo cuando se obligó a la ETA de la moqueta y a la ETA de las pistolas a elegir entre bombas o votos se generó el debate interno en ese mundo, que hasta entonces vivía muy cómodo sin tener que elegir respecto a si la práctica de la violencia compensaba la pérdida de todo el poder institucional y presupuestario. La Ley de Partidos que permitió la ilegalización de Batasuna y la ilegalización efectiva no tuvieron lugar durante una legislatura socialista. Ya puestos tampoco la autodisolución de ETA. En segundo lugar ETA ha sido derrotada material y policialmente, pero no política e ideológicamente. Ahí están las siglas sucesoras de Batasuna y sus representantes en las instituciones y lo que es peor: su respaldo social y electoral. Obviamente la izquierda abertzale no ha rechazado sinceramente la violencia de ETA ni tampoco el segmento social que la respalda ha hecho autocrítica, por el contrario considera aún a los miembros de ETA como héroes, como evidencian los ongi etorris y muchas otras expresiones. En tercer lugar, la apropiación partidista del fin de ETA podría explicarse como una vez más como mecanismo compensatorio ahora que la deriva del PSOE va precisamente hacia el acuerdo con el separatismo y las concesiones en cuestiones como el acercamiento de presos no colaborativos ni arrepentidos.
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Dicho todo lo cual, al margen del análisis político lamentamos profundamente el fallecimiento de Rubalcaba y al menos hay un cumplido que no le regatearemos, y es el de que su talla política e intelectual es bastante superior a la de quienes le han sucedido.
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4 respuestas

  1. Dicen algunos periodistas que Rubalcaba era un tipo estupendo: siempre facilitó su trabajo. Por lo visto, eso es lo más importante.
    Para mí, personaje negativo con secretos inconfesables sobre episodios sórdidos de la historia de España … y del PSOE, incluido el más sórdido de todos.
    Recuerdo cómo Rubalcaba comenzaba alguna de sus frases de la forma en que lo hace quien, acostumbrado a mentir, se dispone a hacerlo de nuevo en nuestra propia cara: «Créanme si les digo …»
    Para los anales: «España se merece un Gobierno que no mienta». Y, sí, lo dijo Rubalcaba. Pues en ésas estamos desde hace un año.
    ¿Se imaginan el pánico en el PSOE si en casa de Rubalcaba apareciese el típico sobre «Para abrir después de mi muerte»?

  2. El tratamiento que le han dado como si fuera un jefe de estado y la pleitesía que le han rendido los cuatro reyes y la infanta Elena incluida, entre otros, me han parecido vergonzosos. Por no hablar de la utilización de un muerto para hacer campaña electoral; pero de esto último el PSOE con el finado a la cabeza ya nos tenía acostumbrados.

  3. Rubalcaba, el del chivatazo al bar Faisán. Rubalcaba, el que utilizó políticamente los atentados del 11m en la jornada de reflexión.

  4. LOGSE, padre falangista, portavoz del terrorismo de estado GAL, faisán, campaña del dóberman del 93 ( ahí solo tenia yo 9años y lo recuerdo), 13-M…ZP..
    Una joya

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