Es posible pasar de 38 a 13 empresas públicas de tres maneras diferentes. La primera de ellas es reestructurarlas. Esto significa que en vez de cortar la tarta en 38 trozos se corta en 13. Hay menos trozos pero el tamaño de la tarta es idéntico. De cara a la opinión pública parece que se ha hecho algo pero realmente es todo lo mismo. La segunda fórmula consiste en privatizar algunas empresas públicas. Se trata de una alternativa posible aunque problemática a veces, habida cuenta de que generalmente se trata de empresas públicas en pérdidas. En todo caso, cuando es posible la privatización sí supone una reducción real del tamaño de la tarta y un alivio para las cuentas públicas. Una versión “light” de esta opción es la privatización parcial. Como todas las soluciones a medias, también ésta goza del favor de los políticos. La última posibilidad es el cierre. Cuando no se puede privatizar, hay que enfrentarse a la posibilidad de echar la persiana en determinadas empresas públicas. El problema con los políticos es que generalmente sólo saben apostar por la restructuración. Es decir, por renombrar el problema en vez de solucionar el problema. Pero son las otras dos alternativas las únicas que realmente resuelven algo.
El gobierno de Navarra sigue meditando sobre la subida del IRPF
Si en vez de políticos fueran empresarios, lo tendrían más claro. Subir los impuestos es una medida que enfría la economía. Si los políticos no tienen suficiente dinero para mantener el gasto deben recortarlo, no subir los impuestos. Una reciente encuesta de Sigma Dos para El Mundo, posterior a la subida de impuestos del Partido Popular, reflejaba que para el 63% de los españoles el gobierno debió cortar más el gasto y no subir los impuestos. Cualquier empresario sabe que cuando sus ventas caen es un disparate tratar de compensarlo subiendo los precios. Sin embargo, es el tipo de lógica que manejan los partidarios de subir los impuestos. Según los últimos datos del INE disponibles, Navarra se encuentra muy cerca de adelantar a Madrid en PIB per cápita. Navarra, utilizando su autonomía fiscal, tal vez pueda conseguirlo mitigando más que Madrid la última subida del IRPF. El ciudadano, por otra parte, debe percibir que los sacrificios tienen premio.
Un comentario
Simplificando mucho el problema:
Si el dinero está en mi bolsillo, voy de compras, voy al cine, salgo a cenar y cambio de coche.
Si el dinero está en el bolsillo de estos señoritos, me tengo que quedar en mi casa y conducir mi coche viejo.
Consecuencias: El cine, los bares y las tiendas, tendrán menos ingresos y algunos cerrarán. Por tanto más paro y menos contribuyentes.
Claro, si resulta que el estado me paga el cine, el coche, la casa y hasta la cena si se tercia se acabó el problema. Pero, no nos convierte eso a todos en funcionarios? No es mejor poder elegir lo que quiero hacer, a que decida el Estado por mi?
Con mi dinero no, gracias. Bajen los impuestos y reduzcan el gasto. Que se apriete el cinturón la administración, que está fofa y con mucho colesterol. Ya decidiré yo en qué gastar mi dinero.